La barrera del idioma es una de las primeras limitaciones con las que chocamos cuando estamos en un país si en este no se habla nuestro idioma. Podemos llegar a sentirnos un poco confusos o quizá nos resulte difícil hacernos entender y hasta podemos sentirnos inhibidos de hablar con la gente.
Siendo un turista; uno que está de paso por algún país, este tema no nos va a resultar muy relevante ya que en la mayoría de los lugares turísticos la gente que nos atenderá (tanto hostels como restaurantes, entre otros lugares) está acostumbrada a hablar inglés y aunque nuestro inglés no sea el mejor nos haremos entender a base de frases cortas, palabras y especialmente señas.
Fuera de lo que engloba la situación anterior de estar visitando por poco tiempo cualquier lugar turístico, cabe la posibilidad de que encuentres un lugar que realmente te gusta y que se te cruce por la cabeza la loca idea de quedarte a vivir allí por algún tiempo y de disfrutar más que unas cortas vacaciones en ese paraíso que tanto te gusta.
Esto dicho por el aire parece una idea completamente difícil de concretar y, hasta podría tomarse como una utopía pero, en realidad, constituye más que una limitación real un reto a nivel psicológico y a nivel del grado de determinación que tengamos en lograr nuestro objetivo. No digo que aquí, la parte económica no juegue un rol importante pero muchas veces las barreras más difíciles de superar son las menos perceptibles.
Por eso decidí compartir mi experiencia al respecto y contarles cómo luego de un viaje planeado por 6 meses para visitar a mi familia, terminé viviendo durante 3 años en un pueblo de ensueño que bordea los Alpes Orientales austriacos y pude recibirme de luhtier de instrumentos de cuerda matriculado en ese mismo lugar. Según mi forma de ver la vida, muchas de nuestras limitaciones comienzan y otras veces hasta terminan en nuestra propia mente. Por eso escribo este artículo, pretendiendo aclarar la mayor cantidad posible e intentando transcenderlas.
De aquí en adelante me esforzaré por aclarar cuales fueron las limitaciones de mayor importancia que fui superando a lo largo de esos 3 años con el fin de que ustedes no caigan en los mismos miedos, dudas e inseguridades o que, por lo menos, puedan superarlos con menor dificultad.
Al final dejaré algunas preguntas como para que den su opinión y me ayuden a ayudarlos mejor. ¡Críticas constructivas serán bienvenidas!
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Desde el día 1 y un poquito más atrás también.
Comencemos por el principio. Aterrice en Austria con la idea de tomarme una pausa de la universidad (lo que en realidad era una burda excusa ya que estaba agotado y muy poco motivado como para seguir estudiando) y de conocer a fondo a mi media familia, visitar el país, viajar, etc. Todo planeado por un lapso máximo de 6 meses, entiéndase la ironía de la vida. Como es común con los planes, la mayoría de las veces hay que hacerles ajustes de último momento. Así que decidí hacer algunas modificaciones.
Sin exagerar, y como debe pasarles a muchos, creo que luego de pestañear un par de veces, ya se habían pasado 3 meses. Fue como abrir y cerrar los ojos. En ese tiempo había estado haciendo un curso intensivo de alemán, visitando el país y el tiempo se me escapó como arena entre los dedos. Durante ese lapso tuve la suerte de encontrarme con unos vecinos encantadores que me llevaban para todos lados cada vez que salían de viaje (estos son los típicos y conocidos «golpes de suerte» de los viajeros). Aquí quiero aclarar que no soy de los que cree en la suerte como un evento casual y fortiuto. Más bien creo que con nuestras acciones e intenciones del día a día vamos «formando» si así se quiere nuestra propia suerte. En fin, con ellos conocí gran parte de Austria y de su oferta cultural.
Hagamos un freno aquí. Este artículo está orientado hacia personas que piensan que el desconocer el idioma de un país es una gran barrera cultural casi imposible de superar en el corto plazo y, que se requiere mucho esfuerzo y tiempo de aprendizaje. De antemano les digo que esto no es tan así. Y lo digo con conocimiento de causa. Aprender un idioma implica esfuerzo y tiempo. No voy a negarles que esto es cierto, pero puede llegar a ser un proceso divertido si puedes reírte de tus propios errores y si te mantienes abierto y perceptivo.
