Cartagena de Indias es famosa por sus muchos, bellos y bien conservados vestigios de la época colonial, su clima romántico y su situación a orillas del Caribe, pero, como casi toda ciudad colombiana que se precie, también existe una gran vida nocturna donde poder dejarte llevar a ritmo de salsa hasta que los pies te dejen.
El meollo del tema nocturno está situado a pocos metros de donde se encontaba nuestro hostal: en el corazón del barrio de Getsemaní.
Aunque puedes tomarte las primeras copas en los bares y discos -cuidado que la mayoría de los flyers que te dan de los pubs de esta zona son en realidad lap dance donde te clavarán por la bebida en cuanto consumas la primera que venía con la promoción- del centro histórico, para continuar una buena marcha es mejor pasarse por la calle de bares que hay en Getsemaní y conocida -como no, estando en Colombia– como la Zona Rosa.
Bueno, también hay un buen par de sitios en la zona vieja y muchas terrazas muy animadas para aquellos que quieran apostar por una noche de charla más tranquila y unas buenas birras o cócteles.
Pero quien quiera darlo todo tiene que morir en la Zona Rosa. La joya de la corona es un bar-restaurante que se convierte en el pub más petado cada noche. El ya famoso a nivel internacional: Mr Babilla. El cocodrilo que luce como símbolo del pub es más famoso en Colombia que su hermano pijo y francés de Lacoste. Ya estando en Medellín uno de los taxistas que nos llevó al hostal por la noche nos comentó que no podíamos perdernos el gran Babilla de Cartagena.
Pues allí acabamos cada noche. La verdad es que a mí me decepcionó un poco. En el lado positivo: buena música, gente bonita por todos lados -las camareras que bailan en la barra tipo Coyote Ugly son de otra galaxia no muy muy lejana-, y un ambiente que no decae hasta el cierre. En el negativo: demasiados guiris anglosajones para mi gusto -se mazan hasta perder el control, se mueven como Pinocho «el niño de madera» y babean detrás de cada mujer latina que ven- bebidas bastante caras y muchas busconas de la noche. Aviso a navegantes: cuidado con el «¡Cómo se liga en Cartagena!», porque lo mismo hasta sois guapos pero si la chica es un pibón y te dio juego desde el minuto uno, piensa que lo más seguro es que te pida algo a cambio. Yo vi cosas que no me cuadraban -chicas impresionantes con tíos gordos y sudados que daban miedo- y pensé que o el Cúpido de Cartagena tenía los ojos como el Dioni o había gato encerrado. Gentes del lugar confirmaron mis sospechas. La prostitución de quasi-lujo está a la orden del día en una ciudad que atrae a tantos turistas occidentales.
Pero éso, la mayoría de la gente está buscando sólo una buena noche de bailoteo, diversión y lo que surja y podéis pasar unas noches buenísimas en el Babilla.
Aparte del Babilla encontramos un buen pub alemán casi al final de la calle en el que encontramos un buen ambiente, algo más rockero, y nos tomamos allí unas buenas cervezas mientras en la pantalla gigante del pub nos deleitaban con vídeos españoles del ayer como: Mi agüita amarilla de los Toreros Muertos, Venecia de los Hombres G y En Algún Lugar de Duncan Dhu. Espectaculares risas que nos pegamos viendo como la parroquia colombiana se las sabía todas.
Lo suyo es pasearse y entrar en el que os parezca más animado. Algunos -el Babilla entre ellos- cobran una entrada de unos 15.000 pesos (unos 5 Euros) para entrar.
Recordad que todos estos bares cierran a las 3 de la mañana por la ley que el gobierno colombiano aprobó en el 2009. Para aquellos que quieran farrearse un poquito más, hay lugares que conocen los locales y comienzan a llenarse cuando cierran los garitos convencionales. Vamos, lo que llamamos Afters. Id preguntando a camareros y demás y daréis con uno seguro.
La noche colombiana es simplemente de lo mejor, aunque toda sudamérica es espectacular en este ámbito. ¡Qué tendremos los latinos en los genes para que nos guste tanto el tema!.