Casi todo el mundo conoce a la provincia de Alicante por las cálidas y bellas playas de la Costa Blanca, la calidad de vida, sus buenos restaurantes – donde se pueden degustar unos riquísimos arroces – y sus encantadores pueblos, tanto costeros como de interior. Sin embargo, Alicante también posee muchos parajes naturales que pueden ser explorados a través de un sinfín de senderos de todos los niveles y perfiles. En mi pequeño proyecto de ir descubriendo las mejores rutas senderistas de Alicante, hoy te presento uno de los recorridos con mejores panorámicas de la provincia: la ruta circular de la Sierra de Oltà, que se levanta muy cerca de las playas de Calpe.
Se trata de una sencilla ruta circular apta para casi todos los públicos – nos cruzamos en la senda con todo tipo de excursionistas, desde niños de 7 años hasta mayores de 70 años – y con una espectacular relación esfuerzo-recompensa paisajística.
Y es que las vistas que desde la pequeña cima de Oltà (587 metros) abarcan Calpe, Moraira, gran parte de la costa de este pedacito del norte de Alicante, incluyendo, y, en los días despejados, la isla de Ibiza. Te la aconsejo para un día soleado – cosa nada complicada en Alicante – en el que te apetezca dar un buen paseo de 3 o 4 horas en la naturaleza.
Índice de contenidos
Ficha técnica de la ruta circular de la Sierra de Oltà
Para realizar la ruta circular de la Sierra de Oltà tienes que tomar el sendero PR-CV 340. Las características técnicas del recorrido son las siguientes:
- Tipo de ruta: circular.
- Dificultad: Fácil, y sin ningún tipo de requisito técnico.
- Distancia: unos 10 km.
- Desnivel: unos 400 metros de desnivel positivo.
- Duración estimada de la ruta: entre 3 y 4 horas.
Cómo llegar al punto de inicio de la ruta circular de la Sierra de Oltà
El punto de inicio de la ruta circular de la Sierra de Oltà se halla en la zona de acampada de Monte Oltà. Para llegar a ella desde Alicante, debes salirte por la salida 64 de la AP-64 y seguir los carteles que señalan en dirección a la estación de ferrocarril. Finalmente, la carretera empieza a ascender en zigzag y llegas al aparcamiento gratuito de la zona de acampada (también llamada «Zona Recreativa Serra d’Oltà» en Google Maps).
Desde el centro de la ciudad de Alicante tardarás poco menos de una hora en llegar a este punto de inicio de la ruta. Aquí te dejo un mapa para que no te puedas perder.
Experiencia y descripción de la ruta circular de la Sierra de Oltà
Por si quieres hacer la ruta tal y como la hice yo, aquí te dejo una pequeña descripción de lo que te vas a encontrar en este magnífico paseo por la Sierra de Oltà.
El principio de la ruta
Llegamos al aparcamiento de la zona de acampada de la Sierra de Oltà un poco más tarde de las 11 de la mañana de un soleado día de enero. A pesar de las nevadas que habían asolado toda España – y también algunas poblaciones de la montaña alicantina – tan solo unos días atrás, la temperatura al sol era agradable y dejamos la ropa gruesa de abrigo en el maletero del coche, llevando tan solo con nosotros algún forro polar o chaqueta fina.
Como ocurre en toda ruta circular, la decisión ante el primer poste de señalización de la ruta PR-CV 340 no fue muy importante. Vayas hacia donde vayas, acabarás realizando el mismo recorrido y viendo las mismas cosas, solo cambia el orden en el que se presentarán ante tus ojos.
Por eso, sin pensarlo demasiado y tras consultar con un local que pasaba por allí, tomamos la senda que nos llevaba a la derecha.
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Caminamos nuestros primeros pasos por una ancha pista forestal custodiada por grandes pinos, típicos de la vegetación boscosa mediterránea. Apenas encontramos ningún tipo de pendiente durante los primeros minutos, pero después la senda se estrechó y comenzamos un leve ascenso por una zona de umbría que nos llevaría a conectar de nuevo con el camino principal.
Mientras bordeamos el bloque macizo y regular de la caliza sierra de Oltà, pudimos admirar un singular saliente rocoso al que se le conoce con el nombre de «El Dit», porque parece un dedo pétreo sobre el que crecen algunos verdes arbustos.
