Trabajar como guía en Islandia me ha dado una perspectiva profunda y distinta del país. Lo he podido recorrer en varias ocasiones y he ido descubriendo rincones distintos, algunos más turístico y otros menos. Y a pesar de recorrer ese bellísimo país una y otra vez, no me acabo de acostumbrar a la espectacularidad de sus cascadas. El agua es uno de los principales elementos protagonistas de Islandia. Muchos prefieren el hielo o el fuego, pero yo, desde que tuve la fortuna de visitar las cataratas de Iguazú, siempre tuve una especial debilidad por los saltos de agua. Entre las mejores cascadas que ver en Islandia encontramos un poco de todo.
Hay cascadas islandesas que aparecen en un paisaje abierto, saltando con potencia a la vista de todos. Otras, sin embargo, son más tímidas y se encuentran escondidas en grietas montañosas, mientras que para ver otras tienes que caminar por senderos durante horas.
Todas ellas poseen un atractivo singular y a pesar de que podría incluir decenas, en este subjetivo artículo he escogido once de ellas que han conseguido un hueco sempiterno en mi corazón. No las nombro en un determinado orden, pues todas merecen gran atención.
Índice de contenidos
- 1. Dettifoss, la más potente entre las mejores cascadas de Islandia
- 2. Gullfoss, la cascada de oro salvada por una mujer
- 3. Dynjandi, la perla de los fiordos del oeste
- 4. Godafoss, la cascada de los dioses vikingos
- 5. Skógafoss, una de las más impresionantes entre las mejores cascadas de Islandia
- 6. Hengifoss, la cascada roja
- 7. Seljalandsfoss, internándonos en una de las mejores cascadas de Islandia
- 8. Barnafoss y Hraunfossar, una cascada con leyenda triste
- 9. Folaldafoss, la cascada del caballo
- 10. Gljúfrabúi, una cascada en una grieta
1. Dettifoss, la más potente entre las mejores cascadas de Islandia
La gente puede poner en duda que la de Dettifoss es una de las mejores cascadas que ver en Islandia (sobre gustos…), pero lo que nadie puede discutir es un dato objetivo: es la más potente de todas. Y no solo de las cascadas islandesas, sino de las de toda Europa.
Se encuentra en la parte noreste del país, junto a su hermana (también preciosa), Selfoss y es uno de los lugares más visitados de Islandia. La cascada de Dettifoss posee una amplitud de 100 metros y una altura de 44 metros. Su caudal máximo es de 500 metros cúbicos por segundo, lo que es equivalente a llenar una piscina olímpica cada 3 segundos.
La potencia que sientes al asomarte al mirador que hay frente a la cascada (a la misma altura que ella) es algo sobrecogedor. Hipnotizador. Siempre que puedo, me quedo ahí clavado durante varios minutos, sin apartar la mirada de un punto fijo. Eso hace que parezca que el agua salta hacia ti.
El estruendo del agua al caer es ensordecedor, pero el lugar en el que está crea un efecto realmente mágico, ya que poco antes de llegar a la cascada – para lo cual tienes que recorrer unos 800 metros de terreno de aspecto lunar desde el aparcamiento – no escuchas ni ves nada que te haga pensar que ahí cerca hay una cascada. Esto crea una sorpresa mayúscula cuando la ves frente a ti.
A los cinéfilos les gustará saber que aquí se rodaron las escenas iniciales de la película ‘Prometheus’.
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2. Gullfoss, la cascada de oro salvada por una mujer
La de Gullfoss es una de las mejores cascadas que ver en Islandia, al menos si atendemos al número de visitantes que recibe cada año. Y lo cierto es que su belleza y potencia son tales que es normal ese logro. Sin embargo, está claro que para lograrlo le beneficia encontrarse dentro de la Ruta del Círculo de Oro, que se halla cerca de Reikiavik.
La cascada de Gullfoss está alimentada por las aguas del río Hvità, que tiene su origen en un lago glaciar que se encuentra a unos 40 km de la cascada. Aquí realiza varios saltos antes de precipitarse por una impresionante grieta de 32 metros de profundidad.
