Bélgica es un ejemplo perfecto para aquello de que a veces los frascos más pequeños contienen las mejores esencias. Y es que Bélgica apenas cuenta con 3 millones de habitantes y una sola ciudad que supera el medio millón, pero tiene muchísimo que ofrecer al viajero.
Después de haber visitado el país en casi una decena de ocasiones, aquí os dejo mi subjetiva lista de los mejores lugares que ver en Bélgica.
Índice de contenidos
1. Bruselas, capital de Unión Europea
La capital del país suele ser el punto de partida de casi todos los viajes a Bélgica. No en vano, cerca de ella se encuentran los dos únicos aeropuertos que hay en Bélgíca: el de Charleroi y el de Zaventem.
Hay gente que desde los aeropuertos viaja directamente a otros lugares, esquivando la capital. Yo mismo lo he hecho en alguna ocasión, ya que las conexiones en tren son buenísimas desde ambos aeropuertos hacia todo el país. Pero si no conoces Bruselas, te invito a que te quedes unos días.
Bruselas es una ciudad moderna y multiétnica. En torno a la Grand Place se desarrolla la vida. Con buenos museos – como los Museos Reales de las Bellas Artes -, el Atomium, el famoso Maneken Pis y el barrio europeo (donde se encuentran los organismos oficiales de la Unión Europea), la capital belga da para una visita y es uno de los lugares que ver en Bélgica.
2. Gante, la joya imperial
Cuando la gente habla de Bélgica, siempre escucho la discusión sobre qué ciudad es mejor, si Gantes o Brujas. Para mí no hay color: Gante gana por goleada.
La ciudad imperial que vio nacer a Carlos I de España y V de Alemania, sigue manteniendo, más de 500 años después, su señorío totalmente intacto.
El de Gante es uno de los más bellos cascos históricos que he visto jamás. El Castillo de los Condes, la catedral, el puente de San Miguel, los dos canales – el Escalda y Elis – confluyendo, la torre Belfort, las antiguas casas gremiales… Pero Gante no es solo su casco histórico.
Algo alejado del centro se encuentra el museo STAM, perfecto para conocer la historia de la ciudad.
Durante mi última visita descubrí otra joya: sus murales de arte urbano. Hay un centenar de ellos repartidos por la ciudad y es una de las cosas más originales y creativa que ver en Bélgica.
3. Brujas, en un cuento de hadas
La ciudad de Brujas siempre me recordó al cuento de Hansel y Gretel.
De hecho, sigo pensando que estos dos chiquillos siguen atrapados en alguna de las casas de la ciudad. Por supuesto, en alguna hecha de chocolate y custodiada por una bruja. Les ayudaría a escapar, pero lo malo es que es imposible saber en qué casa están. Y es que el chocolate parece estar presente en todo Brujas. Hay chocolaterías casi en cada esquina y ya se sabe que las brujas pueden tener una apariencia agradable cuando quieren, así que la cosa está más que complicada.
Pasear entre sus casitas de fachadas perfectas y coloreadas siempre me ha dado una sensación de irrealidad total. Lo dicho, como si estuviera en un cuento.
Recomiendo Brujas como uno de los mejores lugares que ver en Bélgica porque la considero una ciudad para una excursión de un día, pero para mí no brilla con la intensidad que lo hace Gante.
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4. Amberes, una joya escondida
Para mí es Amberes es ese caballo ganador que vence la carrera tras un magnífico sprint llegando de tapado.
Esta ciudad flamenca me tiene totalmente cautivado y la sitúo a la altura de mi querida Gante.
Amberes tiene toda la oferta y características de una gran ciudad, pero en un tamaño reducido. Para mí es una combinación perfecta.
Son pocos los que saben que Amberes es la tercera ciudad más multiétnica del mundo. En ella viven personas procedentes de 174 países diferentes, siendo solo superada por Ámsterdam y Nueva York. Esa riqueza racial y cultural se ve reflejada en las calles: tanto en la gente que las inunda como en los restaurantes, eventos culturales y lenguas que escuchas al caminar.
