Desde los principios de su carrera, Stanley Kubrick fue una especie de Rey Midas del Séptimo Arte que en lugar de convertir en oro todo lo que tocaba, convertía en película clásica cada una que rodaba. Esa cualidad intangible pero más valiosa que el precioso metal, se pone de manifiesto en cada paso que demos contemplando los cientos de objetos y fotografías que podemos disfrutar al visitar la exposición “Stanley Kubrick: The Exhibition” abierta al público en Madrid, cosa que hicimos nosotros hace unos días.
El tabú sexual de “Lolita” (1962), la brutalidad del combate en “La chaqueta metálica” (1987), la violencia social de “La naranja mecánica” (1971), la lucha por la libertad de “Espartaco” (1960), la organizada locura atómica de “¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú” (1964), el plan alienígena para la humanidad de «2001: Una odisea del espacio” (1968) o el terror creciente de “El Resplandor” (1980) se han quedado grabados en la retina de millones de espectadores que han acudido a las salas de cine a ver las obras de Kubrick.
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Visitar la exposición “Stanley Kubrick: The Exhibition” en Madrid en sumergirse en el universo creativo de uno de los mejores directores de cine del siglo XX.
Detallista hasta la extenuación, le hizo repetir 127 veces una escena con el bate de béisbol a Shelley Duvall durante el rodaje de “El Resplandor». Obsesionado por el acabado pictórico de las imágenes de la película, todas las escenas de “Barry Lindon” están rodadas con la luz que se ve en ellas (sin focos ni ayudas similares), para lo que necesitó usar una lente de la NASA, diseñada para hacer fotografía espacial en el programa Apolo, y de la que sólo se habían fabricado 10 unidades.
Visualmente, Stanley Kubrick abrazó y dominó la perspectiva con punto de fuga, dotando a no pocas escenas de sus películas de una fuerza y una tensión que ponían al espectador al borde del infarto, esperando que ocurriera algo dramático, porque tenía que pasar algo.
Muestra de lo anterior es este trailer oficial de la exposición, que nos recibe al entrar en la Sala Picasso, un repaso por sus principales largometrajes con una de las obras musicales más icónicas en una BSO, “Also sprach Zarathustra, Op. 30, TrV 176: 1. Prelude (Sonnenaufgang)” que aparece en “2001: Una odisea espacial”.
Índice de contenidos
Películas de premio, los galardones cinematográficos de Stanley Kubrick
Fotógrafo, guionista, editor, productor y, eminentemente, director, Stanley Kubrick (Nueva York, EEUU 1928 – Childwickbury, RU 1999), en el lapso de 48 años, de 1951 a 1999, dirigió tres documentales y trece largometrajes, a cada cual más icónico y aclamado, y muchos de ellos adaptaciones de novelas de escritores como Stephen King o Arthur C. Clarke.
Excepto “El Resplandor” (1980) las 10 películas de Kubrick desde “Senderos de Gloria” (1957) han tenido alguna nominación a los Oscars. De hecho, sus películas suman 9 Oscars de la Academia, 2 Globos de Oro (premios de la prensa extranjera en Hollywood) y 10 BAFTAS (los “Oscar” británicos), además de numerosos galardones, reconocimientos y premios en festivales de cine o de asociaciones profesionales extranjeras.
Nominado en 13 categorías en 5 años distintos a los Oscars, el único Oscar personal de Stanley Kubrick lo recibió en 1968 por “2001: una odisea espacial” en la categoría de “Mejores efectos visuales”, pues figuraba como director de sus efectos especiales.
No deja de ser un Oscar doblemente controvertido, pues por un lado es un equipo de técnicos el que plasmaba las ideas del director y por otro indiscutiblemente el Oscar que Kubrick siempre ha merecido es el de “Mejor Director”.
Stanley Kubrick The Exhibition: así es la exposición
Guiones, cartas de alabanza, fotografías de los rodajes, ejemplares de los libros que adaptó para sus películas, cartas de crítica, vestuario, maquetas, atrezzo o clips de sus películas son las categorías a las que pertenecen los más de 600 objetos presentes en “Stanley Kubrick: The Exhibition”.
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La muestra se reparte entre dos salas distintas, una en el vestíbulo, la Sala Goya, y otra en la primera planta, en la Sala Picasso.
