Río de Janeiro: Visita al Cristo Redentor de Corcovado


En mi anterior viaje había estado en varios países de Sudamérica como Perú, Bolivia, Argentina y Chile. Argentina fue mi preferido pero Brasil acaba de lanzar un hechizo sobre mi del que dudo que ningún día pueda liberarme.

Sus gentes -sobre todo sus gentes- su felicidad eterna, su aire sano, el baile, las playas, su amabilidad innata mezclada con su carácter latino, sus ganas de fiesta y fútbol, sus paisajes que te dejan sin aliento. Brasil es meravilhoso.

Llegamos al aeropuerto de Congonhas el Domingo 9 por la noche. Tras tanto follón consiguiendo carta de invitación al país, prueba de alojamiento por escrito, extracto bancario, plan de viaje por toda Sudamérica y billetes de salida en bus del país, no nos pidieron NADA de nada. El policía de la frontera escaneo el pasaporte y 3 segundos mas tarde entraba oficialmente en territorio brasileño.

Río de Janeiro es una ciudad inmensa y caótica de grandes contrastes, pero a mi me ha cautivado. Estuvimos alojados los 5 en un apartamento en segunda linea de Copacabana por unos 17 euros la noche por cabeza que merecieron la pena. El resto de gastos depende de uno mismo y dedicare un post a eso.

En contra de lo que aconsejan algunas guías sobre la peligrosidad, yo os aconsejo encarecidamente que utilicéis el bus para acceder a cualquier lugar de Río.

Decidimos visitar el Cristo Redentor del Corcovado pensando que la claridad del día iba a perdurar y podríamos tener una buena vista de la ciudad entera desde los pies del famoso monumento. Tomamos el bus 583 que nos llevo a Cosme Velho desde Copacabana en casi 30 minutos por 2,1 o Reais (menos de 1 Euro). Tenéis la opción del taxi para los mas desconfiados o de bolsillos holgados y también la de coger tours organizados en los que te muestran mas partes de la ciudad. Sin duda, la mejor opción es el bus y hacerlo por vuestra cuenta.


En Cosme Velho se toma el trenecito que te lleva al Corcovado pero os aconsejo que habléis con uno de los guías con furgoneta que os esperarán en los alrededores de la estación del tren. Por el mismo precio -36 Reais- os llevaran también al mirador de Santa Marta, una cima algo mas baja que el Corcovado que ofrece una vista diferente y muy bella. Nosotros hablamos con Thiago y le prometimos que iríamos con el después de comer algo por algún restaurante de los alrededores. Ya con las tripas llenas volvimos a por el y nos llevo a ambos sitios en una furgoneta para los 5.

Las vistas son majestuosas pero la niebla nos impidió ver nada desde o hacia el Cristo. Una pena pero tampoco el fin del mundo porque las de Santa Teresa son también preciosas.


Pasamos poco tiempo en la cima y tan sólo pudimos sacar un par de fotos cuando el viento se quiso llevar parte de la niebla por unos escasos segundos. Aun así, pasamos un gran día que vino, como siempre en Río de Janeiro, acompañado de una buena noche.

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