Viajar te regala momentos inolvidables de muchos tipos. Te enamoras, haces nuevas amistades, descubres paisajes espectaculares, sufres accidentes o robos… E incluso te vistes con un poncho y un sombrero de vaquero, agarras una pistola y te conviertes en el Clint Eastwood de El bueno, el feo y el malo. Así de sencillo.
El duelo más famoso de Clint Eastwood ocurrió en la provincia de Burgos. Y muy poca gente lo sabe.
Cuando se menciona al director italiano de cine Sergio Leone y sus clásicos westerns de los años 60, a la mayoría de la gente le vienen a la mente imágenes de los paisajes desérticos de Almería. Es cierto que allí, cerca del desierto de Tabernas, se rodaron muchas escenas de estas películas conocidas como spaghetti westerns. Sin embargo, la película El bueno, el feo y el malo fue rodada en Burgos.
El culpable de ello fue el director de producción español que trabajaba para Leone, José Antonio Pérez Giner.
Para esta película, Leone necesitaba paisajes más verdes que los almerienses ya que una de las escenas incluía la batalla por un puente sobre un río, y cerca del desierto de Tabernas los ríos eran menos comunes que los imberbes en una comunidad hípster.
Cuando, en 1966, José Antonio le enseñó al director italiano la zona de sabinares agrestes, paredes calizas y verdes valles que se extiende por gran parte de la comarca burgalesa situada entre Salas de los Infantes y Covarrubias, éste quedó prendado. Ese verano no sería olvidado por las miles de personas de la zona que acabarían participando en la película.
Aprovechando un viaje que acabamos de realizar por los pueblos de Lerma, Covarrubias y Santo Domingo de Silos, nos acercamos al escenario más importante de El bueno, el feo y el malo, la mítica Sad Hill.
Sad Hill
Sad Hill. Colina Triste, o como algunos de los lugareños de Santo Domingo de Silos y Contreras lo pronuncian: San Gil. Da igual, el caso es entenderse.
Son pocas las zonas de España que pueden presumir de tener en sus tierras la localización más importante de una peli de culto. Porque, amigos, os guste o no, el tiempo ha catalogado así a El bueno, el feo y el malo. A mí, personalmente, me encanta. Son las cosas que ocurren cuando te crías con un padre enamorado de los westerns.
El Valle de Mirandilla, uno de los más bellos y solitarios de la provincia de Burgos, se convirtió en Sad Hill.
En la escena cumbre de la película, Clint Eastwood (el bueno), Eli Wallach (el feo) y Lee Van Cleef (el malo) llegan a un cementerio de guerra (la película está ambientada en los años de la Guerra de Secesión norteamericana) y se disputan, en un duelo a tres, los 200.000 dólares del botín que están buscando y se encuentra enterrado en una tumba. Esos 20 minutos espectaculares se vieron mejorados por la magnífica banda sonora del crack Ennio Morricone.
Como no quiero ser un spoiler de una de mis películas favoritas de todos los tiempos, no pienso deciros lo que pasa en ese duelo.
El set aún es visible a día de hoy.
Tras tomar algunas fotos desde la ladera que desciende al valle desde Santo Domingo de Silos, llegamos a Sad Hill. Allí nos esperaba el gran Sergio, uno de los integrantes de la Asociación Cultural Sad Hill. Estaba claro: no podía llamarse de otra manera.
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No quise preguntarle si su apellido era Leone porque no se hacen bromas a una persona que acabas de conocer y viste un poncho raído, un sombrero de vaquero desgastado y porta en su mano derecha un revólver Colt 45. Quizás aquí no aprecien el humor mediterráneo y aún soy joven para morir.
Sergio fue nuestro pistolero guía en Sad Hill.
El lugar es un cementerio que fue construido en 3 días por 250 soldados del ejército español. Las tumbas se disponen en un sistema radial de círculos concéntricos. En el momento del rodaje había unas 5.000, aunque en la actualidad me parecieron menos (no os fiéis mucho de mi vista de lince).
Sergio nos explicaba cómo habían tenido que limpiar toda la zona de la densa vegetación que la poblaba, para después traer arena y disponerla, usando moldes rectangulares, en forma de tumba.
Tras pasear entre las cruces, llegábamos a la explanada empedrada donde tiene lugar el duelo final.
Allí, Sergio se ayudaba de unos fotogramas de la peli que había traído impresos para mostrarnos las similitudes y diferencias entre el rodaje en 1966 y la actualidad. Quitando el hecho de que ahora la aridez se había convertido en hierba y arbustos, todo lo demás estaba igual. Una delicia para cualquier friki de la película.
La tumba que contenía el botín sigue allí, con el nombre del soldado muerto. Y no, tampoco lo pienso desvelar. También está allí la tumba del soldado desconocido – junto con la del botín, las dos únicas que se cavaron como tumbas reales – y el árbol del ahorcado que aparece en el film.
El resto de cruces muestran nombres de lo más variopinto. La “culpa” de esto la tiene la Asociación Cultural Sad Hill que ofrece el privilegio de apadrinar una tumba por 15 euros y elegir el nombre que se pone en la cruz. Puede sonar algo estrambótico, pero lo cierto es que lo estoy pensando. El Sevilla, cantante de Los Mojinos Escozíos, no se lo pensó y apadrinó una cuando estuvo aquí en el pasado mes de marzo. Por cierto, nos contó Sergio que el tipo es aún más crack y simpático de lo que parece en la tele y se prestó para disfrazarse de los tres protagonistas de la película.
Yo también me disfracé. No iba a ser menos que el Sevilla y que mi compañero José Pablo, de A tomar por mundo.
Por un momento, aunque físicamente podría hacer el papel – sin pestañear – del feo, me sentí Clint Eastwood. Fui el bueno. Aunque sólo fuera por una vez.
Mientras mis compañeros me sacaban las fotos de rigor, me pareció oír una melodía silbada que se expandía por el valle. 200.000 dólares sigue siendo mucho dinero… Mi cabeza urdió un plan: esperaría a que se marcharan todos y cavaría en la tumba de . Si alguien me lo intentaba impedir, se las vería con mi Colt 45.
Información adicional
Hay otros puntos de rodaje que también son visitables: la misión de San Antonio (ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza, Hortigüela), el campo de concentración de Betterville (Carazo) y la batalla del Puente de Langstone (valle de Arlanza, Hortigüela).
Se pueden visitar siguiendo un bello sendero natural, a pie o en bicicleta.
Para más información sobre estas rutas, podéis consultar el blog Rutas de El bueno, el feo y el malo.
oh, das ist ja schön, dass ich dich so inspieren konnte.Klasse, dass die kleinen Nester auch ohne Stanzer zu werkeln sind.Ganz toll, wie du das so schön erklärt hast.liebe FrrlŸ¼ingsgÃüÃhe Regina
Pues sí que fue un sitio, guapo, la verdad! :)
Oye pero qué bien os lo pasáis, os leo y me iría para allá en salir de la oficina!
Yo intento descojonarme también, cada mañana cuando me miro al espejo
Gran crónica Davizón. Me he descojonado al ver el pie de foto de tu retrato con el poncho.
Abrazote!
Gracias, ¡Víctor! E igualmente, ¡un placer conocerte! A ver si nos vemos en otro viaje… ¡Abrazo!
¡Qué gran post! Una pasada conocer este curioso lugar con vosotros, y un placer haberte conocido David, espero que coincidamos pronto en otro viaje :)
¡Un abrazo!