Cuando uno observa el bello paisaje que aparece en el billete de 20 yuanes chinos (nombre de la moneda de China), tiene dos pensamientos: que tanta belleza no debería estar plasmada en algo tan material y que ese paisaje solo puede alojarse en una mente delicada y creativa, pues no debe ser real.
Aunque apoyo la primera idea, la segunda, tal y como comprobé de primera mano, es errónea.
Ese increíble paisaje kárstico de montañas calizas que parecen emerger abruptamente de las aguas del río Li, existe. Para poder disfrutar de él, deberás viajar a la región de Guilin y establecer tu base en la ciudad de Yangshuo. En cuanto dejes las calles de Yangshuo y te adentres unos kilómetros en el campo, descubrirás los encantos de la China rural, muy diferente a la urbana.
¿Cómo llegar a Yangshuo?
Situada en el sureste de China, para llegar a Yangshuo desde Europa la mejor opción es volar hasta el aeropuerto más cercano: el Aeropuerto Internacional de Guilin Liangjiang.
Las compañías KLM y Air France ofrecen vuelos a precios muy competitivos (entre 600 y 800 euros, en su mayoría) con escalas en Amsterdam y París antes de entrar en territorio chino. Una vez en China, tendrás que hacer una parada en lugares como Hangzhou, Pekín o Guangzhou antes de aterrizar en Guilin Liangjiang.
Aunque el viaje es de larga duración la comodidad y el magnífico sistema de entretenimiento a bordo de los aviones Boeing y Airbus operados por las compañías de bandera holandesa y francesa harán que apenas sintáis el paso de las horas. Buenos espacios entre asientos, últimos estrenos de cine y un menú que hará que no echéis de menos las comidas caseras de vuestras madres.
Una vez hayáis aterrizado en el Aeropuerto Internacional Guilin Liangjiang, deberéis desplazaros hasta la estación de autobuses de Guilin y tomar uno rumbo a Yangshuo. El trayecto de Guilin a Yangshuo no lleva más de hora y media.
Qué hacer en Yangshuo
Yangshuo y sus alrededores te ofrecen muchas posibilidades interesantes de entretenimiento, sobre todo si te gusta un poco la vida activa al aire libre. Sin embargo, la ciudad en sí también es interesante.
Compras, paseo, restaurantes y marcha a orillas del río Li
El río Li es, sin lugar a dudas, la fuente de vida de Yangshuo. Todas las cosas interesantes que puedes hacer en la parte urbana de la ciudad se encuentran junto a sus aguas.
La calle West es el centro turístico neurálgico de Yangshuo.
En ella se apelotonan puestos de souvenirs y artesanía en los que podrás elegir entre cientos de tipos de cuadros, marcos, artículos decorativos para la casa, recuerdos, telas, abanicos, lamparitas en forma de farolillos (muy bonitas) y, cómo no, ropa de imitación de las mejores marcas.
Siguiendo los puestos de la calle West, desembocarás en el río Li, cruzado por unos cuantos bonitos puentes adornados con flores y por el que puedes dar una vuelta de reconocimiento montado sobre una balsa de bambú impulsada por un remero.
Es en esta zona donde encontrarás la mayoría de los restaurantes turísticos de Yangshuo. La mayoría de ellos ofrecen un mix entre comida local y china. Te recomiendo que no te marches de la ciudad sin probar el pato a la naranja que la buena de Lucy cocina en su pequeño y acogedor restaurante, Lucy’s Heaven. Ese pato es tan exquisito y gratificante como la compañía de Lucy.
En temporada alta, al caer la noche la tranquilidad se ve algo rota por la música occidental que emerge de los distintos bares y garitos que se llenan de turistas que le buscan la vuelta a la noche china. No os preocupéis, si quieres pasear romántica o melancólicamente por la orilla del río Li, simplemente tienes que alejarte de la zona de la calle West.
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Descubrir cuevas
Con un paisaje kárstico como el que encuentras en esta región, es normal que alrededor de Yangshuo existan varias cuevas que merecen la pena una visita. Las cuatro más conocidas son: Dragon Cave, Silver Cave, Buddha Cave y Water Cave.
Se puede contratar excursiones a todas ellas y la que más fama tiene es la Water Cave. Aunque no es particularmente bella, dentro encontrarás unas pozas naturales de barro donde la gente se baña para después aclararse en unas piscinas de agua clara y acabar en otras de aguas termales. Todo un pack digno de los mejores spas.
