El verano pasado por fin volví a visitar Oviedo. Hacía muchos años que no viajaba a Asturias, donde pasé varios veranos inolvidables en la adolescencia gracias a esos lances del destino que te conceden una familia en la otra punta de España. Durante aquellos veranos disfruté a fondo en un camping de Perlora (Gijón), junto a acantilados cubiertos de verde que acababan en las típicas playas salvajes asturianas besadas por el Cantábrico. Pero también viví la bella y cultural Oviedo, con esas calles impolutas que caracterizan a una de las ciudades más nobles y abiertas de España. Además, este maravilloso viaje supuso un respiro del tórrido verano alicantino. Y es que Oviedo en verano es un destino delicioso cuando las lluvias la respetan. Pasamos una fantástica semana en Asturias, estableciendo nuestra base en su capital, ciudad que redescubrí más de 20 años después. Y una de las joyas ovetenses que volví a ver y apenas recordaba era la magnífica iglesia de Santa María del Naranco.
Esta es una de las tres iglesias – siendo las otras dos San Miguel de Lillo y San Julián de los Prados – que representan al arte Prerrománico en Oviedo, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo se encuentran a un paseo de algo menos de una hora del centro de Oviedo, por lo que es inexcusable visitarlas en tu viaje a la ciudad.
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Cómo llegar a Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo
Estas dos joyas del Prerrománico se hallan en las laderas del icónico Monte Naranco ovetense. Como ya os he comentado, se puede llegar a ellas caminando desde el mismo centro de la ciudad, dando un agradable paseo – eso sí, con una pendiente acumulada algo considerable – por senderos adaptados a la realización de senderismo, bicicleta y otros deportes al aire libre.
Sin embargo, si no eres muy amigo de las cuestas – sobre todo de subirlas -, siempre puedes subir el Naranco en coche o con transporte público.
En coche privado no te llevará más de 15 minutos el trayecto desde el centro de Oviedo hasta el aparcamiento de cualquiera de las dos iglesias (se hallan separadas por menos de 200 metros).
En cuanto al transporte público, podrás tomar un autobús – línea A1, en Centro Asturiano con dirección a Llamaquique – que te subirá a las iglesias (parada 1273 ‘Prerrománico’), y otro – línea A2, Llamaquique – Centro Asturiano – que te bajará de nuevo al centro (parada 4273 ‘Prerrománico’). Aquí te dejamos toda la información de ambas líneas.
Visita a la iglesia de Santa María del Naranco
Nosotros elegimos la ascensión a pie. Para ello partimos desde cerca del centro de Oviedo y tomamos el sendero que es conocido como «La pista finlandesa».
En los días en los que la lluvia no hace acto de presencia en Oviedo, son centenares los ovetenses que pasean, corren o van en bicicleta por la maraña de senderos de la pista finlandesa. Y es que el Monte Naranco y sus terrenos son el pulmón verde y campo de juegos de una ciudad en la que el aire es siempre puro y fresco.
Tomamos algunos atajos haciendo zigzag aquí y allá, para, al tiempo, empalmar con la carretera que asciende a las iglesias. En cuanto pudimos, abandonamos la vía asfaltada para continuar un pequeño tramo de ascensión por una vereda a la que se asomaban antiguas casas de campo con sus típicos hórreos. La vereda prácticamente desembocaba en una pequeña fuente de agua fresca, a tan solo cien metros de las dos iglesias.
Comenzamos nuestra visita por la más famosa de ambas: Santa María del Naranco.
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Aunque nosotros fuimos directamente a ver las iglesias, os recomiendo que antes os paséis por el pequeño Centro de Recepción e Interpretación del Prerrománico Asturiano, que se encuentra justo al lado de la iglesia de Santa María del Naranco. Allí podréis recopilar algo más de información sobre este movimiento artístico y sus representaciones en Asturias.
Sin embargo, al visitar el lugar algo tarde, el centro ya estaba cerrado. Una pena, pero el lado positivo es que encontramos a pocos turistas en el lugar, haciendo que la visita fuera mucho más íntima.
Una de las cosas más curiosas de la iglesia de Santa María del Naranco es que no nació como tal. En realidad, fue levantada con el propósito de servir como Aula Regia en el conjunto palaciego que el rey Ramiro I (monarca de Asturias entre los años 842 y 850) levantó en el 842. De hecho, la iglesia de aquel complejo era la de San Miguel de Lillo, pero el derrumbamiento de la cabecera y parte de las naves de esta, hicieron que Santa María se transformarse en iglesia para suplir a San Miguel.
Cuando volví a ver esta iglesia después de tantos años, me di cuenta de que el recuerdo, cuando eres un chaval, te juega malas pasadas. La recordaba mucho más grande y es que tal vez la vi por última vez cuando no contaba con más de 10 años.
En realidad, la bella Santa María del Naranco es un pequeño templo de 21 metros de largo por 6 de ancho, dividido en dos pisos, pudiendo acceder al superior por una antigua escalera de piedra. Arcos de bóveda de cañón, capiteles adornados con imágenes de animales, caballos, y caballeros. El piso de arriba tiene la disposición de una sala noble, mientras que el inferior pudo servir de sala de audiencias.
Desde fuera, la iglesia me pareció muy bella, con un porte esbelto y esa piedra robusta y antigua que parece llevar todo el peso de la Historia. Además, el contraste de los tonos blancos, amarillos y grises de la piedra contrastan a la perfección con la sempiterna verde hierba ovetense, creando una estampa muy fotogénica.
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Visita a la iglesia de San Miguel de Lillo
Y tan fotogénica era Santa María del Naranco que allí nos quedamos un buen rato y llegamos a San Miguel de Lillo cuando el sol – aunque escondido tras unas cuantas nubes – quería ir descendiendo.
Más pequeña y cuadrada que su hermana gemela, la iglesia de San Miguel de Lillo fue igualmente declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985. Sin embargo, su estructura original era mucho más grande y señorial, contando con tres naves y una planta basilical. Un derrumbamiento – en torno a los siglos XIII y XIV – hizo que solo quedara en pie el vestíbulo y el arranque de esas tres naves. La cubierta también muestra bóvedas de cañón, y las naves están separadas por arcos que descansan sobre columnas, una práctica algo extraña en el arte asturiano de aquella época, que solía emplear pilares como soporte.
Por otro lado, la decoración escultórica de los capiteles, las jambas y otras partes de la iglesia denotan una gran influencia bizantina.
En realidad, más que los tecnicismos arquitectónicos, lo que disfrutamos fue la magnífica vista de ambas iglesias en un entorno natural tan bello.
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Algo más arriba, coronando los 634 metros del Monte Naranco, se encuentra el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, algo parecido al Cristo Redentor de Río de Janeiro que lleva ahí desde 1980. Os aconsejo que hagáis el esfuerzo extra para subir y disfrutar de una de las mejores panorámicas que ver en Oviedo.