No voy a descubrir nada afirmando que en Sevilla se come muy bien y quizás la misma gastronomía de la ciudad sea uno de los alicientes principales para visitarla.
El centro de la ciudad está atestado de tascas, bares y restaurantes donde podréis comer buenos platos y tapas de todo tipo de calidad, servicio y precios dispares según el establecimiento que visitéis. No obstante, salvando alguna excepción, la media de la calidad y precio que encontraréis en la mayoría de restaurantes es envidiable para muchos de los que visitamos la ciudad y no vivimos en Sevilla.
Permanecimos cinco días por la capital andaluza y comimos en diferentes lugares. En algunas ocasiones escogimos el restaurante porque nos lo habían recomendado pero en la mayoría de los casos entramos porque teníamos hambre y el lugar a primera vista se merecía una visita.
A continuación va un listado de los diferentes restaurantes y bares donde comimos tapas o platos por Sevilla durante nuestro viaje de cinco días:
Índice de contenidos
Restaurante Doña Elvira (Santa Cruz)

En los fines de semana con puente no es fácil encontrar en el barrio sevillano de Santa Cruz una mesa libre en las terrazas. Eso es lo que nos ocurrió durante el puente de todos los santos y tuvimos que dar unas cuantas vueltas por la zona hasta finalmente decidirnos por el que tenía el menú en inglés. Siempre suelo evitar esos sitios ya que habitualmente encontraremos un menú con precios a la alza, los platos van a ser más bien escasos y la calidad tirando a standard. No siempre es así por supuesto, pero siempre intento dar con un lugar más auténtico y cercano al sitio que estoy pisando.
Aun así, tras dar unas cuantas vueltas, acabamos sentados en la única terraza que vimos libre. Se trata del restaurante Doña Elvira en la preciosa plaza que lleva el mismo nombre. Tras barajar los menús disponibles y la carta optamos por hacer una combinación de menú (dos platos, bebida y postre a 14 euros) y carta.
A destacar el rabo de toro que ofrecen en la carta a 18 euros. Tirando a caro pero abundante, con una salsa estupenda y la carne bien guisada.
El total nos salió por 53 euros y, tras disfrutar del almuerzo, rectifiqué gustosamente mis recelos iniciales.
Sierra De Sevilla (Zona Catedral)
Se encuentra en la calle Joaquin Guichot y lo encontramos por casualidad tratando de escapar de las calles más turísticas que rodean la Catedral. Fue una sorpresa y al entrar nos dio la bienvenida un cerdo sonriente que ya anunciaba lo bueno que estaría el jamón de la casa.
Disfrutamos de un buen surtido de platos en la terraza. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las tapas solo se sirven en el interior y en la terraza solo sirven raciones. Preferíamos estar en la terraza y eso redució la oferta gastronómica que íbamos a zamparnos ya que lo platos iban a ser de mayor tamaño y más caros.
A destacar las cachinas de cerdo, el jamón, los calamares y las olivas. Buena calidad y servicio. El precio en la media de la zona a unos 15 euros por cabeza.
Casa Cuesta (barrio del Triana)
Casa Cuesta fue el restaurante más apetecible desde el exterior que encontramos paseando por el barrio de Triana. También es el restaurante que peor recuerdo traigo a casa después de este viaje por Sevilla.
Haz click para más info y llévate un 5% de descuento.
Lo encontraréis en la calle Castilla nº 1. Nos sentamos en la terraza y tardaron más de 20 minutos en servirnos. La jarra de sangría llegó acompañada con un vaso sucio -una pena que no pensé en ese momento hacerle una foto a ese vaso repleto de huellas dactilares y pintalabios que te tiraba para atrás-. Me lo cambiaron sin disculparse.
Desconozco si en Sevilla cuando uno lee solomillo entiende que la carne es cerdo por definición. Siempre he pensado que un solomillo es de ternera y si luego es otra cosa se especifica claramente en el menú. No fue así como lo entendió el camarero -que tras la del vaso y esta última empezó a mostrarse nervioso y diría que hasta agresivo- cuando le comenté que esa carne no sabía a ternera en absoluto.
Ya de paso, añadir que esa tapa de solomillo iba con salsa de whisky y todavía trato de adivinar donde estaba el whisky. El plato se había convertido en un auténtico submarino ahogado en aceite.
Camareros agresivos, vasos sucios y platos en piscinas de aceite. No volvería ni en pintura. Me dio la sensación que Casa Cuesta es un lugar mítico venido a menos.
Bar Patanchón (zona de la Catedral)
Pincha aquí para hacer tu reserva.
Se encuentra en la cuesta que deja atrás la Catedral. La calle se llama Mateos Gago y es una zona muy turística. Viendo la gente comer en su interior nos entró el gusanillo y decidimos picotear alguna cosa sentados en una de las pequeñas mesas al exterior.
Como podéis ver en la misma cuenta nos tomamos media ración de salmorejo -problamente el mejor que probé en Sevilla- y unas buenas gambas al ajillo.
Lo encontré algo caro por la cantidad de comida que viene en las raciones aunque imagino que esta zona tan turística y cercana a la catedral es lo que tiene.
En el momento en que tuvimos la primera caña sobre la mesa, observamos que al otro lado de la calle la gente disfrutaba de lo lindo en las puertas del pequeño bar Álvaro Perejil. Una opción que me apunté para otro día pero que finalmente no se cumplió.
El Patio de San Eloy (barrio de Triana)
Encontramos este restaurante caminando por Triana en busca de la procesión nocturna del 1 de noviembre.
Se encuentra en una esquina de la céntrica calle de San Jacinto y nos sentamos en una de las pequeñas mesas al exterior. El movimiento de los camareros destilaba trabajo continuo y buen servicio. El lugar estaba lleno y disfrutamos de unos buenos pinchos de jamón y lomo con salmorejo.
Precios aceptables, buen trato y excelente calidad (al menos en los dos platos que probamos).
Restaurante La Locanda (La Alameda)
Tras hacer el gafe en el estadio Sánchez Pizjuán y ver el Sevilla perder incomprensiblemente contra el Granada, nos fuimos a tomar unas copas por La Alameda. Antes, eso sí, repasamos los restaurantes que nos encontramos por la zona y finalmente nos decantamos por una pizzería para variar la dieta de sevillana de los últimos días.
Nos sentamos -para variar en Sevilla- en la terraza y nos encontramos con un servicio muy simpático, rápido y unas estupendas pizzas con base fina y crujiente, ingredientes abundantes y a menos de 10 euros cada una. Si pedís aceite picante, ¡ojo que pica y mucho!
Echando un vistazo a las otras mesas observé que los platos de pasta también tenían muy buena pinta.