Si vas en invierno, sin embargo, la Water Cave deja de ser una buena opción debido al frío y es mejor que visites la Dragon Cave, que ofrece unas preciosas formaciones calcáreas en su interior.
Rutas en bicicleta
Es la mejor forma de conocer los alrededores de Yangshuo y explorar la belleza de esta región. Vale, es cierto también que la bicicleta es mi forma favorita de descubrir los lugares naturales en mis viajes, pero os prometo que en este caso estoy siendo totalmente objetivo.
Puedes alquilar bicicletas a muy buen precio en Yangshuo. Os recomiendo que optéis por bicicletas de montaña, pues para adentrarte bien en el corazón de la china rural deberás dejar atrás los caminos asfaltados.
Montado en una de ellas, recorrí los caminos con la boca abierta, disfrutando de un paisaje que pensé que solo existía en los cómics. Las montañas de formas imposibles aparecían aquí y allá, totalmente cubiertas de vegetación y dejando humillados a los gigantes de Don Quijote.
Durante mi estancia en Yangshuo realicé tres rutas en bicicleta:
El primer día, estando fresco, hice una ruta bastante larga que nos llevaría hasta el famoso puente del Dragón. Construido hace más de 600 años, aún conserva la piedra original.
Aunque el puente en sí no es tan fotogénico, el trayecto siguiendo el precioso Yulong, a través de pueblos de campesinos, caminos de tierra y montañas es lo que realmente hizo que fuera uno de los mejores días que pasé en China. El tiempo total de la excursión fue de unas 5 horas y media, yendo a ritmo tranquilo.
Tras el esfuerzo de la primera jornada, me tomé el segundo día más relajado. Recorrí la orilla del río Yulong, pasando por la Moon Hill -una montaña con un agujero en forma lunar en el medio- y el Banyan Tree
El tercer día, sin embargo, fue una auténtica aventura. El objetivo era llegar a un lugar llamado Three Colors Pond (el Estanque de los Tres Colores). Para ello, seguí un camino muy complicado de adivinar en el limitado mapa que tenía. Ya casi llegando al estanque, decidí meterme por un camino secundario para llegar a la población de Puyi, pero resultó ser una senda sin fin que pronto cambió la piedra por barro y me obligó a hacer varios tramos a pie.
Atravesé aldeas de campesinos que me miraban con una sonrisa en la cara que decía “Ese se ha perdido fijo, porque por aquí nunca pasa un occidental en invierno”. Y sí, estaba perdido.
Pasé por zonas de frondosa vegetación, cañas de bambú creciendo en los márgenes del Li River, helechos varios y árboles frutales cultivados por los campesinos. A lo largo de ese bello camino, solo me cruzaba con los asombrados chinos que cargaban sus aparejos agrícolas, mandarinas, naranjas, leña o una gallina recién muerta para alimentar a la familia. Varios niños jugaban fuera de las casas con petardos y palos.
Al final, conseguí llegar a Puyi después de casi 5 horas de pedaleo.
La bici y mis ropas estaban llenas de barro, pero lo había pasado de lujo. Tras descansar un poco, comencé el retorno a Yangshuo por carretera y, tras una hora y media de pedaleo, llegué justo al anochecer, molido pero feliz.
Paseo en barca de bambú por el Río Li
A la hora de elegir qué parte del río íbamos a conocer, hicimos caso a los guías locales, que aseguraban que la zona más bonita del Li es la que va de Xinping a Yangdi.
Para llegar a Xinping cogimos un bus local que tardó unos 45 minutos.
Una vez allí, cogimos una mototaxi que nos llevó al embarcadero, donde nos esperaba nuestra balsa de bambú. Al poco, comenzamos a remontar el río lentamente.
El paseo lleva unas dos horas y el río es bastante ancho, de color azul oscuro y rodeado por esas extrañas montañas que parecen salir con fuerza de la nada.
Eso sí, os aviso de que no es tan buena idea hacer esto en invierno. Si vais en invierno os recomendaría realizar el trekking por el lado del río o recorrerlo en bicicleta.
Podéis montar la bici en el bus hasta Yangdi (casi una hora). Allí comenzáis a caminar -o pedalear- a la vera del río, siguiendo su curso. Tendréis que cambiar de orilla un par de veces con las balsas de la gente local. Pienso que caminar ese trayecto a tu ritmo y en la tranquilidad que da la temporada baja tiene que ser increíble. Eso sí, hay que abrigarse bien en invierno.
Yangshuo te muestra una cara muy amable y rural de China.