Antiguamente existía un curioso medio de transporte en Funchal, la capital de la isla portuguesa de Madeira.
Las pronunciadas laderas de la isla no ayudaban a la movilidad y los lugareños del pueblo de Monte inventaron un veloz sistema para bajar hasta el centro de Funchal a mediados del siglo XIX. El método consistía en elaborar unos carros con una cesta de mimbre donde el pasajero era transportado por dos conductores a base de cuerdas. Hoy en día, los aldeanos han cambiado el coche por la cesta de mimbre pero ya se ha convertido en una auténtica tradición turística en Funchal.
No dudamos en subirnos a uno de ellos y disfrutamos de la velocidad que las pendientes ofrecían a través de calles serpenteantes y estrechas. Se trata de un trepidante descenso de un par de kilómetros hasta llegar a las inmediaciones de Funchal.
En las cestas de mimbre pueden subir dos personas a modo de trineo de nieve y el precio por pareja es de 30 euros. Un par de locales vestidos de blanco tradicional y sombrero de paja empujan el carro y frenan en las curvas usando la alta tecnología de sus cuerdas.
¡Una experiencia en Funchal altamente recomendable!
Pues sí! en las primeras curvas te aseguro que la adrenalina subió al ver el arcén tan cerca! Eso sí, no te sabría decir cómo funciona el mecanismo interno, si es con patines o con ruedas. Me inclino a pensar que era con ruedas ya que se veía bastante rudimentario pero con la adrenalina no me dio por preguntar! :)
Y sí, alguna de las calles por las que pasamos eran de doble sentido…
Da un poco de cosa en algunos tramos pero tiene pinta de ser muy divertido. Eso sí, imagino que por esa calle sólo se baja y no hay dos sentidos de la circulación ¿no?
Las cestas ¿tienen patines engrasados o ruedas ocultas? Porque deslizan estupendamente :)