A orillas del lago Tana, la fuente de agua dulce más grande del país, existe una ciudad que se encuentra en el top de la lista de lugares vacacionales para los etíopes: Bahir Dar.
Al no tener salida al mar desde la independencia de Eritrea (en 1993), los etíopes que se lo pueden permitir, pasan sus vacaciones en pueblos y ciudades que se encuentran a orillas de los lagos. Es el caso de Awassa en el sur y Bahir Dar en el norte.
Además, el atractivo de Bahir Dar va más allá de la atmósfera relajada que se respira en sus avenidas con palmeras, ya que son muchos siglos de historia y leyenda los que se acumulan en las islas del lago Tana y alrededores.
¿Cómo llegar?
La mayoría de viajeros llegarán procedentes de Addis Abeba, unos 450 kilómetros al sur de Bahir. Podéis volar por un precio bastante asequible si habéis llegado a Etiopía con Ethiopian Airlines, ya que disfrutaréis de un descuento del 50% en todos los billetes de vuelos internos.
Si preferís no volar tenéis la opción de ir en autobús. Las compañías más fiables, Selam Bus y Sky Bus, tienen servicios diarios que parten de Addis sobre las 5.30 am. El precio ronda los 340 birr y cubren el trayecto en unas 10-11 horas.
Si prefieres ahorrarte unos birrs, puedes tomar los autobuses públicos que salen de Mercato. Cuestan la mitad que los de las compañías nombradas pero se llenan hasta los topes, no te dan agua ni snacks y tardan entre 2 y 3 horas más. Además son menos fiables en el tema de averías.
Impresiones de la ciudad
Viniendo de Addis, Bahir te impacta nada más llegar. Es cierto que en sus calles también encontrarás mucha gente moviéndose de aquí a allá, coches, taxis y tuktuks, pero todo en un ambiente bastante más relajado.
La gente es muy amigable y no es raro que te saluden a la puerta de bares, hoteles y restaurantes. Si se te ocurre entrar en alguna tienda de la zona comercial de la ciudad más alejada del centro, casi que te hacen la ola.
No hay demasiados turistas extranjeros y los ocupantes de los buenos hoteles que jalonan la avenida cercana al lago suelen ser etíopes de elevado poder adquisitivo. Sin embargo, debo reconocer que sí que vimos vehículos de organismos humanitarios internacionales en los aparcamientos de los hoteles más caros de Bahir. Es algo que me repatea y no entenderé nunca.
El clima es más soportable, durante la estación seca, que en otros puntos del norte del país. La temperatura es agradable a partir de media tarde, aunque durante el día es mejor evitar estar bajo el inclemente sol.
Qué hacer en Bahir Dar
La mayoría de etíopes vienen a Bahir Dar a relajarse y disfrutar de las vacaciones. Para ello hay una gran oferta de bares, restaurantes y centros sociales donde podrán comer, beber y bailar hasta altas horas de la madrugada. Hacer ese tipo de ruta como extranjero te enriquecerá culturalmente y lo pasarás en grande.
Sin embargo, los faranjis (como llaman los etíopes a los blancos) – y algunos etíopes que no conocen la zona y son más inquietos – tienen muchas cosas más por ver en Bahir y alrededores.
Una de las actividades que más rendimientos da a los tour operadores locales es la visita a las iglesias centenarias de las islas del mítico lago Tana. Se realizan en pequeñas embarcaciones a motor que salen a las 8 de la mañana y regresan sobre las 3 ó 4 de la tarde.
La excursión te lleva a unas cuatro o cinco islas para visitar iglesias ortodoxas levantadas en madera y barro hace siglos. La belleza natural del lago, y la flora y fauna que encontrarás, es un plus nada desdeñable.
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El precio, si vas en un grupo grande o te acoplas a uno, suele rondar los 250-400 Birr. Si prefieres no pagarlo, siempre puedes ir por tu cuenta a la península de Zege, situada a una hora y cuarto en autobús público. Aquí encontrarás los últimos restos de bosque africano autóctono de la zona en tu camino hacia una de las antiguas iglesias que pueblan la zona. La más famosa es Ura Kidane Mihret, construida en el siglo XVI y a la que se puede acceder mediante un paseo placentero entre el bosque y el lago Tana.
Otra alternativa consiste en salir de la ciudad a pie por la carretera que lleva a Gondar y, justo antes del puente sobre el Nilo Azul, meterse por uno de los caminos rurales hacia Debre Maryam. Data del siglo XIV y se encuentra en una pequeña isla que puedes alcanzar subiéndote a uno de los tangkwas (embarcaciones ligeras hechas con tallos de la planta papyrus) que usan los pescadores etíopes.
También puedes acercarte a ver el nacimiento del Nilo Azul en Tis Abay. Hay autobuses públicos que te llevan en hora y media hasta el pueblo. Después debes ingresar en el parque y realizar una caminata hasta las cascadas del Nilo Azul. Eran muy espectaculares antes de que construyeran la presa que se encuentra algo más arriba, pero sigue mereciendo la pena tras la temporada de lluvias y cuando abren las compuertas. Además, si coincide con día de mercado en Tis Abay (sábados), verás gentes que vienen del interior, descalzos, con su ganado, para comerciar. Es un evento cultural que no te puedes perder.
La opción más sedentaria es, simplemente, sentarte en alguna de las terrazas que miran al lago y disfrutar de una cerveza mientras el atardecer cae sobre el Tana. Estarás rodeado de etíopes y es el lugar perfecto para entablar conversación con ellos.
Una de las ciudades más agradables de Etiopía y un buen lugar para disfrutar de historia, cultura y naturaleza.
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