Podrás contemplar su grandeza y potencia desde varios puntos distintos: un mirador situado frente a la cascada en la parte baja; otro junto a ella (en este siempre te mojas, llévate chubasquero y otras protecciones); y una pasarela que te regala unas increíbles vistas aéreas del conjunto paisajístico formado por la cascada y sus alrededores.
Además, este lugar posee una interesante historia, pues una chica de la zona, Sigríður Tómasdóttir, plantó cara a los magnates que quisieron construir una presa que habría acabado con la cascada. Nacida en 1874, Sígridur es considerada por muchos como la primera activista medio ambiental de la historia.
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3. Dynjandi, la perla de los fiordos del oeste
En los fiordos del oeste de Islandia encontrarás una cantidad de bellezas naturales inversamente proporcional al número de habitantes humanos. Una regla que suele cumplirse en otras regione de este planeta.
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La cascada de Dynjandi es una de esas maravillas que nos guarda el noroeste islandés. Tendrás que conducir por pistas de tierra y piedras para llegar a ella, pero al tenerla delante te darás cuenta d de que habrá merecido la pena. Esta gran cascada de unos 100 metros de ancho y unos 60 metros de caída, se precipita sobre una pared rocosa con salientes, lo que provoca la sensación de que el agua va a hacia ti.
Debajo de la laguna que recoge el agua de Dynjandi hay otros 6 saltos menores, lo que, junto a las montañas y las aguas del fiordo de fondo, crean una estampa paisajística insuperable.
Seguro para viajar a Islandia
¿Eres de los que todavía piensa que un seguro de viaje es algo prescindible? Pues tras trabajar de guía en Islandia, te puedo asegurar que muchos de mis viajeros se alegraron de estar asegurados tras sufrir caídas, torceduras y accidentes con crampones. Y es que en un viaje de aventura como éste (y con un sistema sanitario tan caro como el islandés), más vale ir con paz mental y contratar un seguro. Yo siempre he confiado en la compañía IATI, y me ha ido genial, respondiendo a la perfección cuando los necesitas. En Islandia te puede venir bien su seguro para mochileros, IATI Mochilero, que cubre gastos sanitarios de hasta medio millón de euros, incidentes en más de 60 actividades al aire libre, repatriación y mucho más. Y por poco más de 3 euros diarios. Si no te convence este, puedes elegir entre la amplia gama de seguros de viaje de IATI. Además, tienes un 5% de descuento al venir de nuestra parte a través de este enlace.
4. Godafoss, la cascada de los dioses vikingos
La Cascada de los Dioses es el nombre con el que se conocer a este magnífico salto de agua que encontramos a medio camino entre las ciudades de Húsavik y Akureyri.
Este apelativo le viene dado porque la leyenda cuenta que fue aquí donde Thorgeir Thorkelsson tiró al agua las imágenes de los dioses nórdicos que poseía en su casa. Y es que sobre él recayó, en el año 1000, decidir sobre la conversión de Islandia al cristianismo. Finalmente, los islandeses abrazaron (oficialmente) esa religión y dieron de lado a los Thor, Odín y demás. Quizás fue un error. Eso nunca lo sabremos.
Sin embargo, la de Godafoss es una de las mejores cascadas que ver en Islandia por derecho propio, dejando la leyenda aparte. Un precioso lugar con saltos de agua de 12 metros y 30 metros de ancho, separados por peñascos rocosos.
5. Skógafoss, una de las más impresionantes entre las mejores cascadas de Islandia
La cascada de Skógafoss es una de las más visitadas del país.
Se encuentra en la costa sur, a escasa distancia de las aguas del océano y saltando de una de las abruptas montañas que emergen de la vasta meseta como por arte de magia. El agua salta aquí desde unos 60 metros de altura y cae sobre una laguna. Puedes admirarla tanto desde abajo como desde la cabecera, gracias a una escalera metálica de 370 escalones que lleva a ella. Ambas perspectivas merecen la pena. Cuando luce el sol, podrás ver el arcoíris reflejado en el vapor de agua de la cascada.
