Hace unos meses hice un pequeño viaje que por el sur de la provincia de Alicante y algunos puntos del norte de la provincia de Murcia, descubriendo así lugares como las bellas playas del costero municipio alicantino de Pilar de la Horadada, y el extraño y precioso paisajes de las salinas de Torrevieja (Parque Natural de las lagunas de La Mata y Torrevieja) y las salinas de San Pedro del Pinatar (Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar).
Y es que esas han sido unas de las pocas consecuencias positivas de esta maldita pandemia que nos tiene a todos sin poder ser libres: que hemos descubierto bellos lugares cerca de casa en los que quizás no habríamos reparado de haber podido viajar lejos. Bueno, está claro que quien no se consuela es porque no quiere.
En las salinas de San Pedro del Pinatar pudimos disfrutar de un magnífico y soleado día de octubre, perfecto para pasear entre las lagunas, sobre las dunas, junto al mar y admirar las colonias de majestuosos flamencos y otras aves que viven en este peculiar hábitat que merece la pena conocer de cerca. Aquí te dejo todo lo necesario para disfrutar de él:
Cómo llegar a las salinas de San Pedro del Pinatar
Para visitar el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar la gente suele salir de dos puntos principales: Murcia y Alicante. Independientemente de cuál sea tu población de partida, la mejor manera de viajar hasta las salinas es en coche, pues el transporte público es escaso y mal comunicado.
Desde Murcia, tardarás unos 40 minutos por la A-30 y la RM-19, mientras que tendrás un viaje de aproximadamente 1 hora si, como hice yo, viajas desde Alicante. Sin embargo, también hay mucha gente que visita las salinas como una excursión de un día desde la turística localidad alicantina de Torrevieja. Si es así, tendrás un agradable paseo de menos de 25 minutos en coche por la nacional N-332.
En cuanto al transporte público, desde Alicante es algo más sencillo llegar, pues desde su estación de autobuses puedes tomar servicios de la compañía Bilman Bus que se dirigen a la Manga del Mar Menor y paran en San Pedro del Pinatar. El mismo autobús también tiene parada en Torrevieja, así que te puede recoger si te encuentras allí. El trayecto en autobús de Torrevieja a San Pedro del Pinatar es de una media hora.
Una vez has llegado al pueblo, puedes caminar hasta el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar (unos 20 minutos) o alquilar una bicicleta (genial para hacerte el circuito del parque al completo).
Qué ver y hacer en las salinas de San Pedro del Pinatar
Si te gusta la vida y las actividades al aire libre, las salinas de San Pedro del Pinatar te encantarán. Nosotros pasamos allí una mañana entera y lo cierto es que, si quieres, puedes llegar incluso a echar el día completo.
Lo primero que tienes que hacer cuando visitas el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar es decidir si lo vas a hacer a pie o en bicicleta. Aunque nosotros lo hicimos a pie, te recomiendo que, si te gusta montar en bici, lo hagas en bicicleta, pues hay un magnífico carril-bici que te llevará a conocer todos los atractivos que ver en el parque.
Algo de información práctica sobre el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar
Para los que gustan de los datos, os tengo que contar que este parque regional es un espacio natural protegido de la Región de Murcia compuesto por un humedal con arenales y situado en la parte norte del Mar Menor. Aquí hay una buena población de aves, tanto perenne como migratorias, declarándose reserva natural protegida en 1985 y pasando a ser parque regional en 1992.
Además, en 1998 se declara zona ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), perteneciendo a la Red Natura 2000 de la UE.
La superficie total del parque es de unas 856 hectáreas, y en su interior se halla tanto un puerto como una explotación salina.
Visitando el Centro de Interpretación del Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar
Quizás, una buena manera de formarte una primera idea de lo que puedes encontrar en el parque sea visitando el Centro de Visitantes ‘Las Salinas’, que se encuentra a la entrada al parque regional. Creado en 2002, y remodelado en 2010, aquí podrás encontrar una buena explicación de la flora, fauna y vida en los humedales y las salinas, a través de distintas salas de exposición. Además, en el centro se realiza una intensa y magnífica labor de educación medioambiental dirigida, sobre todo, a los más jóvenes, recibiendo visitas de grupos de escolares durante todo el año.
