Ascensión al monte Sinaí en Egipto

monte sinai
Durante mi segundo día en Dahab decidí tomar un tour para visitar el monasterio ortodoxo griego de Santa Catalina. Se encuentra a los pies del Jebel Musa, la montaña del Sinaí donde Moisés levantó las tablas de los 10 mandamientos, punto primordial en la Biblia que globaliza las tres religiones monoteistas del planeta.

En el tour viene incluido la visita al monasterio y la ascensión al monte del Sinaí. Existen dos tipos distintos de excursión: la nocturna que asciende el pico por la noche para ver la salida del sol desde lo alto (no recomendable en invierno por el frío y el viento que pega) y otra diurna donde se realiza la visita al montasterio por la mañana y emprende la ascensión por la tarde para ver la puesta de sol en la cima.

El día anterior me pasé por tres agencias de viaje para comprobar precios y me quedé con las 100 libras que me ofrecieron en la última, la entrada al monasterio, no obstante, no estaba incluida por lo que habría que añadirle 18 libras más.

santa catalinaEl monasterio de Santa Catalina es una especie de protectorado griego en el corazón de Egipto. Se trata de un monasterio ortodoxo de los más antiguos del mundo que todavía sigue habitado. Se encuentra a los pies del monte Sinaí y es un lugar sagrado especialmente venerado por la comunidad ortodoxa griega.

Las visitas se realizan por la mañana y cierran a las doce y media. Solamente es aconsejable visitar el monasterio por libre si tenéis coche propio. Desde Dahab o Sharm El-Sheikh parten tours diurnos o nocturnos que incluyen la vista al monasterio y la ascensión al monte del Sinaí por precios bastante económicos.

Es aconsejable llevarse comida para pasar el día. Tras la visita al monasterio os llevan a un restaurante que ofrecen menú de pollo con arroz que sale por 25 libras y la calidad no es demasiado buena.

Luego empezamos la ascensión al mítico monte Sinaí. A ritmo tranquilo se realiza en un par de horas y la caminata es fatigosa especialmente en su último tramo de escaleras. De todas maneras, si estáis mínimamente en forma lo haréis sin problema alguno. Lo mejor son las vistas: alrededor de la cima sólo se divisan picos y más picos áridos en medio del desierto, sin un mínimo resquicio de vida, ni tan siquiera vegetal.

No encontré las tablas de los mandamientos de Moisés en la cima pero si una pequeña iglesia -cerrada- y un viento huracanado que nos convenció para volver sin esperar a que llegara el atardecer.

Es conveniente llevar una linterna para realizar el camino de vuelta si lo hacéis de día o en la subida si lo hacéis de noche para ver la salida del sol. No obstante, el camino es fácil de seguir y no entrama demasiadas complicaciones.

Si estáis cansados siempre encontraréis algún camello que os subirá por unas cuantas libras o también podéis recoger fuerzas en alguno de los tenderetes de beduinos que se encuentran por el camino.

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A la vuelta hacia Dahab pinchamos. Afortunadamente no nos llevó mucho rato cambiar la rueda y a la vuelta en el Dolphin’s Camp, una ducha y otra buena comilona de pescado y marisco por apenas 7 euros en uno de los múltiples restaurantes que se encuentran por el paseo marítimo de Dahab.

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