Además, ahora es un gran momento para visitar Amberes, pues está teniendo lugar (y también durante todo el 2019) el festival cultural ‘Amberes Barroca 2018: Rubens Inspira’ en el que la figura del gran pintor Rubens – el vecino más popular de la historia de la ciudad – es ensalzada y recordada a través de decenas de eventos culturales que conectan el antiguo barroco de los maestros flamencos con los artistas contemporáneos.
Os aconsejo que dediquéis, al menos, un fin de semana a Amberes. Es una de las mejores sorpresas que ver en Bélgica.
5. La cerveza
A pesar de haber vivido en Dublín más de 8 años, debo reconocer que nunca fui un gran amante de la cerveza. Pero si vas a viajar a Bélgica, la cerveza es algo que tienes que probar. Y cuando digo ‘cerveza’ en realidad es un término amplísimo que puede llegar a abarcar centenares, sino miles, de distintos tipos de ellas.
Entre las más conocidas internacionalmente se encuentran Stella Artois, Duvel, Kwak o Grimbergen, pero existen otras como la Westvleteren XII, la Chimay Rouge, la Tripel Karmeliet o la Delirium Tremens que tienes que probar.
Delirium Tremens es también el nombre del pub más conocido de Bruselas. Allí dicen tener más de 2.000 cervezas diferentes. Lo he visitado en tres ocasiones y aún no hemos probado más de 40, así que tendré que dejarme caer por allí de nuevo. La última vez que pisé el Delirium Tremens la noche se transformó en una de las más surrealistas y divertidas de mi vida. Ahí os lo dejo.
6. El chocolate
Y si no soy un gran fan de la cerveza, con el chocolate me pasa justo lo contrario. En mi casa no hay día que no se coma chocolate. Y del negro, nada de tonterías. Cuanto más puro mejor.
Comer chocolate es, sin lugar a dudas, una de las mejores cosas que hacer en Bélgica. Las tiendas de bombones son los templos del chocolate, pero en lugar de oler a incienso huelen a cacao de calidad suprema. Cada vez que entraba a una de ellas, sentía el deseo irrefrenable de probar todos los bombones que tenía a la vista. Incluso los de chocolate con leche. Tal era el poder del hechizo.
Encontrarás tiendas de bombones en todas las ciudades belgas principales. Como ocurre siempre, hay marcas más caras y más baratas, siendo Godiva de las primeras y Leónidas de las segundas. En realidad, todos están tremendamente buenos.
Una caja de bombones belgas es, junto a un pack de buenas cervezas (con su copa de cristal trabajada), el regalo más típico que puedes hacer a tu regreso de Bélgica… Pero también el mejor.
7. Los festivales de música
Hace seis años tuve la suerte de acudir a dos festivales de música en Bélgica: el Reggae Geel y Lokeersen Festen.
El primero era, como su nombre indica, de música reggae, mientras que en el segundo bailé sin parar al ritmo de la música tecno, house y alternativa. Me encantaron ambos y nunca pensé que en Bélgica se podían montar unos saraos como esos durante el verano.
Una de las mejores cosas que hacer en Bélgica es hacer una ruta de festivales musicales veraniegos. Los hay de todos los colores y tipos.
De entre todos ellos destaca uno: Tomorrowland. Este festival de música tecno es, en su campo, el más grande y conocido del mundo. Es muy complicado conseguir entradas, pero si estás frente al ordenador justo cuando salen a la venta, podrás decir que has estado en Tomorrowland.
Tomorrowland tiene lugar en la localidad de Boom y tanto los escenarios como la atmósfera te hacen pensar que te encuentras en un cuento de hadas. Un cuento en el que David Guetta, Steve Aoki o Swedish House Mafia han puesto la banda sonora durante numerosas ediciones.
Entonces, ¿me acompañas a Bélgica?