Viajando en tren de Madrid a París

El restaurante del trenhotel Elipsos que hace el recorrido Madrid-París.

Hace aproximadamente una semana vivía mi tercera experiencia en un tren nocturno y la primera en Europa.

Anteriormente había intentado conciliar el sueño -con el traqueteo del tren de fondo- en China e India, pero esta vez sería realizando el trayecto Madrid-Poitiers.

Para los románticos del tren aún existe la posibilidad de disfrutar de largos viajes en este medio por todo el Mundo. El trenhotel Elipsos de Renfe une las capitales de España y Francia en un trayecto que dura unas 15 horas.

Nosotros nos apeamos en Poitiers, tras algo más de 11 horas de trayecto.

Embarcamos en el Elipsos en Chamartín en el que sería nuestro inicio de un viaje de 3 días por la Francia atlántica, visitando La Rochelle y las islas de Ré, Oléron y Aix.

Nada más entrar, el personal nos atendió para darnos las llaves de nuestros compartimentos que habían sido reservados en el vagón de Gran Clase. Como su nombre indica, es la que mejor prestaciones tiene: cama individual (puede convertirse en doble en caso de ser ocupado por un matrimonio), baño con ducha, WC y kit de baño incluido, prensa, cena y desayuno a bordo del tren.

Las otras opciones son:

  • Butaca super-reclinable.
  • Cama turista: compartimentos con 4 camas (separados por sexos) con lavabo pero sin ninguna otra prestación.
  • Preferente: compartimentos con dos camas, lavabo en su interior, elementos de aseo personal y prensa. Desayuno incluido en trayecto Internacional.

Curiosamente, he comprobado los precios en la web y siempre Gran Clase tiene un precio inferior a Preferente, cosa que no entiendo muy bien.

Dejamos nuestras cosas en el compartimento y nos fuimos a charlar al vagón cafetería. Era una tarde espléndida en España y contemplamos los bosques y campos de la zona de Castilla y León. Vimos las imponentes murallas de Ávila, Valladolid y Burgos antes de que anocheciera y nuestra vista desde la ventana se redujera a unas cuantas luces aquí y allá.

Nuestra cena era para el turno de las 8 y los estómagos hambrientos se alegraron de no tener que esperar hasta las 10, cita para los del segundo turno.

La carta ofrece un primero, plato principal, postre, café y bebida. Todos los platos, de gran calidad, son cocinados al momento. En el trayecto de ida me decanté por un revuelto de gambas, seguido de unos sabrosísimos solomillos de cerdo y una densa tarta de chocolate. Todo regado con un poco de Rioja.

Iberia Express

A la vuelta probé los espárragos con ensalada, un filete de lubina con acompañamiento y fruta del tiempo. Después de varios días de buen comer en Francia, podéis comprobar como mi elección fue bastante más light que a la ida.

Ambas noches nos quedamos charlando en la mesa hasta pasada la medianoche y después desfilamos de uno en uno hacia nuestros compartimentos.

Dormir en un tren pendular siempre es un pequeño reto. La cosa se mueve un poco pero las camas son realmente cómodas y, aunque a la ida nos costó un poco más a todos conciliar el sueño, a la vuelta, estando rendidos, dormimos como bebés.

Es una gran forma de viajar si disponéis de tiempo, contemplando cómodamente los bellos paisajes de la campiña francesa y el Norte de España mientras dejas volar tus pensamientos libremente.

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