Cuando tienes por delante 10 días de vacaciones te da igual irte a la estación del norte para subir al bus que te lleva al aeropuerto de Girona, te da igual hacer cola en el check in de Ryanair, se hace soportable que te traten como un borrego en la fila de espera para subirte al avión, incluso te hace gracia el continuo cántico de cigarrillos electrónicos, loterías y demás tinglados que vociferan por los altavoces del avión. 10 días de descanso rompiendo con la rutina y visitando un nuevo lugar te arman de paciencia y te animan el espíritu para aguantar lo que sea. En este caso me esperaba la isla de Córcega con previa parada por la costa norte de Cerdeña.
El vuelo apenas duró 40 minutos. Recogimos las maletas y nos dirigimos a la agencia de alquiler de coches donde nos esperaba un flamante Panda que habíamos contratado por 30 euros al día. Por imprevistos no tenían Pandas y nos subieron la categoría del coche. Debo decir que a pesar de mi inicial alegría, la experiencia con el Toyota Yaris no fue tan satisfactoria y verdaderamente me hubiera quedado antes con el Panda, ya conocido amigo.
Tras firmar el papeleo me tomé el primer expresso italiano y seguidamente nos subimos al coche en busca de nuestra primera aventura. El único alojamiento que teníamos reservado durante el viaje nos esperaba. Al ser el primer día preferimos atar cabos y lo hicimos en un estupendo Bed & Breakfast a las afueras de Santa Teresa de Gallura en la costa Esmeralda.
Partimos del aeropuerto de Alguero y nos dirigimos hacia el norte de la isla para bordear la costa en dirección este. Cerdeña, a excepción de Alguero, carece de pueblos con encanto. La mayoría de edificios se levantaron durante el siglo XX y se echa de menos el legado arquitectónico que podemos encontrar en la vecina Sicilia. Así que nos dirigimos rumbo directo a Santa Gallura por la costa realizando alguna paradita en la playa y disfrutando de los mejores colores de la primavera.

Antes de dirigirnos al Bed & Breakfast nos pasamos por el puerto. Al día siguiente debíamos partir con el coche rumbo a Bonifacio en Córcega y nos interesamos por los precios y los horarios. La oficina estaba cerrada pero al menos pudimos observar que existían dos ferries al día y el primero salía a las 9 de la mañana.
Por recomendación de Boris, nos dirigimos hacia el Bed & Breakfast Lu Pastruccialeddu. Se encuentra en la población de Arzachena a unos kilómetros a las afueras de Santa Teresa. Al llegar nos encontramos a Paolo, su regente, viendo la tele y sin hacernos demasiado caso. Eso sí, el lugar y entorno es impecable a 10 kilómetros de las mejores playas y en medio de la naturaleza. El sitio es precioso, tranquilo y, como comentaba, con muy buena ubicacion. Existe una parte inferior con habitaciones delante de la piscina y otras habitaciones anexas al edificio principal. Estuvimos en esta última zona y, aunque las habitaciones merecen la pena, quizás los 75 euros que costaban por noche lo vi demasiado alto para temporada baja. Más tarde conocimos a la mujer, Caterina, que pareció ser más amable y mucho más enfocada al business que el hombre. Lo mejor del lugar, sin duda, fue el desayuno. Absolutamente espectacular. De lo mejorcito que he visto nunca con tartas de todo tipo de gran calidad hechas a mano.
Esa misma noche, recién llegados, cenamos en una pizzeria en el centro de Arzachena. Me volví a sorprender de Cerdeña al comprobar que las pizzas mantenían sus sorprendentes precios a una media de 4 a 5 euros y el sabor y la calidad seguían dándole unas cuantas patadas a las pizzerías que se encuentran por Barcelona.