En el norte de Islandia, la ciudad más importante es Akureyri, pero el lugar con mayor atractivo turístico es, sin lugar a dudas, el lago Mývatn. La traducción de su nombre al español («el lago de las moscas pequeñas»), sin embargo, no es particularmente alentador. No os preocupéis, ese nombre viene dado por las muchas mosquitas impertinentes que aparecen en el entorno de lago cada verano. Es cierto que cuando el calor aprieta, estas mosquitas pueden llegar a ser un incordio importante, pero nada que no se pueda solucionar con una buena redecilla de explorador cubriendo nuestra cara. Dicho esto, el lago Mývatn ofrece una bellísima variedad de lugares que visitar. Entre ellos destaca Dimmuborgir, la fortaleza oscura de Islandia («fortaleza oscura (o de oscuridad)» es la traducción del nombre al castellano).
Dimmuborgir es uno de esos lugares complicados de explicar, que tan solo llegas a comprender cuando te encuentras en él. Un auténtico campo de lava milenario que regala un sinfín de formaciones rocosas de extravagantes formas. Y todo ello aderezado con las clásicas leyendas islandesas que aparecen en cada rincón del país, acompañando a esos paisajes esculpidos con tanto arte por la Madre Naturaleza que nos resultan inexplicables.
Y es que dicen que en Dimmuborgir habitan seres mágicos, de los que te hablaré más tarde.
Cómo llegar a Dimmuborgir
El campo de lava de Dimmuborgir se halla en los alrededores del lago Mývatn, en la parte norte de Islandia. Para llegar a él, lo mejor es hacerlo con tu coche de alquiler.
Desde Akureyri, tendrás que conducir algo más de 1 hora y 10 minutos hasta el aparcamiento de Dimmuborgir, siguiendo las carreteras 1 (la principal de Islandia) y 848. Desde Húsavik son tan solo 50 minutos de conducción, mientras que tienes casi 6 horas desde Reikiavik.
Si no te quieres complicar la vida, siempre puedes contratar una magnífica excursión por el Círculo de Diamante, que incluye la visita a Dimmuborgir. Te recogerán en tu hotel de Akureyri para visitar la fortaleza oscura y lugares tan bellos como la cascada de Godafoss o el cañón de Ásbyrgi.
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La formación de Dimmuborgir
La formación de los extraordinarios pilares de Dimmuborgir se debe a la lava fundida que se vertió en un estanque tras la erupción de los cráteres Lúdentarborgir y Þrengslaborgir hace unos 2.300 años.
La parte superior del estanque de lava comenzó a solidificarse, creando una especie de techo crujiente bajo el cual pasaba la lava líquida. El agua subterránea quedó atrapada debajo del estanque hirviente, creando un vapor que se abrió paso, con pequeñas explosiones, a través del techo y formó estos pilares.
Los pilares solidificados permanecieron en pie incluso después de que el estanque de lava se drenó y el techo petrificado colapsó. Las rocas son quebradizas y frágiles debido al proceso de su formación, por lo que te rogamos que tengas cuidado y no intentes escalar sobre ellas.
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Caminando por los campos de lava de Dimmuborgir
Caminar por Dimmuborgir te crea una extraña sensación de estar paseando por otro planeta.
Dimmuborgir tiene alrededor de 1-2 km de diámetro y 20 metros en su punto más alto, con varios senderos que se internan en el campo de lava. Cada uno de ellos viene marcado en un color y encontrarás un plano con todos al poco de entrar en el laberinto. Porque sí, amigos, esto es un auténtico laberinto por el que puedes perderte con una facilidad pasmosa (todos los días se pierde alguien). Y es que muchas de las formaciones rocosas por las que vas pasando tienen formas similares, dándote la sensación de haber pasado por ahí antes.
La ruta de la iglesia y el arco
Una de las rutas, que se llama Kirkjuhringurinn (la ruta de la Iglesia) conduce a Kirkjan, la Iglesia. Son 2,4 km y lleva una hora el completarla en sentido circular. Este sendero te lleva a través de extraordinarias formaciones de lava de gran tamaño durante media hora hasta llegar a la iglesia.
Si subes los escalones de la iglesia, notarás que es una cueva abierta en ambos extremos con un techo en forma de cúpula alta. Parece que fue hecha por el hombre, pero en realidad es una cueva de lava que se parece un poco a una iglesia gótica.
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Antes de llegar a la iglesia, te recomiendo que vires a la izquierda para ver el Arco, que es otro de los lugares más fotografiados y visitados en Dimmuborgir. Desde el arco tendrás unas magníficas vistas de la vasta llanura volcánica que se extiende entre Dimmuborgir y el espectacular cráter de Hverfell, que con un kilómetro de diámetro es uno de los más grandes de Islandia.
La Cueva de los Yule Lads
Otro de los puntos interesantes de Dimmuborgir es la cueva en la que, según cuentan, habitan los Yule Lads. Como sé que te estarás preguntando quiénes son los Yule Lads, te voy a contar esta divertida tradición islandesa.
En Islandia existen 13 Yule Lads, que son bastante diferentes a Santa Claus, pero tienen algo que ver con él.
Los Yule Lads no son tan malos como sus padres, pero son bastante maleducados y ¡Quién no lo sería después de haber sido criados por los dos terribles trolls, Grýla y Leppalúði!
Los Yule Lads duermen en su cueva durante el verano y rara vez se los puede ver caminando por el exterior en esa época. Sin embargo, durante los meses de noviembre y diciembre la historia es diferente.
Trece días antes de Navidad llega el primer Yule Lad a las zonas habitadas y luego llega uno nuevo todos los días hasta que llega el último el 24 de diciembre. Cada uno de los Yule Lads posee el nombre de la travesura que realiza (como, por ejemplo, «El de los portazos», «El que lame tu cuenco», etc.) y se pasan las dos semanas previas a la Navidad haciendo travesuras sin parar. Eso sí, también dejan pequeños regalos en los zapatos que los niños islandeses dejan en las ventanas y chimeneas. Salvo si han sido desobedientes durante el año, porque entonces será una patata lo que se encontrarán cada mañana. Una clara, y divertida, adaptación de nuestros Reyes Magos o Papá Noel.
En su cueva natural de forma extraña, encontrarás lechos de lava para todos y cada uno de los Yule Lads, junto a sus pertenencias personales. Es divertido hurgar allí mirando todas sus cosas, siempre y cuando no vuelvan y te encuentren en su cueva. Eso es algo que no les gusta nada.
Dentro de la cueva hay una cocina y puedes encontrar su ropa colgando para que se seque, por lo que parece que simplemente salieron y podrían regresar en cualquier momento. Eso sí, es complicado hallar la cueva, por lo que puedes perderte en el camino y entonces los chicos traviesos pueden divertirse un poco contigo.
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Puedes dedicarle el tiempo que quieras a tu visita a Dimmuborgir, pero no te aconsejaría más de un par de horas, como máximo, pues después el paisaje comienza a repetirse demasiado.