Bajo la mirada indiferente de las nubes, Carmelo, un pastor de un pueblo con nombre humano (Ramiro), pasea a sus ovejas con la escolta de sus fieles perros. Para mí, sin embargo, es una estampa admirable y que me hace perder la noción del tiempo. Como ya contaba Delibes, los paisajes y los cielos de Valladolid son infinitos los unos y elevados los otros, una golosina visual para los que viven enclaustrados en ciudades.
Ovejas como las de Carmelo representan no uno sino dos productos de la gastronomía de Valladolid, la carne y un derivado de la leche, como los que hacen artesanalmente en la cercana granja de queso de Cantagrullas.
La estampa de Carmelo es sólo una de las muchas que os podéis encontrar de viaje por Valladolid. En esta pequeña galería fotográfica de la provincia de Valladolid tenéis otras nueve estampas, otras nueve postales, que he seleccionado como resumen, escaso e incompleto, de lo mucho que puede dar de si una provincia.
Índice de contenidos
Arte
“La Capilla Sixtina del Arte Castellano”, en palabras de Eugenio D´Ors es la Capilla de los Benavente, en la Iglesia de Santa María de Medina de Rioseco. Dedicada a la Concepción de la Vírgen y que data del año 1544, está decorada con escenas del Génesis, del Juicio Final y planetas y virtudes en la bóveda (a la que corresponde la fotografía), con abundancia de figuras policromadas y un estilo manierista.
Cielo y Campo
El roto es un discreto acceso en la parte inferior de la muralla que rodea a Urueña. Esta puerta al infinito nos traslada de las estrechas callejuelas de la única Villa del Libro que existe en España a un mirador desde el que contemplar el campo y cielo de Valladolid. Si nos llevamos un buen libro y nos sentamos en un banco, corremos el riesgo de que por la atención de nuestra mirada compitan los paisajes de la literatura y los de la geografía.
Conquista
Por la Península Ibérica han pasado conquistadores de todas las nacionalidades y es a los que cruzaron los Pirineos desde la Península Itálica a los que está dedicado el Museo de las Villas Romanas. Una de sus joyas son los restos de la Villa Romana de Almenara-Purás, un yacimiento arqueológico auténtico en el que se aprecian las estructuras de sus patios, habitaciones y suelos de mosaico desde la comodidad de recorrerlos a través de una plataforma elevada.
Cultura
Un pueblo que es el destino soñado por cualquier amante de la literatura. En Urueña podemos encontrar liberías de viejo, de cuentos o especializadas en el cine a la par que se realizan proyecciones de películas o exhibiciones y actos culturales relacionados con el mundo de la letra impresa. A él, en su variante culta y en la popular, se dedica el centro e-Lea Miguel Delibes que también cuenta con exposiciones temporales y permanentes a lo largo de todo el año.
Experiencias
Quien dijo “Pan con pan, comida de tontos” no entendía que para la mayoría de los españoles el pan es un elemento indispensable en una buena comida. En Mayorga, en Tierra de Campos, el Museo del Pan ofrece no sólo historia y cultura de esta básico pero antiguo alimento sino también la posibilidad, como en la foto, de asistir a un taller de elaboración de pan. Y, si, el pan, el buen pan, se puede comer solo, y está riquísimo.
Gastronomía
No sólo de lechazos y otras carnes vive el hombre ni el vallisoletano. Del campo salen productos frescos y sanos como los de la huerta de la tranquila y pintoresca Casa Rural Campo y Lumbre, en Benafarces. Durante una cena allí es donde fotografié esta estupenda Ensalada Campo y Lumbre, uno de los platos que Luis nos ofreció para terminar un día de visitas recorriendo Tierra de Campos.
Historia
Por tercera vez recurro a Urueña para ilustrar la esencia de Valladolid. Esta vez la fotografía con que la represento es de su castillo a los pocos minutos de amanecer. El dramatismo del cielo, con las nubes que se dispersan como últimos retazos de la oscura noche, es también una metáfora de los tiempos de espada y sangre. El Castillo de Urueña, el de Peñafiel, el de Tiedra o el de La Mota son los gigantes de piedra que guardan en sus murallas la memoria de esa época.
Naturaleza
No, no me he equivocado al elegir la foto. Si os parece que una hilera de naves de aspecto industrial a la vera de un río poco tienen que ver con la Naturaleza, os daré la explicación necesaria para entenderlo. Lo que veis es el Canal de Castilla, concretamente la dársena de Medina de Rioseco. Desde el Centro de Recepción de Viajeros, allí ubicado, se organizan excursiones en barco y piragua por el curso fluvial y los caminos paralelos al mismo son tranquilos senderos para el paseo. Lo que fue una colosal vía de comunicación ha convertido, con el uso y sobre todo el desuso, su ribera en un hábitat donde prospera la flora y la fauna que se cobija, vive, anida o caza en ellas.
Religión
Castilla es tierra de castillos pero también de iglesias. Las hay de todo tipo, pequeñas joyas que uno se encuentra por sorpresa, como la de Curiel de Duero, colosales obras que uno otea en el horizonte, como el Real Monasterio de Santa María de la Santa Espina, o torres que asoman entre los tejados de Medina de Rioseco, como la de Santa María.
No ha sido fácil elegir las imagenes que sinteticen el caudal de emociones que le espera al que visita por primera vez ese rincón del interior de España.
Viajando casi de una punta a la otra de la provincia, a lo largo de cinco días compartí (en Twitter/Instagram con el hashtag #TurValladolid) mis continuos descubrimientos de un legado de historia memorable, experiencias en la naturaleza, gastronomía apta para todos los paladares y campos que una mirada no puede abarcar.
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Cualquiera de estas fotografías reúne al menos un aspecto de lo que me he encontrado recorriendo la provincia de Valladolid. Sin embargo, como en las buenas colecciones, esas diez postales adquieren mayor valor cuando se ponen juntas, una tras otra. Es entonces cuando realmente se multiplican las sorpresas y las razones para visitar Valladolid.