Cuando regresé hace 5 años a España, tras más de 9 viviendo fuera, pensé que lo hacía solo por un tiempo. Acostumbrando a una vida en el extranjero, trabajando en un ambiente internacional y multicultural, y tras haber llevado a cabo tres viajes de larga duración con la mochila a cuestas, se me hacía un mundo pensar en volver a vivir en un país al que amo por muchas cosas y detesto por algunas otras.
Si además tenemos en cuenta que regresaba a mi ciudad natal, Alicante, la cosa se complicaba aún más. A pesar de ser una capital de provincia, Alicante no es precisamente el lugar de España con mejor oferta de ocio y de tener una vida distinta. Sin embargo, la maravillosa Terreta (como le llamamos cariñosamente los locales) tiene algo que te atrapa.
Una de las cosas que hace a Alicante un lugar especial – aunque la más importante siguen siendo los amigos y la familia – es su calidad de vida. Más de 300 días de sol al año tienen la culpa de que las playas alicantinas sean uno de sus principales atractivos turísticos.
Algunas de las mejores se hallan a tan sólo unos kilómetros del centro de la ciudad, a tiro de bicicleta.
Así fue como recorrí los 16 km que separan mi casa de la playa del Carabassí, en Arenales del Sol, que forma parte del término municipal de la vecina Elche.
Playas de Arenales del Sol y El Carabassí
Cómo llegar
Desde Alicante, puedes llegar a estas playas tomando la Avenida de Elche y girando a la izquierda – dirección Santa Pola – más o menos a la altura del fiasco – y otra muestra de corrupción política en la Comunidad Valenciana – de la Ciudad de La Luz.
Al poco, volverás a girar a la izquierda hacia las playas de Urbanova, el Altet, Arenales del Sol y, un poco más allá, Santa Pola.
En bicicleta puedes seguir el mismo recorrido, pero pedalea con cuidado porque sólo tendrás carril bici en los primeros dos kilómetros y los conductores suelen exceder el límite de velocidad – 50 km/h – por la existencia de dos carriles, en cada sentido, en la Avenida de Elche.
Playa de El Carabassí
Tras unos 45 km pedaleando, llegué a la playa de El Carabassí, ubicada a 16 km del centro de Alicante y justo contigua a la de Arenales del Sol.
Al contrario que la de Arenales, esta playa no tiene edificios detrás, ni paseo marítimo. Está situada justo bajo la pequeña peña rocosa del mismo nombre y posee un bello sistema de dunas arenosas.
Llegué al aparcamiento y me gustó ver que apenas había 3 coches aparcados. Es lo que más me gusta de lo que hago: tener la flexibilidad de poder ir a los sitios entre semana, cuando la gente está trabajando y los espacios naturales los tienes a tu merced.
Para llegar a la arena, tuve que hacerlo pasando por un sistema de rampas de madera construidas intentando interferir lo mínimo posible con este bello ecosistema.
Al llegar a la playa, dejé la bici atada a un poste de madera y busqué un lugar donde colocar la toalla.
Pincha aquí para hacer tu reserva.
La playa de El Carabassí es nudista. Entre sus dunas, la gente busca su lugar íntimo y broncea sus cuerpos al sol en un entorno natural envidiable.
Las dunas están pobladas por pequeños reptiles que se esconden entre los arbustos y algunos pinos mediterráneos se erigen a unas decenas de metros de la orilla.
La arena es dorada y es de esas playas en las que cuando te metes al agua, tarda un poco en cubrir por encima de las rodillas, con un lecho marino que posee algunas rocas con algo de vida marina. Llevarte unas gafas de bucear no estaría de más. A mí se me olvidaron el otro día.
A pesar de no ser una playa extremadamente ancha, sí que es muy larga y se junta con las de Santa Pola y Arenales del Sol.
Clot de Galvany
Colindante con la playa de El Carabassí, existe un paraje costero de gran valor medio ambiental e ideal para dar un paseo o, como hice yo, recorrerlo con la bicicleta. También tiene una zona de merendero, aprovechada por muchos domingueros para pasar un día en el campo a unos metros del mar.
Este humedal, integrado en el conjunto de charcas de la partida ilicitana de Balsares y conectado con los pinares y dunas de El Carabassí, sirve de hogar para especies amenazadas como el porrón pardo, la cerceta pardilla y la malvasía cabeciblanca.
Caminando por sus senderos encontrarás charcas, pinos carrascos, encinas, olivos y multitud de arbustos aromáticos, como tomillo, cantueso, lavanda y romero.
Entre sus lomas – que no llegan a ser muy altas, pero le dan al paisaje un claro perfil ondulado – aún puedes encontrar un par de búnkers de la Guerra Civil y los campos de cultivo que antiguamente trabajaban agricultores de la zona.
Un lugar perfecto para pasar el día.
Parapente
Si quieres disfrutar de todo esto desde el aire, puedes practicar el parapente en la zona del cercano faro de Santa Pola. Hay varias empresas que comercializan los vuelos y también ofertan cursos.
Yo lo probé hace unos meses y es una experiencia que os recomiendo.
Todos los días, los cielos de la playa de El Carabassí se alegran con el colorido de las cometas de los parapentistas. Aunque no te animes a probarlo, es un espectáculo del que disfrutarás desde la arena.