Aprendiendo el idioma
Antes de salir de la Argentina había pasado 2 años estudiando alemán en la Sociedad Escolar Alemana (gran nombre que en realidad no me ayudó de nada a la hora de hablar). Una vez llegué a Austria no podía entender más que «sí» y «no». Esto es gracioso pero también literal. Por un lado me sentía muy desilusionado y desmotivado, y por otro un idiota por haber invertido 2 años en un idioma y no poder entender más que lo básico.
Al principio era esto lo que pensaba, pero resultó que esta vez (como también sucede en muchas otras ocasiones) el sistema de enseñanza es un gran mierda y está ahí para enseñarte lo que no necesitas y para darte herramientas que jamás utilizarás.
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En cuanto llegué comencé un curso de alemán en la Volkshochschule de Viena en donde literalmente aprendí la misma cantidad de conceptos y temas en alrededor de 2 meses.
Ahora que lo pienso bien, o es que yo fui 1200% más eficiente como estudiante (lo cual me convertiría en una especie de Einstein²) o realmente intentar aprender un idioma en un país en el que este no se habla es una tarea completamente inútil. Y les puedo asegurar que soy tan normal (o anormal quizá) como todos ustedes.
En realidad lo único que hice fue proponerme un objetivo y ir por él. Pero lo que me sorprendió fue que a base de voluntad y horas de estudio conseguí llegar a mi objetivo en tan solo 2 meses. Un tiempo que al comenzar me parecía utópico e irrealizable; una completa locura.
Luego de una semana de curso ya empezaba a pronunciar mis primeras palabras (hola, chau, papá, mamá, etc) y después de un mes ya casi podía hablar de corrido. El progreso era kilométrico. No existía ni existe ningún tipo de comparación temporal. Allí tu escuela estaba abierta las 24 horas al día los 7 días de la semana y lo mejor es que era completamente gratis y libre de impuestos (fuera del costo del curso de alemán propiamente dicho). Y hasta en muchas ocaciones la gente te invita a reuniones, fiestas, a tomar algo o lo que sea por el mero hecho de que eres extranjero y no puedes valerte por vos mismo. Muchos de mis mejores amigos de Austria los he hecho en la calle, en una parada de colectivos, en festivales, etc. Algo que como argentino en mi propio país pocas veces me sucede.
Con esto no quiero decir que desde un principio todo va a ser color de rosas pero la verdad es que en base a «no desmotivarte» por las primeras complicaciones y seguir intentando progresas cada vez más y te aseguro que tus pasos serán gigantes. Quizá se entienda mejor con la siguiente reflexión.
¿En qué radica esta gran diferencia en el aprendizaje? Esto es simple, está en que cuando uno «necesita hablar» para comunicarse, aprende las palabras a otro ritmo. Creo que podría explicarlo diciendo que la situación de necesidad de comunicarnos y de recibir información nueva constantemente activa en nuestro cerebro un modo de asimilación monstruoso. No creo que haya alguien que en esta situación no se haya sorprendido de sus capacidades de aprendizaje. No te olvides que la gran mayoría de nuestras limitaciones no son reales si no, únicamente mentales. Es decir, que cuando te lo propones firmemente lo logras tarde o temprano.
De estudiante a Luthier
Retomando, luego de mi abrir y cerrar de ojos de aproximadamente 3 meses, me encontré con que tramitando algunos papeles (Residencia, Meldezettel, entre otros) podía comenzar un estudio que me interesaba. Quería visitar el curso de Luthier de instrumentos de cuerda que dictaba la HTL (instituto) de Hallstatt. Así decidí ir a visitar el lugar, total lo peor que puedo recibir era un «no» como respuesta. Aparte no me faltaban motivos para querer conocer el lugar.
Cuando llegué no lo podía creer. Daba la sensación de estar inmerso en una típica postal donde el lago está seguido por la imponente ladera de una montaña y en donde los lugareños se las habrían ingeniado de alguna manera para construir sus casas allí a pesar del poco espacio de tierra que quedaba.
