A la hora de llenarte el estómago en Cartagena de Indias tendrás una buena variedad donde elegir.
Dentro del centro histórico de la ciudad hay multitud de bares y restaurantes que ofrecen platos variados -sobre todo de cocina italiana- aunque los precios son siempre para turistas. Nosotros cenamos una noche en una de las terrazas de uno de estos restaurantes y aunque la calidad de la comida no era muy buena, los coctails y el ambiente merecian la pena. Cada 5 minutos se pasea alguien a entretener al personal: malabaristas, solistas con su guitarra, prestidigitadores, vendedores de pequeñas esculturas similares a las que venden en el tour de las Islas del Rosario, fotógrafos de los que después te venden la foto enmarcada y así un sinfín más de gente que animan el cotarrito.
Con una temperatura de casi 25 grados por la noche, todas las mesas llenas y una buena cervecita mientras contemplas y escuchas la música de la calle, uno disfruta el momento por un euro y poco la birra.
Para aquellos que quieran ahorrar un poco más de pasta a la hora de comer y cenar, les recomiendo dos opciones cerca del centro: cualquiera de los muchos restaurantes típicos de la tierra que hay por el barrio de Getsemaní o los chiringuitos callejeros que están justo al lado de la Torre del Reloj -puerta de acceso al centro histórico- pegados a la valla del parque.
Nosotros cenamos 2 noches en el mismo chiringo y conocimos a Walter, un colombiano que había cumplido 4 años de cárcel en España tras haber sido detenido en su primera vez cruzando como mula. Walter nos contaba la historia como quien te está contando que ayer se torció el tobillo jugando al fútbol. Ché, qué mala suerte, pero ahora: ¡A seguir viviendo!. Nos dijo que el tema de mulas para cocaína es una salida muy fácil para la gente colombiana que está desesperada por encontrarse en la pobreza o el paro. Le ofrecieron sólo 10.000 dólares y aceptó. Él pasó el control pero la mujer que fue con él, no. Después fue fácil seguirle la pista una vez la mujer había sido apresada y dieron con él. Nos pareció un tío majísimo y nos juró que nunca más en la vida se le había pasado por la cabeza el volverlo a intentar y no lo recomienda a nadie.
Las cervezas con Walter nos salieron por menos de un euro cada tercio y el tema sólido lo solucionamos comiéndonos unos ricos pinchos de carne que estaban asando en otro puesto justo al lado. Eso sí, ni preguntamos qué tipo de carne era. Por 5 euros has bebido y comido algo y ya tiras para otra zona.
En cuanto a los restaurantes de Getsemaní, comimos en 2 diferentes. Su mayoría ofrecen típicos menús por unos 3 euros y después comida a la carta. El menú suele estar compuesto de una pequeña ensalada y una sopa acompañada de pescado o carne con arroz y papas o fríjoles. Se puede comer con eso y te ponen un vaso de una bebida dulce que no sé cómo se llamaba pero no me gustó.
La parte más moderna de Cartagena apenas la pisamos así que no puedo deciros mucho. Eso sí, nos comimos el típico plato de pescado frito -entero-, arroz y banana frita con ensalada por unos 4 euros y pico. Fue en un chiringuito en una estrecha franja de playa que hay delante de algunos de los complejos hoteleros de la zona nueva.
Para comprar cosas por vuestra cuenta en la zona de Getsemaní encontramos un mercadillo donde puedes conseguir frutas y pescado de todo tipo. Los precios son muy baratos y es un auténtico caos que merece la pena ver por el colorido y la vivacidad que se crea entre los puestos y la gente.
Cartagena es ciertamente un destino maravilloso en Colombia. Yo visite la ciudad de Leticia y realmente es un paraiso para nosotros amantes de la naturaleza. Estuve alojado en el hotel Amazon Bed & Breakfast, que realmente es una buena opcion para el europeo que quiere visitar el destino.