La primera parte de esta exposición se centra en los inicios de la carrera de Stanley Kubrick, que antes de dirigir y escribir trabajó como fotógrafo para la revista “Look”. Ese “ojo fotográfico” fue una de las constantes de su carrera y con él comenzamos nuestro recorrido, con la primera fotografía que publicó en esa revista (en el contexto de la muerte del Presidente Roosvelt), en 1945 y con sólo 17 años de edad.
A partir de ahí, la muestra continúa con otras fotos que tomó en distintos reportajes y llegamos a sus primeros trabajos cinematográficos cronológicamente hasta la película “¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú” (1964).
Tras los documentales saltó al largometraje y comenzó a afinar aún más su estética y visión con “Miedo y deseo” (1953), que reúne todo tipo de pasiones, situaciones límites y fracasos. El poster del preestreno e imagenes del retrato aparecen en esta exposición, aunque curiosamente el director acabó renegando pronto de su primer fruto en la pantalla grande.
“El Beso del Asesino” (1955) y “Atraco perfecto” (1956) fueron sus primeras incursiones en el mundo de la violencia criminal y la estética del cine negro. Fotografías de los rodajes nos acercan ya al inicio de una prometedora carrera.
“Senderos de Gloria” (1957), de la que tenemos el guión, notas de producción y hasta una caricatura de Al Hirschfeld, nos regala – y podemos disfrutar de esos segundos en la exposición – uno de los tempranos planos secuencia más dramáticos del cine, siguiendo al Coronel Dax (Kirk Douglas) por las trincheras antes del ataque suicida.
Douglas volvió a trabajar con Kubrick en “Espartaco” (1960), rodada en España, aunque en esta ocasión fue el actor (que también producía la película) el que llamó al director tras sólo una semana bajo la batuta de Anthony Mann, al que despidió. 1962 trajo un cambio radical en cuanto a argumento, pues fue el año de la adaptación de “Lolita” de Nabokov, una obra polémica tanto en papel como en celuloide. Kubrick salió más que airoso de la lid, pese a tener a una actriz adolescente encarnando el papel de una adolescente objeto del deseo de un maduro profesor.
Volviendo al cine bélico con humor (sí, es posible), en 1964 Kubrick dirige “Dr. Strangelove”, el nombre popular de “Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb” que en España decidieron titular dramáticamente como “¿Teléfono rojo” volamos hacia Moscú” (para divertida confusión de quien no supiera el argumento antes de ver la película).
De hecho, entre los muchos objetos sobre esta película que podemos ver en esta exposición sobre Stanley Kubrick, hay notas del propio director con títulos alternativos, fotografías del rodaje y bocetos de escenas. También una maqueta de la, inexistente en la realidad para decepción del Presidente Reagan, Sala de Guerra, uno de los sólo tres escenarios de la película. Sobre la recepción de la misma en EEUU, como muestra tenemos una carta de felicitación y otra de queja (nunca llueve a gusto de todos).
Cuando la Guerra Fría se convierte en caliente: dos recomendaciones de cine
En 1959 Stanley Kramer se arriesgó a dirigir una película sobre los últimos días de la humanidad, “La hora final” (On the beach), cuando el polvo radiactivo de las explosiones en el Hemisferio Norte se extendía por el globo e inexorablemente acabaría llegando a la última zona habitada del planeta, Australia.
En el mismo año 1964 en que Kubrick nos presentaba su comedia nuclear “¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú” (cuyo trailer está bajo este párrafo), otro famoso director se tomaba mucho más en serio una situación similar y llegó a las pantallas un tenso drama nuclear, “Punto límite” (Failsafe) de Sidney Lumet.
En la Sala Goya también hay muestras de proyectos que finalmente no se llevaron a cabo. Por ejemplo, Stanley Kubrick tuvo durante años los derechos de adaptación al cine del relato corto que sería el origen de “I.A.” (Inteligencia Artificial).
Nunca lo empezó a rodar, pues el tiempo pasaba a la espera de que la tecnología digital avanzara lo suficiente como para que el CGI no pareciera CGI. Finalmente, en 1995 se los cedió a Steven Spielberg que terminaría dirigiendo la película.
Si subimos, recomiendo hacerlo por la escalera del Círculo de Bellas Artes, a la primera planta, allí continúa “Stanley Kubrick: The Exhibition” en la Sala Picasso. La entrada en el primer espacio de la misma ya pone la carne de gallina a cualquier aficionado a la ciencia ficción que se precie de serlo.