Senderismo en las lagunas de las salinas de San Pedro del Pinatar
Cargamos con nuestras mochilas con la comida y comenzamos el paseo tras dejar el coche en uno de los aparcamientos del parque. No teníamos claro que sentido tomar, así que simplemente nos acercamos a una de las lagunas que teníamos más a mano y caminamos en dirección a la salida del parque.
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Sin embargo, si quieres preparar un poco más tu visita, en el centro de interpretación puedes echar un vistazo al mapa que muestra los tres senderos señalizados del parque regional. En cada uno de ellos encontrarás distintos paneles informativos sobre la fauna, flora y uso humano de las salinas.
No tardamos más de dos minutos en divisar los primeros flamencos. Esas elegantes aves rosadas (las crías tienen un pelaje entre blanco y gris) estaban en su hora de comer, porque hundían su cabeza en las aguas poco profundas de la salina con un compás repetitivo e incesante. Aunque el flamenco suele ser el preferido de casi todos, en las salinas de San Pedro del Pinatar también habitan avocetas, cigüeñelas y otros, mientras que el zampullín cuellinegro, el cormorán grande y los correlimos son especies que pasan aquí los meses de invierno.
Si visitas las salinas en primavera, probablemente podrás observar los nidos del charrán y el charrancito (golondrinas de mar).
Para admirar estas aves en todo su esplendor, te aconsejo que pidas prestados los prismáticos que pueden dejarte en el centro de interpretación. Los mejores puntos de observación de aves son las casetas que encontrarás repartidas por el recorrido. Nosotros pasamos un largo rato en algunas de ellas, contemplando la armonía de la naturaleza jugar su papel.
Las lagunas rosadas del parque también llamaron nuestra atención, con esa gran concentración de salinidad que hace que en el parque regional siga existiendo una industria salina que obtiene entre 75.000 y 100.000 toneladas de una sal de gran calidad cada año.
Además, también aprendimos sobre la pesca con encañizadas. Este sistema de pesca se remonta a los tiempos árabes, y consiste en aprovechar el movimiento de peces entre los mares Menor y Mediterráneo, creando un laberinto de cañas y redes en el que quedan atrapados.
Las dunas y la playa de Torre Derribada
Tras caminar alrededor de algunas de las lagunas principales, pusimos rumbo a las pasarelas que atraviesan 500 metros de dunas para llegar a las blancas arenas de la playa de Torre Derribada.
Este bonito sistema de dunas presenta arbustos y pinos que aparecen recostados por la intensa acción del viento. Los pinos, de hecho, no son autóctonos, sino que fueron plantados por el hombre para que sus raíces fijaran unas dunas que se desplazaban hacia el interior, amenazando la subsistencia del ecosistema de las salinas de San Pedro del Pinatar.
La pasarela muere justo en la playa, que es un paraíso de 2,2 km de largo y unos 30 metros de ancho el cual, debido a su aspecto salvaje y sus limpias aguas, llega a estar bastante concurrido en verano, pero que en octubre estaba perfecto para dar un plácido paseo al sol. En su extremo sur, la playa de Torre Derribada acaba en el puerto, pero nosotros tomamos una pasarela situada poco antes, por la que accedimos a uno de los merenderos del Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar.
Fue allí donde nos comimos tranquilamente nuestros bocadillos antes de caminar de regreso al coche. En esta parte de la ruta tuvimos la suerte de apreciar la muy diversa flora del parque, con lirios, cardos, juncos, espino negro, lentiscos… Además, aprovechamos los cúmulos salinos que se formaban en algunas de las lagunas para coger unos grandes trozos de sal que nos llevamos a casa. No puedes imaginarte la diferencia de calidad con respecto a la insulsa sal que compramos en el supermercado.
En definitiva, una excursión que mereció muchísimo la pena. Nos dejamos cosas por ver, pero seguro que volveremos pronto.