Además, cerca de aquí se encuentra el interesante museo etnológico de Skógar y hay varias buenas rutas de senderismo.
Por cierto, dicen que detrás del torrente de agua de Skógafoss un viejo vikingo guardó su cofre lleno de oro. ¿Lo buscarás?
Dónde dormir en Reikiavik
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6. Hengifoss, la cascada roja
A pesar de que el caudal de Hengifoss parece cada año más exiguo, no deja de ser una de las mejores cascadas que ver en Islandia gracias al hermoso camino, de 2 km, que tienes que realizar para verla y esas rocas basálticas sobre las que salta el agua, que aquí adquieren tonalidades rojas, ocres y negras, según la veta que observes y la posición de la luz del sol.
Es un lugar bellísimo, a escasa distancia del gran lago Lagarfljót (en el que se dice que habita el primo islandés de Nessie) y los densos bosques que le rodean.
La cascada de Hengifoss posee una altura de 128 metros, siendo la tercera más alta de Islandia.
7. Seljalandsfoss, internándonos en una de las mejores cascadas de Islandia
Seljalandsfoss es la única, de entre las mejores cascadas que ver en Islandia, que puedes apreciar desde detrás de la cortina de agua que se forma en su caída. Esto es una de las cosas que le da mayor atractivo y que la diferencia, pero también merece la pena acercarse a verla por el bello paisaje que la rodea.
La cascada de Seljalandsfoss se halla cerca del océano, y desde ella, en los días despejados, se puede observar la silueta de las islas Vestman, lugar en el que se asentaron los primeros eremitas irlandeses en el siglo VI. Hoy en día, las Vestman se hallan habitadas y son un gran atractivo turístico del sur de Islandia.
Las aguas del río Seljalandsá se precipitan aquí desde unos 60 metros de altura, con un arco detrás del cual hay un sendero por el que puedes pasar. Cerca de la de Seljalandsfoss hay otras cascadas de interés, una de las cuales os comento en este mismo artículo.
8. Barnafoss y Hraunfossar, una cascada con leyenda triste
Estas son dos de las más hermosas cascadas que podemos encontrar en la parte centro-oeste de Islandia.
Y es que la cascada de Barnafoss tiene la extraña particularidad de no derivar de un río que puedas ver en la superficie, sino que es el resultado de la masiva filtración de agua subterránea a través de un antiguo campo de lava repleto de porosas rocas volcánicas. Ese agua sí que alimenta un río de superficie, cuyas aguas grisáceas continúan su alocada carrera hacia el océano.
Hay una oscura leyenda que habla de la desaparición de unos niños en la cascada. De ahí el nombre de la misma (el vocablo «Barna» significa «niños»).
9. Folaldafoss, la cascada del caballo
Cerca del acceso a los fiordos del este del país, se encuentra una de las más bonitas cascadas que ver en Islandia.
La cascada de Folaldafoss (o cascada del Caballo) tiene la particularidad de precipitarse en una laguna de un azul intenso. Las aguas son las del pequeño río Berufjardarà y la altura de la cascada es de unos 20 metros. Se halla en un paraje precioso y remoto, al principio de la pista que te lleva a recorrer el impactante y cinematográfico valle de Oxi (protagonista en la película de ‘La Vida Secreta de Walter Mitty’).
10. Gljúfrabúi, una cascada en una grieta
La cascada de Gljúfrabúi actúa como secundaria de lujo de la de Seljalandsfoss. A mí me sorprendió muy gratamente la primera vez que la vi, y es algo común a la mayoría de los viajeros. Y es que este precioso salto de agua se encuentra dentro de una grieta montañosa.
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Mientras vas caminando por el sendero que recorre la montaña por la que se despeña Seljalandsfoss nada hace presagiar que en una pequeña rendija encontrarás esta belleza de la naturaleza. Una sorpresa que, junto a la potencia de su salto y el hecho de que te cala hasta los huesos porque casi puedes meterte debajo del torrente de agua, la convierte en una de las mejores cascadas que ver en Islandia.
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