Los peregrinos que realizan el Camino de Santiago, un viaje tanto o más interior que exterior, pueden llegar a su meta también desde nuestro vecino en la Península Ibérica. El Camino Portugués salva los 600 km que separan Lisboa de Santiago de Compostela y tiene en Pontevedra una de las paradas de importancia más cercanas a la ciudad donde reposa el Apóstol Santiago.
Cuando los viajeros llegan de noche a la ciudad se encuentran con una moderna peculiaridad de la centenaria ciudad medieval: en el casco antiguo las estrellas que iluminan el Camino se ubican no en el cielo sino en el suelo. A lo largo de centenares de metros de las calles brotan puntos de luz que señalan, incluso en estos tiempos de GPS, el Camino, con “c” mayúscula.
Ese es uno de los contrastes que podemos encontrar cuando damos un paseo por Pontevedra, histórica y moderna a la vez. Incluso en esa modernidad ha participado creando tendencias, como en el caso de uno de los elementos arquitectónicos que vemos en muchos de sus edificios, las galerías.
Típicas del frío norte de España, las galerías son balcones cerrados y acristalados. Permiten por una parte aumentar la cantidad de luz natural que entra en una casa y por otra, al crear un espacio aislado, alejar humedad y frío de la estancia interior.
Aunque las ciudades de Coruña y Ferrol son las que se disputan el título de cuna de esta innovación, en Pontevedra muchas de sus casas más antiguas están dotadas de galerías de madera. Trasteros de casas de marineros, donde se secaba el pescado y se guardaban sus artes, son hoy balcones desde los que ver la vida pasar sin someterse al frío exterior.
Y cuando los rigores del frío le ponían enfermo, el pontevedrés que buscaba curarse acababa yendo a ver a un loro.
Fue en 1891 cuando el animal llegó, como regalo de un amigo, a la botica del popular y culto farmaceútico D. Perfecto Feijoo. Muy pronto el loro demostró su peculiar don de gentes participando en auténticas conversaciones y gastando bromas a diestro y siniestro. En ocasiones a su dueño le avisaba de que entraba gente, este acudía desde la trastienda y se encontraba con el local vacío y el animal exclamando “¡Engañéiche!” ((“¡Te engañé!”).
Aunque llegó sin nombre, sus burlas constantes y la auténtica revolución que causaba entre los que iban a la farmacia llevó a los pocos meses a su bautizo formal. Del apellido de un anarquista que usaba la dinamita como arma política, y que acabó ajusticiado, surgió su nombre, el Loro Ravachol.
Las bromas y chanzas continuaron durante décadas y con ello se acrecentó la fama del animal. Pero este falleció inesperadamente a comienzos de 1913 y el dolor de la ciudadanía recorrió toda Galicia, hasta el punto de que se le organizó un fastuoso y popular funeral el Miércoles de Ceniza.
Cuando en 1985 un grupo de personas decidieron recrear aquel funeral, no sabían que inauguraban una nueva tradición. En Pontevedra, como homenaje final al plumífero humorista, ya no se cierra el Carnaval con el Entierro de la Sardina, sino con el Entierro del Loro Ravachol.
Hoy el Loro Ravachol se pasa todo el año, en forma de estatua, junto al lugar donde estaba la botica, a pocos metros de otro icono de Pontevedra, la Iglesia de la Virgen Peregrina.
Terminada de construir casi con el final del siglo XVIII, esta iglesia tiene una peculiaridad y un valor religioso significativos. La planta del edificio tiene forma de concha de vieira, símbolo por antonomasia del peregrino que hace el Camino de Santiago. Además guarda en su interior la imagen de la Vírgen Peregrina, patrona de la provincia y del Camino Portugués. Antes de entrar a verla, no olvidemos mirar hacia la derecha de la puerta, donde nos encontraremos, anclada en la pared, una ostra de gran tamaño donada por el contraalmirante Casto Méndez Núñez.
Si el vigués, pero fallecido en Pontevedra, Casto Méndez Núñez, representa en su biografía lo más honorable del mar, en el pontevedrés Benito Soto encontramos, como dice el escritor Arturo Pérez-Reverte, un pirata de los de antaño, saqueadores y asesinos. Y con casa, la de las Campanas, y leyenda en Pontevedra.