En esta planta, la primera película de la que hay fotos, maquetas y artículos es la mítica “2001: Una odisea espacial”. Cuando en 1968 el hombre aún no había llegado a la luna, Kubrick trabaja con Arthur C. Clarke para adaptar visualmente la reflexión sobre el lugar del hombre en el Universo que este último había creado en la novela homónima.
El casco, el traje de astronauta o el mono de vuelo de Bowman por un lado o el traje de mono (diseñado por Stuart Freeborn que luego se encargaría de los Yoda y Chewbacca de “Star Wars”) de Daniel Richter, Moonwatcher en la película, aparecen en esta exposición unidos por, probablemente, la elipsis más famosa y conseguida del cine, los 18 segundos entre que el hueso de la prehistoria es lanzado al aire y este se convierte en una nave espacial girando sobre la Tierra.
Un consejo personal, antes de entrar en el pasillo de la Discovery siguiendo los pasos de Bowman, a la derecha y en una oscuridad que le hace pasar casi desapercibida, entrad en la pequeña sala en la que os espera la Inteligencia Artificial más conflictiva y asesina (con permiso de Skynet) del cine, HAL9000.
Rompiendo la cronología y la estética, saltamos de la pureza del interior de una nave espacial al barro y la sangre de los campos de entrenamiento y de batalla. Nuestra siguiente parada es la deshumanización y la guerra, nuestra siguiente película es “La chaqueta metálica” (1987).
Presente en esta exposición, el casco más reconocible del cine resume en su decoración lo mejor y lo peor de la naturaleza humana, con un símbolo pacifista y una declaración de principios, o de la brutal realidad que asume Bufón, su portador, cuando escribe en grueso trazo negro sobre el camuflaje la frase “Born to kill” (nacido para matar).
10 Películas bélicas imprescindibles
Salvo contadas excepciones cuasidocumentales y aunque parezca lo contrario, el llamado género bélico está compuesto sobre todo de películas antibelicistas.
Como hemos visto con “La Chaqueta Metálica” (o antes en “Senderos de Gloria”), lejos de la propaganda heroica y las llamadas a la gloria de los pósters de reclutamiento, las mejores películas de guerra la tratan como telón de fondo de historias personales o el desencadenante de lo mejor y de lo peor del hombre.
Si te gusta el cine, aquí tienes mi recomendación de 10 películas bélicas imprescindibles, aunque podría añadir unas cuantas más.
- “El gran desfile” (King Vidor, 1925)
- “El día más largo” (Ken Annakin, Andrew Marton, Bernhard Wicki, 1962)
- “El puente sobre el Río Kwai” (David Lean, 1957)
- “Los violentos de Kelly” (Brian G.Hutton, 1970)
- “La Cruz de Hierro” (Sam Peckinpah, 1977)
- “El Cazador” (Michael Cimino, 1978)
- “Apocalypse Now” (Francis Ford Coppola, 1979)
- “Platoon” (Oliver Stone, 1986)
- “La colina de la Hamburguesa” (John Irvin, 1987)
- “Salvar al soldado Ryan” (Steven Spielberg, 1998)
Cambiamos de tercio y 1975 nos trae a “Barry Lyndon”, un personaje pícaro y arribista del siglo XVIII, en una película técnicamente desafiante.
Como os hemos dicho antes, Kubrick la rodó con la única luz presente en cada escena, ya fuera natural o de velas. Podemos ver la cámara Mitchell BNC modificada para usar el objetivo de alta luminosidad de 0,7f (aquí cualquier fotógrafo habrá puesto los ojos como platos al ver esa focal).
Con los ojos igualmente abiertos, pero de terror y no de sorpresa, nos quedaremos al ver los vestidos de las gemelas Brady, la blanca puerta con un “redrum” garrapateado en rojo, una fotografía de un baile el 4 de julio de 1921 en un hotel o una máquina de escribir Adler con varios folios donde pone “All work and no play makes Jack a dull boy” (inexplicablemente traducido como “no por mucho madrugar, amanece más temprano»).
Las hachas clavadas en la pared nos indican que todos estos son objetos originales del rodaje de “El Resplandor” (1980), una película de terror psicológico, recordemos que sólo hay un asesinato en pantalla, que marcó el camino técnico para otras de cualquier genero. Lo hizo por la apuesta de Kubrick por el uso generalizado de la “steadycam”, una cámara estabilizada que el propio operador movía, generando secuencias de otro modo imposibles como los recorridos por los largos pasillos del Hotel Overlook.
