El malecón de La Paz, la capital de la región de Baja California Sur, parece trasmitir al viajero la esencia de su topónimo a lo largo de su delicioso paseo marítimo, con sus apetecibles veladas en las terrazas de sus restaurantes repletos de marisco y su estilo de vida tranquilo, alejado del turisteo habitual que encontramos en Los Cabos al sur de la península de Baja California.
Llegamos a La Paz tras visitar Todos Santos. Cruzamos la península de oeste a este en transporte público en apenas unas horas. Llegamos a la céntrica estación de autobuses de La Paz y nos fuimos en busca del hotel donde teníamos reservadas las dos últimas noche de viaje por Baja California.
El hotel se llamaba Seven Crowns y tras echarle un vistazo rápido en Google Maps nos pusimos en su búsqueda.
Por cierto, por si no lo sabéis, la aplicación de Google Maps en móvil os permite bajaros trozos de mapas para tenerlos siempre disponibles aunque no tengáis wifi o 3G. Es una herramienta ideal para bajarnos mapas de las zonas que nos disponemos a visitar y, con previa antelación, sabemos que no vamos a tener conexión. De esta manera tenemos los mapas al máximo detalle siempre disponible independientemente de la disponibilidad de acceso a internet que tengamos.
Encontramos el hotel en el mapa y nos dirigimos hacia el malecón. No obstante, resultó que en La Paz habían dos establecimientos de la misma cadena y el hotel donde teníamos la reserva no era precisamente ese. Así que nos tocó volver hacia la estación de autobuses y en un par de calles al interior encontramos el hotel donde un par de camas en habitación doble nos esperaban.
En La Paz el porcentaje de turistas disminuye ostensiblemente en comparación con otros lugares de Baja California. Especialmente si comparamos con las ajetreadas calles de San José o El Cabo San Lucas. La Paz es un destino ideal para conocer más de cerca a los mexicanos que viven en La Baja.
Me alegro que nuestros dos últimos días de viaje en Baja California sucedieran en La Paz. Eso nos permitió despedirnos de México a paso lento y conocer la gente con más tranquilidad.
Nos mezclamos con los locales jugando al bingo en la plaza mayor de la ciudad. Un curioso bingo visual que en lugar de números consistía en cantar escenas cotidianas, personajes o situaciones. Nosotros debíamos comprobobar si las escenas citadas correspondían entre las figuras que aparecían en nuestro cartón y escondíamos con alubias a las afortunadas. No nos tocó, pero al cabo de cinco partidas conseguimos cambiar las iniciales miradas furtivas de los locales en sonrisas de complicidad y eso, te aseguro, me vale más que cantar un bingo.
Frente a la plaza mayor encontramos la Catedral de La Paz y tras el buen humor del bingo nos adentramos en ella. La actual catedral se construyó sobre una antigua misión de jesuitas a mediados del siglo XIX. A pesar de su estilo sobrio y neoclásico nos alegró observar que se estaba celebrando una boda y no dudamos en mezclarnos entre los invitados para observar los usos y costumbres de la liturgia mexicana.
Paseamos por el malecón de La Paz repetidas veces disfrutando del buen tiempo, de las exquisitas estatuas que decoran la costa entre las que destaca la figura de Jacques-Yves Cousteau, el gran descubridor de la riqueza marina del mar de Cortés y las reservas naturales que rodean La Paz como la espectacular Isla Espíritu Santo.
Nos tomamos unos buenos chupitos de tequila en un bar mientras contemplábamos una pelea de boxeo entre un gringo y un mexicano. Entre los puñetazos que se pegaban Canelo y Trout vi por primera vez un combate de boxeo por televisión y saltamos de alegría junto a los locales cuanto fue el mexicano Canelo el que derrotó al gringo con un apabullante knockout.
Probamos la buena gastronomía del lugar. A lo largo del malecón encontramos múltiples restaurantes con terraza donde degustamos de los platos típicos de la zona. Los burritos y las enchilladas abundan pero sobre todo el marisco y el pescado son los reyes de la mesa. A precios mucho más económicos que en las zonas turísticas de Los Cabos, disfrutamos de lo lindo y siempre acompañados de una buena Corona entre las manos. Recuerdo especialmente el restaurante Los Laureles, con jaibas -cangrejos- espectaculares, langosta y cigalas.
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También destaco el Bismarkcito, con ostras y almejas gigantes. Por apenas 500 pesos -unos 30 euros- podéis disfrutar de un auténtico festín de marisco para dos personas en ambos restaurantes.
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En México, y especialmente en La Paz, saben muy bien cómo practicar el dolce far niente, pero también saben lo que son los deportes acuaticos y en la próxima y última entrega os contaremos nuestra trepidante visita a las islas Espíritu Santo.
Es un artículo muy interesante acerca del estado de California, en este artículo se puede ver que es un estado con grandes atractivos turísticos, sobretodo en las imagen es que tienen una comida muy deliciosa
Gracias David! Pues sí, la gastronomía en La Paz es estupenda y a muy buen precio!
Muy buen artículo y menuda pinta tiene la comida.
Un saludo.