
Las estrechas carreteras que actúan como arterias de Gales nos llevan a través de un evocador paisaje jalonado por verdes prados, frondosos bosques, límpidos ríos, legendarios lagos y dramáticas montañas, todo ello aderezado por un buen número de castillos medievales que parecen vigilantes de piedra en una tierra que incita a la aventura en la naturaleza.
Esas arterias conectan multitud de pequeños pueblos que parecen adormecidos pero tienen mucho que ofrecer al viajero. Cada pueblo galés tiene una particularidad que lo hace especial. Sólo tienes que preguntar a uno de sus orgullosos habitantes y te confiará el secreto al calor de una pinta en el pub.
Aquí os dejo una pequeña guía de los pueblos que visité en mi recorrido por Gales.
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Conwy

Lo primero que se admira de esta pequeña localidad del norte de Gales es el imponente castillo que parece dominar toda la bahía. Tanto esta fortificación, como las murallas que rodean la ciudad, fueron levantadas a finales del siglo XIII por orden del rey inglés Eduardo I, Longshanks, que se encargó de fortificar toda Gales conforme la iba conquistando.
En una pequeña plaza de esta pequeña localidad de 15.000 habitantes, me encontré con el enemigo de Eduardo I, el último rey de Gales: Llywelyn, El Grande. Los colores y dibujos de su escudo aún se pueden ver en las banderas de algunas de las embarcaciones galesas fondeadas en el puerto de Conwy.
Aunque el castillo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es el principal atractivo de Conwy, no es el único.
En el mismo muelle descubrimos la casa más pequeña del Reino Unido. Ahora pintada de un rojo vivo, la vivienda estuvo habitada entre el siglo XVI y el año 1900, cuando el pescador Robert Jones, que medía 1,92 m y apenas podía ponerse de pie dentro de ella, fue obligado a dejarla por declararse, por ley, inhabitable.

En contraposición, nos encontramos con Plas Mawr, una mansión de la era isabelina, construida a finales del siglo XVI por un rico mercader galés al que se le permitió vivir en Conwy. En ese momento, y desde su conquista por Eduardo I, sólo vivían en la ciudad fortificada ciudadanos ingleses, mientras que los galeses fueron despachados al campo y las montañas.
Su interior se puede visitar y muestra una ornamentación clásica de la época, considerándose una de las casas de la época isabelina mejor conservadas en todo el Reino Unido.
Antes de concluir tu visita a Conwy, vagabundea por su típica High Street, donde pequeñas cafeterías se mezclan con librerías y algún restaurante que saciará tu hambre con buena carne de cordero o pescado de la bahía mientras disfrutas de una buena pinta de cerveza tibia.

Betws-y-Coed
Este pequeño pueblo situado en el corazón del parque nacional de Snowdonia, es una especie de resort de interior para los habitantes de Gales y Reino Unido. Destaca la casa de piedra, junto al puente, cuyos muros están totalmente invadidos por plantas enredaderas que en otoño confieren un bonito color rojo al edificio.
Nos dimos un paseo por la calle principal, con hoteles, cafeterías y multitud de tiendas de equipamiento para actividades de camping y escalada, hasta llegar al puente desde donde se admira la popular cascada Swallow Falls. Aunque, tras un mes de junio poco lluvioso, el caudal no era muy abundante, el conjunto natural del río y las orillas hace que merezca la pena igual.
Beddgelert

