Tú y yo, como viajeros, hemos sufrido con más o menos paciencia retrasos y cancelaciones de vuelos, turbulencias a miles de metros de altitud, la estrechez de la clase turista o recorridos eternos desde la pista de aterrizaje a la puerta desde donde se desembarca. Pero como todo tiene dos caras, hay un tipo de trabajadores que lidian con todo lo anterior desde otro punto de vista: los y las auxiliares de vuelo. Y con cosas más molestas.
Los auxiliares de vuelo (llamadme clásico pero a mí ese término tan correcto me parece mucho más estéril que “azafata” o “azafato”) se ven rodeados cada pocas horas de personas con todo tipo de actitudes antes, durante y después de volar. Naturalmente, la estadística es implacable, algunas de esas personas no van a saber comportarse y harán cosas que son incómodas, molestas o incluso peligrosas para el avión y el resto de pasajeros.
Bueno, no nos pongamos dramáticos, ¿de qué tipo de actitudes estamos hablando? Hace unos días recibíamos en en el correo de Viajablog una Nota de Prensa (si, lectores y lectoras, yo me las leo casi todas) del buscador de vuelos Jetcost en el que indicaban las 10 cosas que más molestan a los auxiliares de vuelo en un avión.
Repasa esta lista porque estoy seguro de que al menos has, hemos, caído en alguna de ellas.
Índice de contenidos
- Burlas con las medidas de seguridad
- Ocupar todo el espacio para equipaje
- Estorbar la circulación por los pasillos
- Utilizar dispositivos cuando no deben
- Levantarse del asiento antes de finalizar el vuelo
- Encender el móvil antes de tiempo
- El uso excesivo del timbre de azafata
- Ir al baño o levantarse cuando no se puede
- Usar el avión como basurero
- Intentar aventuras insólitas
Burlas con las medidas de seguridad
Es cierto que si al avión le pasa algo, yo soy de los que prefieren tener un paracaídas a un chaleco salvavidas. Pero las normas de seguridad hay que explicarlas tanto al pasajero que vuela por primera vez como a los que aún recordamos cuando los aviones sólo eran de hélice. Vale, es una exageración, (no recuerdo cuando llegaron los aviones a reacción porque siempre los he conocido así) pero con cada vez más rutas abiertas y precios más populares de los billetes, más y más gente vuela con más frecuencia.
Y cada vez más gente se aburre ante las explicaciones de seguridad. Sólo son validas dos actitudes, o prestas atención o te dedicas a otra cosa. Pero no a imitar los movimientos de la explicación o hacerles burla. A ellos probablemente les haga menos gracia que a ti pero bromas con esto, las justas. Excepción nada obvia: algunos divertidos vídeos de seguridad a bordo.
Ocupar todo el espacio para equipaje
Cuando escribo esto, en algún punto del cielo entre OVD y BCN, tengo una pequeña mochila bajo el asiento delantero. No quedaba ni un resquicio en los compartimentos superiores para guardarla porque la aerolínea con la que vuelo no da collejas a quien sube a bordo con más de un bulto, cosa que si hacen otras. Y como mi asiento está en la fila 8, me ha tocado embarcar de los últimos, cuando más de un centenar de pasajeros cargando con más de una maleta ya se ha apropiado del espacio correspondiente, por muy ilegitimo que sea.
Así que los auxiliares tienen que dedicarse a recorrer el avión pasillo arriba y pasillo abajo jugando al Tetris con el equipaje de mano en los compartimentos para el mismo. No les hace gracia. A mí tampoco, si no es una compra de última hora en el Duty Free.
Estorbar la circulación por los pasillos
Aquí levanto la mano como un alumno aplicado y proclamo que yo eso no lo hago. Vale, sobre todo porque el 99% de las ocasiones consigo un asiento de ventanilla. Pero cuando me ha tocado el del pasillo tengo muy en cuenta que es un espacio por el que se desplazan otros pasajeros, el personal del avión y los carritos con bebida, comida y regalos.
A ninguno de los tres les hace gracia encontrarse piernas en su camino o brazos que de repente se desperezan casi en la cara de alguno. Como cuando uno cruza la carretera, mira hacia los lados pertinentes antes de hacer movimientos bruscos y no entorpezcas las zonas de paso.