El día que llegué coincidió con un «Puertas abiertas» del instituto, por lo que pude conocer todas las instalaciones. Y por suerte, sin previa cita, tuve una entrevista con el propio director del instituto. Para mi sorpresa lo encontré bastante sorprendido y contento de que un extranjero argentino (o sea un extranjero que venía del otro lado del charco) tuviera interés en estudiar en un pueblo en el medio de los Alpes. A decir verdad, si yo hubiera estado de su lado también me hubiera sorprendido y hasta hubiera sentido un poco de compasión por el pobre argentino que vino hasta el «culo de Austria» para pedir que lo dejaran convertirse en luthier. Al final, la compasión sumada a la cara que debía tener mientras le estaba hablando, ayudaron a que me permitiera hacer una prueba de 2 semanas para evaluar si cumplía con los requisitos que pedía el instituto. A la semana siguiente ya estaba en mi primera clase y a las 2 semanas me aceptaron definitivamente.
Los próximos años tuve que cambiar varias veces de habitación compartida pero luego del primer año todo se estabilizó y comencé a vivir en un departamento compartido con 2 compañeros del instituto.
Obviamente al principio la situación no fue lo más optima. Pagar los gastos y la comida no me hacía mucha gracia, y ni contarles del buen humor de la dueña de la primera habitación que alquilé. El estudio también se me dificultaba porque todos los textos estaban en alemán y eran bastante técnicos. Pero volviendo a lo mismo, te aseguro que te asombrarás de lo competente que puedes ser si te pones en una situación que requiera necesariamente el desarrollo de una capacidad que antes no tenías. O al menos eso es lo que más me sorprendió de mi mismo.
Lo que quiero decir es que en todo «gran desafío» en la vida no podemos preveer todo con anterioridad (si estaría todo previamente planeado no sería realmente un GRAN desafío no?). Salir de la zona de confort es el gran paso y de ahi en adelante tendremos que desarrollar lo demás en base a nuestro poder de improvisación e intuición (capacidades que creo que subestimamos muchas veces).
Gracias a esa decisión pude pasar los próximos 3 años con esta vista de fondo y no me arrepiento en lo más mínimo por el esfuerzo que invertí en ello.
Muchas tardes luego de las clases o durante en fin de semana hacíamos fogatas en «la isla» frente al taller donde abríamos varios cajones de cervezas y cocinábamos lo que nos iba quedando en el fondo de la heladera. Es verdad, un panorama bastante romántico siempre acompañado de música y buena onda por parte de todos.
La experiencia fue fantástica y no dudaría en repetirla si pudiera volver el tiempo atrás. Y más en el caso de poder hacerlo sabiendo todo lo que sé ahora. Trataría de no cometer los mismos errores y disfrutar lo más que pueda sin hacerme problema por las cuestiones por las que siempre nos agobiamos y que tarde o temprano se resuelven.
Errores que no volvería a cometer tras la experiencia
Quiero dejarles un resumen de lo que para mi, son los errores y las barreras que no volvería a cometer si estuviera de vuelta en ese lugar.
1. La barrera del idioma para el que recién llega: La primera barrera que vas a tener que superar es el dolor de cabeza producido por escuchar un idioma no-propio las 24 horas del día durante horas y horas.
Aquí te ayudarán mucho las pausas durante el primer período, juntándote con gente que hable español ya que llega un momento en que el cerebro se satura de tanta información nueva. Es de lo más normal aunque no durará mucho tiempo.
Y digo dolores de cabeza literalmente. Luego de estudiar algunas horas y buscar palabras en el traductor del celular o en internet durante horas (les recomiendo Linguee.de para traducciones de expresiones complejas) necesitas una pausa, dormir bastante y salir a tomar aire. Especialmente cuando intentes leer y necesites mucho tiempo para buscar.