Este pequeño pueblo del noroeste de Gales basa su atractivo turístico en una leyenda. El significado del nombre del pueblo, «la tumba de Gelert», hace referencia a un perro del famoso príncipe Llywelyn, El Grande.
Dice la leyenda que Llywelyn salió de caza y, al ver que su perro favorito, Gelert, no se encontraba al frente de la jauría, se dio cuenta de que algo no marchaba bien y decidió regresar a su mansión para buscarlo. Cuando regresó vio a Gelert totalmente cubierto de sangre. El perro le saludaba alegremente mientras los ojos de su amo casi se salían de sus órbitas al comprobar que la cuna en la que se encontraba su hijo pequeño estaba volcada y no había rastro del bebé.
Enloquecido por la ira, Llywelyn clavó su inmensa espada en el perro y le dio muerte. Cuando el gemido del animal rasgó el silencio de la estancia, otro llanto le dio réplica. Llywelyn apartó la volcada cuna para descubrir a su hijo, ileso junto al cuerpo destrozado de un lobo. Gelert había salvado al pequeño matando al lobo.
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Los remordimientos del príncipe fueron tales que decidió enterrar a su fiel perro con todos los honores y marcó su tumba con una pila de piedras como memorial.
Visitamos su tumba, situada en mitad de un parque junto al río, bajo un árbol. Una historia triste que dio nombre a un bonito pueblo.
Beaumaris

Este bonito pueblo de la isla de Anglesey está situado frente al mar y transmite al visitante la apacible vida que llevan sus habitantes.
Nubes en el cielo y unas embarcaciones dejadas en tierra por la marea baja nos saludaron a nuestra llegada. Los gritos de las aves marinas nos escoltaron hasta la entrada al castillo de Beaumaris, principal atractivo del pueblo.
Otro eslabón del anillo de hierro levantado por Eduardo I, la fortaleza de Beaumaris está muy bien conservada y se yergue, rodeada por un foso de agua, vigilante sobre el mar.
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Hay buenos restaurantes para cenar marisco y pescados, y varios alojamientos rurales a los que podréis dirigiros llevados por la pintoresca y única taxista del pueblo.
Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch
Lo reconozco, aquí nos detuvimos tan sólo por aquello de estar en el pueblo europeo con el topónimo más largo.
Para los más curiosos, decirles que este chorizo de nombre significa: Iglesia de Santa María (Llanfair) en el hueco (Pwll) del avellano blanco (gwyngyll) cerca (Goger) del remolino rápido (y chwyrndrobwll) y de la iglesia de St Tysilio (Llantysilio) junto a la gruta roja (goch ogo).
Ríete tú de Mary Poppins y su supercalifragilisticoespialidoso. ¡Eso es pan comido para los galeses!.
Llandudno

Justo en la orilla opuesta de Conwy, se encuentra la población que, en la segunda mitad del siglo XIX, fue bautizada como «la Reina de los resorts galeses».
Las casas y hoteles del paseo marítimo de Llandudno nos transportan a la época victoriana. Muchos galeses e ingleses visitan esta ciudad-balneario durante todo el año, alcanzando su punto álgido en verano y a principios de mayo, cuando cada año se organiza un loco carnaval victoriano que congrega a gentes de todo el Reino Unido.
Es el lugar ideal para pasar unas vacaciones tranquilas con la familia o en pareja, aunque pude comprobar en mis carnes como hay buenos bares para salir de fiesta, justo en la calle paralela al paseo marítimo.
Resulta gracioso ver en las calles las estatuas de la novela de C.S. Lewis, «Alicia en el País de las Maravillas», pues aquí veraneaba la familia de Alice Liddell, la muchacha que inspiró al literato inglés para crear su obra.
Portmeirion

¡Bienvenidos a la villa turística más excéntrica de Gales!. Este lugar fue creado por Sir Clough Williams-Ellis como recreación de la vida apacible de las villas mediterráneas.
El arquitecto soñador levantó el complejo, en el estuario del río Dwyryd, entre los años 1925 y 1975. Portmeirion contiene auténticas obras de arte y ha sido el escenario donde se han filmado varias películas y series, siendo la más popular en el Reino Unido, The Prisoner.
Cuando caminas entre sus mansiones de colores, piscinas, estanques, columnas griegas, budas, casas italianas, y demás maravillas, uno ya no sabe si se encuentra en un rincón de Gales o una obra de Lewis.
Cuando veas al conejo blanco mirando su reloj, tú también te darás cuenta de que se te está haciendo tarde para ir a explorar el resto de pueblos de la bella tierra de Gales.