Tener como lema “Los muertos no hablan” ya dice mucho del carácter de un personaje que se dedicó a saquear barcos, dejando un sangriento rastro desde Sudamérica hasta España. En sus 25 años de vida, Benito Soto Aboal fue responsable del abordaje de no menos de 10 embarcaciones mercantes y el asesinato de 75 tripulantes y pasajeros, delitos por los que fue ahorcado en Gibraltar en 1830.
Uno de los edificios civiles más antiguos de Pontevedra es la Casa das Campás o Casa de las Campanas, en la calle Don Filiberto, construida a principios del siglo XVI y que hoy alberga al vicerrectorado de la Universidad. Las campanas a las que hace referencia su sobrenombre son las de la parroquia de San Bartolomé o Vello, cuya iglesia curiosamente carecía de campanario por lo que un carillón en este edificio llamó a los fieles durante varias décadas hasta que se corrigió la anómala situación construyendo un campanario.
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Aunque en el siglo XIX se dijo que esa casa la compró el pirata con parte de su fortuna y en ella escondió un tesoro, durante las obras para acometer sucesivas rehabilitaciones nunca se ha encontrado ni rastro del mismo.
Pero no sólo de rumores y del pasado vive la Villa. Si el siglo XVI fue a la vez el mismo de su apogeo económico y de su declive marítimo, la capital de la provincia homónima está muy bien situada en el siglo XXI: terminó el año 2014 siendo la única ciudad de nuestro continente que obtenía el Premio Internacional de Dubai, el reconocimiento a ser la mejor ciudad para vivir en Europa.
Si conseguimos ignorar las terriblemente feas lámparas que lo adornan, una escapada a Pontevedra y un paseo por su casco viejo nos permite en pocas horas recorrer una villa marinera llena de rincones medievales. Y de historias sobre Colón, Valle-Inclán, piratas y loros.
Oficina de Turismo Municipal
Casa da Luz, Praza da Verdura s/n
36002 – Pontevedra
Teléfono: 986090890
Email: info(arroba)visit-pontevedra.com
Esta es la página web oficial de Turismo de Pontevedra.
¿Chubasquero o gafas de sol? Esta es la previsión del tiempo en Pontevedra.
Muchas gracias a Turgalicia por la ayuda prestada durante este viaje.
Muchas gracias por tu comentario, Luis. A mí Pontevedra me resultó una agradable sorpresa y recomienda encarecidamente que se la incluya en cualquier visita a Galicia.
Avistu
Muy buen reportaje Avistu, felicidades. Sí, habiendo visitado Pontevedra siguiendo consejos de guías turísticas, nos pareció que Pontevedra es la ciudad más bonita de Galicia y una de las más bonitas de España. Gran casco antiguo, casas nobles y pazos con escudos de armas, iglesias, plazas medievales encantadoras, paseo marítimo fluvial muy bonito, parques, centro ciudad peatonal. Parece que le han concedido en los dos últimos años varios premios internacionales por su urbanismo en Bruselas, Dubai, Nueva York y Hong Kong.
Pontevedra es sin duda la ciudad más bonita de Galicia y de las más bonitas que he visto en España. Enhorabuena por el reportaje.
Pontevedra es una pequeña ciudad de Galicia, cómoda para visitar y con muchos rincones llenos de historia y de encanto. No cabe duda de que todo el que no la conozca debe saber que es merecedora de, al menos, una parada.
Saludos desde SienteGalicia, esperamos que vuelvas pronto a hacernos una visita :)
muy bueno
Ciudad totalmente recomendable, pequeñita y con unos rincones que te emocionan, y además se come muy bien.
Desde luego, Jorge, aunque no siempre se tiene esa posibilidad :) Aunque un buen guía la puede suplir, si además dejamos tiempo para descubrirla un rato a nuestro ritmo.
Saludos,
Avistu
Pontevedra es una ciudad muy interesante ahora mejor ir acompañado de un nativo xD Te ayuda a conocer mejor la ciudad y en este caso, es muy importante por todo lo que oculta a simple vista.