Con respecto a esto quiero contarles lo que pude ver. En Viena uno se encuentra en una ciudad rica en sus diferentes culturas. Encontramos además de austriacos y alemanes, turcos, musulmanes, africanos, serbios, croatas, etc, etc. Una amplia gama de culturas e idiomas que interactuan en un mismo lugar. Lamentablemente la gran mayoría de la gente se cierra con los de «su propia etnia» y no aprovecha la oportunidad que tienen frente a sus ojos. No se preocupan por aprender más que lo imprescindible para el día a día y luego de 20 años no pueden decir más que «dónde esta el baño?» o «dónde encuentro la próxima parada del autobús?». ¿No creen que esto es una lástima? Hay que aclarar que en muchos casos para una gran cantidad de personas el choque cultural es muy grande (por ejemplo entre austriacos y musulmanes, donde las culturas de restricciones a las mujeres son completamente opuestas) y naturalmente el miedo a lo desconocido y la repulsión a lo diferente juegan aquí a favor de la separación de la gente y por ende, en que la gente se relacione menos con los que no forman parte de su grupo cultural. Y… ¿cómo hacerles entender que no hay nada que temer? Bueno, eso es algo que cada uno tiene que superar o como dicen los maestros budistas, cada uno debe «dar un paso en el vacio» y enfrentarse a lo desconocido.
2. La barrera del que cree que ya lo sabe todo: esta limitación la noté pasados 6 meses de vivir allí. En el primer tiempo vas a aprender mucho vocabulario en muy poco tiempo (más que nada las cosas que son realmente imprescindibles para que te puedas manejar independientemente). Y no es malo que sigas con la autoestima bien alta, pero debes cuidarte de no caer en la arrogancia y que esta se convierta en una barrera para seguir aprendiendo.
En los primeros meses recibirás las correcciones que te hagan con una gran sonrisa pero luego de un tiempo la situación comenzó a cambiar un poco, al menos en mi opinión.
Recuerden que las correcciones y la ayuda que les brinde la gente son los mejores maestros que podrán tener así que manéjense con humildad y diviértanse aunque se equivoquen y la gente los malentienda. Otra cosa para destacar es que estas correcciones, a diferencia de si vas a una academia, son completamente gratis.
3. La barrera del que no acepta ayuda: una de las malas costumbres que tiene la gente es la de decir «no» cuando otro quiere ayudarlo. ¿Es que nos creemos tan autosuficientes (casi rozando la soberbia) como para aceptar ayuda o somos demasiado estúpidos? Literalmente, muchas veces no sabemos como soportar el recibir porque siempre creemos que esto conlleva necesariamente que el otro quiere recibir algo a cambio. Esto no me parece que sea la realidad en todos los casos. El que quiere ayudarte de corazón, o sea, sin segundas intenciones, generalmente no espera nada a cambio y hasta se alegra de poder darte una mano. Así que si estas en una situación difícil acepta la ayuda. Y si esa persona espera sí o sí que le retribuyas con algo mejor no aceptes su ayuda ni lo consideres un amigo de verdad.
Acostúmbrate a dar sin querer recibir algo a cambio y también a recibir sin sentir que sí o sí estás obligado a devolver el favor. Obviamente que si un buen día te levantaste y te dieron ganas de regalarle algo a esa persona que te dio una mano, ¡adelante! Pero no lo hagas por compromiso. Ya llegará el momento en que tengas que ayudar a alguien y en esa situación te vas a acordar del momento en el que necesitabas una mano y te la dieron, entonces te va a ser casi imposible resistirte a darle una mano a esta persona. Y lo mejor es que lo vas a hacer con una gran sonrisa.
¡Fomenta la cadena de favores!
Espero que este, a pesar de ser uno de mis primeros artículos, tenga consejos que te sean útiles o por lo menos piquen el bichito de tu curiosidad. Espero que te replantees viajar más y hasta quedarte en países donde pensabas que no ibas a poder. Siempre puedes tramitar una VISA por trabajo o buscar la forma de extender tu estadía. Muchos países no lo permiten, pero muchos otros sí y es algo que podéis aprovechar.
Tenes que saber que hoy en día más que nunca, las personas que manejan varios idiomas tienen, dentro del ámbito laboral, muchas más puertas abiertas. Esto obviamente si tu idea no es trabajar toda tu vida en el pueblo en el que naciste o a 100 km de allí. Así que no dejes pasar la oportunidad de conocer un país que te guste y de aprender su idioma.
Me gustaría mucho recibir su feedback sobre el texto y obviamente responder todas las preguntas que se les pasaron por la cabeza mientras iban leyendo.