Utilizar dispositivos cuando no deben
“Pero si mi móvil está en modo vuelo…”, “No, aquí lo dice…apagados…”, me respondió la azafata de Aer Lingus mientras señalaba la página correspondiente en la revista de la aerolínea. Y, claro, para no discutir apagué el móvil.
Eso me pasó hace años en un DUB-MAD con mi Nokia 5310 y me planteó la duda sobre la utilidad del “modo vuelo” de los móviles. El hecho de que algunas aerolíneas lo permitieran y otras no, tampoco ayudaba. ¿Os imagináis que en una Comunidad Autónoma esté prohibido fumar en las gasolineras y en la de al lado se permita? El mismo absurdo.
Hace unos meses me preguntaba en un artículo si realmente es peligroso usar el móvil a bordo de un avión. Poco tiempo después, la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos autorizaba su uso con ciertas restricciones y su equivalente europeo pronto siguió su ejemplo.
Pero tanto entonces, con mi Nokia, como ahora, con mi Samsung, hay pasajeros que usan los aparatos electrónicos cuando no deben o como no deben. Veo que entonces les toca el turno a los auxiliares de vuelo recordarles las normas (y entonces me viene a la memoria mi propio caso) y ocasionalmente aguantar respuestas como si el aludido fuera ingeniero de telecomunicaciones. Yo creo que fui bastante educado, que conste.
Levantarse del asiento antes de finalizar el vuelo
Salvo que tengas que subirte ipso facto a otro avión o viajes sin equipaje facturado pero con prisa, pocas cosas son más absurdas que la carrera por bloquear el pasillo creando una larga línea inmóvil. Los demás también hemos estado en el mismo vuelo y tenemos las mismas, o más, ganas de salir, pero no lo hacemos hasta que nos llega el turno.
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Encender el móvil antes de tiempo
Incluso a mí, que me dedico a escribir sobre viajes y contarlo en redes sociales, me parece una exageración el afán por decir que ya se ha aterrizado cuando aún no se ha desembarcado. Da igual que sea un vuelo de una hora desde Asturias a Madrid que tres o cuatro horas para llegar a la otra punta de Europa.
Salvo que sea una verdadera urgencia (vamos, un cirujano que llega para una operación y al paciente se le acaba el tiempo), cinco minutos más no van a suponer ninguna diferencia. Si, eso también va por los que invierten en Bolsa y están pendientes de vender y comprar valores.
El uso excesivo del timbre de azafata
Si, ese botón que suele estar situado junto con el de la luz sobre nuestras cabezas. Y que a veces apretamos por error. Pero también hay quien lo hace para pedir que cambien la temperatura interior del avión o que les traigan una bebida cuando acaban de despegar o están a punto de aterrizar.
Ir al baño o levantarse cuando no se puede
Yo he visto a gente levantarse para ir al baño mientras los motores del avión apenas acaban de reducir su potencia tras aterrizar. También he estado en algún vuelo en el que ha sonado el click de un cinturón de seguridad que se desabrocha porque un pasajero “necesita” algo del compartimento superior…cuando por los altavoces el comandante dice aquello de “Tripulación preparada, entrando en pista para despegue, buen vuelo”.
Usar el avión como basurero
Una de las medidas para intentar minimizar el coste de operar un avión es que esté en el aire el máximo tiempo posible. Por ello los tiempos entre que aterriza y despega son cada vez más cortos y eso obliga a que el personal de la aerolínea tenga escasos minutos para su limpieza interior.
Encontrarse, pese a que se pasa varias veces con carritos donde tirar la basura, con envoltorios tirados en el suelo o chicles pegados a los asientos es, para un auxiliar de vuelo o para cualquiera, simplemente asqueroso.
Intentar aventuras insólitas
Si, amiguitos y amiguitas mayores de edad, hablamos de sexo en un avión. La expresión “Mile High Club” hace referencia a un teórico club al que se unen quienes han sucumbido al morbo de estar encerrado en su lavabo practicando cualquiera de las limitadas posiciones que se pueden disfrutar en un entorno tan estrecho. O, si el vuelo es nocturno y hay pocos pasajeros, asientos reclinados y unas mantas pueden evitar miradas inoportunas.
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He de suponer (porque a mí nunca me ha tocado vivir una situación así) que si uno es discreto en sus movimientos y sonidos y respetuoso en caso de ser descubierto, no debería haber mayores repercusiones. Pero que nadie entienda que lo estoy aconsejando, o buscando alguien con quien unirme al club.