Violencia, pero esta vez con la pulsión sexual y narcisista detrás, son los ingredientes de “La naranja mecánica” (1971). El director la calificó como “una sátira social que cuestiona cómo técnicas de control psicológico pueden ser armas en manos de los gobiernos para convertir a los ciudadanos en robots sin voluntad”.
De ella encontramos atrezzo original de la habitación de su protagonista, Alex DeLarge, mobiliario “humano” del Korova Milk Bar, un traje de drugo y portadas de periódicos que salen en ella, mencionando la cura experimental a la que se somete a Alex.
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Sexo, sin violencia implícita, y deseo vuelven a aparecer en la última película que rodó Stanley Kubrick, “Eyes wide shut” (1999). Con el morbo de tener a su disposición a una pareja mediática del momento, Tom Cruise y Nicole Kidman, el director recrea en Nueva York la Viena original de la Belle Epoque (en el relato de Schnitzler) esta historia en la que Bill y Adler atisban brevemente un mundo desconocido, libidinoso y prohibido, del que sólo les salva la fortaleza de su propia relación.
Stanley Kubrick nunca vio llegar esa película al cine. Seis días después de presentar el montaje final en un pase privado en su casa para los actores y su familia, el 7 de marzo de 1999 falleció de un infarto mientras dormía.
Dónde podemos ver “Stanley Kubrick. The Exhibition”
“Stanley Kubrick. The Exhibition” se puede visitar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en la Calle Alcalá, 42.
La exposición se encuentra distribuida en dos salas dentro del propio edificio. A la primera parte se accede por la Sala Goya, ubicada en el vestíbulo, y donde está la biografía y carrera del director desde sus inicios hasta la película “¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú” (1964).
La segunda parte de la exposición la han ubicado en la Sala Picasso del Círculo, en la primera planta, a la que podemos subir en ascensor o, si no es necesario este, por la magnífica escalera desde el vestíbulo.
En la Sala Picasso podremos ver clips, atrezzo, fotografías y otros elementos desde la película “2001: Una odisea espacial” (1968), hasta el último trabajo de Stanley Kubrick, “Eyes wide shut” (1999).
Cómo llegar a la exposición de Kubrick
Si vienes en Metro, la parada más cercana es la de “Banco de España” (Línea 2), con una salida a menos de 50m. Un poco más lejos, pero apenas a 500m, la parada de “Gran Vía” está servida por las líneas 5 y 1.
Si te mueves en Cercanías, la estación de Sol está a poco más de 600 m de distancia. La de Recoletos está a unos 10 minutos a pie.
En caso de que vayas en coche, el parking más cercano es Parking Sevilla – Alcalá de Alsepark. Se entra con el vehículo por la Calle de Alcalá, 27, por lo que hay que subir desde Cibeles o si vas desde Gran Vía, al final de la misma has de girar a la derecha (está en ese lado).
Nosotros dejamos allí el coche, es un aparcamiento muy nuevo, con plazas amplias y con varios niveles. Y tiene una salida, con escaleras y ascensor, apenas a 50 m del Círculo y en su misma acera.
Fechas y horarios de visita
La exposición “Stanley Kubrick. The Exhibition” ha tenido tal éxito que se ha prolongado su duración inicial y podremos visitarla hasta el 8 de mayo en los siguientes horarios y días:
- De martes a domingo, de 10:00am a 9:00pm.
- Lunes cerrado, excepto festivos.
El último acceso es 1 hora antes del cierre, pero se recomienda una duración de 1,5 horas para visitar la exposición.
Precio y compra de entradas
Las entradas para esta exposición de Kubrick en Madrid son de dos tipos, en función de la edad del visitante, y por lo tanto de dos precios:
- Desde 13 años de edad, por sólo 15,50€.
- De 3 a 12 años de edad, por sólo 7,50€.
- Los menores de 3 años tienen acceso gratuito.
Estos precios ya incluyen los 1,50€ por entrada en concepto de gestión de ticket, que se aplican tanto comprando online como en la propia taquilla el día que acudáis.
Podéis comprar con antelación vuestras entradas aquí a través de Feverup, el gestor exclusivo de la venta online.
Si las compráis online, se os presentarán horarios, en franjas de media hora, desde las 10:00 hasta las 19:30.