Los contras de un viaje de larga duración

santa marta airportBueno gente, vuelvo al tajo después de una ausencia de varias semanas debido a problemas de salud cuando estaba de vacaciones en España. Estando ingresado en el hospital me vino a la mente el tema de este artículo porque pensé en la posibilidad de que la infección que me ha tenido fuera de combate por dos largas semanas -es parte de un problema crónico que arrastro en mi pierna derecha desde hace 7 años- me hubiese ocurrido durante mi reciente viaje de 7 meses por el continente sudamericano.

Cuando escribí hace tiempo el artículo en que hacía una reflexión sobre cómo sacar la fuerza para decidir y cumplir tu sueño de dejar todo y realizar un viaje de larga duración, hubo gente que en sus comentarios reflejaron la otra cara de la moneda. Las durezas de un viaje de ese tipo. Y tenían parte de razón.

Cuando te lanzas a una aventura de esta índole no todo es de color de rosa y son varios los problemas que pueden hacer que te preguntes qué carajo haces embarcado en semejante embole.

Salud: a pesar de ponerte todas las vacunas habidas y por haber y llevar contigo media farmacia de la esquina de tu casa, siempre -sí, siempre- podrás pillar mil cosas en un viaje largo por zonas como Sudamérica, Asia o África, donde las condiciones de salud no son las que conocemos en la mayor parte de Europa. Desde malaria a grandes diarreas pasando por el dengue. Vete siempre con un buen seguro de enfermedad para, si te ocurre algo, al menos poder ser tratado en los mejores hospitales de la zona.

IMG_2783Robos: Durante mis dos viajes de larga duración sufrí robos. En el primero -de India a Bolivia- nos robaron en varias ocasiones siendo la peor en un lugar tan inesperado como Nueva Zelanda, donde nos abrieron el maletero de nuestro coche alquilado y se llevaron todo lo que teníamos, mochilas incluidas. Estos contratiempos suelen ser un golpe fuerte a la moral de la tropa pero siempre tenéis que pensar que son objetos y dinero -salvo cuando también te roban los documentos, que complica algo más la cosa- y mientras estéis sanos, lo demás se puede arreglar para seguir viaje.

Soledad: muchas almas aventureras no encuentran ese alma gemela, o al menos compatible, con quien poder lanzarse a la aventura soñada. Al final mucha gente acaba viajando sola con la esperanza de mezclarse de manera más intensa con los locales y conocer otros viajeros con los que compartir jornadas y experiencias. Muchas veces ocurre así pero otras, debido a la personalidad del viajero u otras circunstancias, se da el caso de tener que pasar largos días de soledad por tierras desconocidas que pueden llegar a dar un poquito de bajón. Es ciero que hay gente para todo y otros que quieren conocerse a sí mismos pero, en última instancia, el acabar hablando con tu navaja multiusos como si tuviera vida propia, no suele ser el objetivo de un viaje de este tipo.

Depresión postviaje: Y regresas a casa, donde -salvo extraños casos de suertudos o niños de papá- tendrás que reincorporarte al maltrecho mercado laboral y retomar la vida que dejaste, o no. Porque también puede ser que el viaje te haya cambiado la vida y decidas dar un giro de timón y vivir de otra manera. Pero la mayoría vuelve más o menos a lo que dejó. Y mientras tus amistades te preguntan somera y educadamente por el viaje -recuerda ésto: ellos ya tienen su vida montada y a la mayoría le importa poco tu salida temporal de la sociedad normal– tú intentas hacer lo posible por encontrarte un hueco en que tu vida no se convierta sólo en oficina, familia y escapadas de fin de semana. Vienes de algo muy grande y no quieres perder la esencia de lo vivido en este tiempo. Recuerda: viajar es un virus y cuanto más viajas más quieres descubrir. Después de un viaje así no podrás renunciar a todo de golpe y deberás luchar por ello.

Seguro que hay muchas cosas más que a la gente se le ocurrirá a la hora de pensar en motivos para no embarcarte en una gran aventura pero cada uno tiene que sopesar pros y contras a la hora de tomar una decisión de este tipo.

bosc irati 3

Después resulta que todo el mundo te envidia y quiere hacer lo que tú hiciste: dejar todo y lanzarte a la vida para saborearla en toda su esencia. Es mentira. Una parte pequeña de ellos pudo haberlo deseado en algún momento dado pero el 95% están cómodos en su casita, con su empleo fijo y sus comodidades y placeres diarios. Respetable de cabo a rabo, pero entonces no seamos hipócritas.

Sí, hay unos pocos que te lo dirán con el corazón en la mano. Realmente ellos querrían poder hacerlo. A ellos los identificarás porque serán los que, a tu vuelta, te preguntarán por tus aventuras, fotos, historietas, sensaciones…todo.

Iberia Express

Y es que hay que tener las cosas muy claras antes de embarcarte en estos embrollos. El viaje no es fácil: interminables horas de bus, dormir en chozas o al aire libre, largas caminatas bajo el Sol o la lluvia, robos, enfermedades, soledad, añoranzas…Muchas cosas. Por eso tienes que creer firmemente que aquello que te vas a llevar de una experiencia como ésta va a compensarte de todos los contras que, sin duda, existen. Y por supuesto: tener un par de cojones (u ovarios, que todo vale).

Yo no me arrepiento de lo vivido y además he llegado a conocerme en cuanto al tipo de viaje que quiero. Sé que a partir del quinto mes de viaje me empiezo a fundir pero los he disfrutado ambos a tope. Y también las escapadas cortas que he ido realizando desde que adquirí el virus viajero.

Bueno, entonces qué: ¿nos vamos o no?.

5/5 - (1 voto)