Alejándonos de la cima
A partir de aquí y ya al sol, el camino descendía y se convertía en un sencillo paseo en la naturaleza. Mientras charlábamos alegremente, íbamos disfrutando de las vistas que nos regalaba la ruta.
Al ver que no dejábamos de alejarnos de la mole rocosa y descender, comenzamos a preguntarnos si habríamos elegido mal el camino. De vez en cuando aparecían desvíos a la izquierda que parecían ser senderos que iban directos a la cima, pero una cruz amarilla y blanca pintada en un árbol o una roca nos indicaba que era un camino que no debíamos seguir. Así, llegamos a una pequeña casa de piedra en ruinas. Aún quedaba en pie el letrero que un día debieron poner sus propietarios: «Finca Pastor», rezaba.
Desde allí, las vistas eran hermosas, pudiendo admirar la bella Sierra de Bernia y las tierras de la Marina Alta.
Continuamos por el sendero, ancho, sencillo y siempre rodeados de pinos y arbustos mediterráneos, y al poco rato llegamos, por fin, a un desvío que se internaba en el espesor del bosque que teníamos a nuestra izquierda, rumbo a la cima de Oltà.
Ascenso a la cima de la Sierra de Oltà
En este caso, no apareció la «X» amarilla y blanca en ningún lado y comenzamos a ascender a la cima con tranquilidad.
La primera parte discurrió por un sendero estrecho, casi invadido por la vegetación. Tras unos 20 minutos así, nos encontramos con una especie de antiguo refugio de pastores junto al que había un pozo seco. Aquí continuaba la ascensión, pero el terreno era más despejado.
Tras otros 20 minutos, llegamos a la zona más bella de toda la ruta de la Sierra de Ortà. De repente, accedimos a un ancho claro en el que el suelo se nivelaba. Era una especie de espectacular balcón natural que daba a la sierra de Bernia, los campos de alrededor y las bahías de Altea y Benidorm. Un lugar que nos dejó embelesados y en el que aprovechamos para descansar un poco y sacarnos unas fotos.
Estábamos muy cerca de la cima de la Sierra de Ortà, y el terreno apenas ascendería en lo que nos quedaba de ruta.
Caminamos sin dificultad por un sendero estrecho e irregular, rodeado de arbustos y rocas, y que se abría a vistas cada vez más espectaculares. Fue así como apareció ante nosotros la preciosa estampa del Peñón de Ifach y el azul mar que lame las arenas de la playa de Calpe. Al tener un día claro, además, pudimos ver, en la lejanía, la silueta de la isla de Ibiza.
Menos de 10 minutos más tarde veíamos el poste que indicaba que habíamos coronado los 587 metros de la Sierra de Ortà.
Fue allí donde comimos nuestros bocadillos, disfrutando de una panorámica de 360 grados realmente envidiable.
Descenso hacia el aparcamiento
El descenso desde la cima fue por un auténtico camino de cabras. Y lo digo de una manera literal. Regresamos hacia el balcón en el que habíamos visto la impresionante imagen de la bahía de Calpe y tomamos el pequeño sendero pedregoso que descendía entre piedras y arbustos.
Al poco, nos encontramos un rebaño de cabras montesas que nos miraban estupefactas, como preguntándose qué harían por allí esos humanos. En cierto modo, entendía su extrañeza, pues no había nadie más en el lugar (nos cruzamos con menos de una decena de excursionistas durante toda la ruta por la Sierra de Ortà) y, además, estábamos dirigiéndonos a un descenso pronunciado realmente incómodo.
Se trataba de una estrecha garganta repleta de piedras sueltas, de esas que hacen que estés más tiempo mirando al suelo que disfrutando del paisaje. Sin embargo, paramos varias veces a admirar la imagen, cada vez más cercana, del Peñón de Ifach, esa especie de Poseidón pétreo, de 332 metros de altura, que emerge del mar.
La tortuosa senda pedregosa desembocaba en un camino ancho que iba directamente al aparcamiento, pero antes pasaríamos por la Ermita Vella. Finalmente, llegamos a nuestros coches con la sensación de haber conocido, casi por casualidad, una de las rutas senderistas más bonitas de Alicante.