Nueve preguntas que escucharás al volver de un viaje

collage fotos de viaje
Collage fotos de viaje (C) Avistu

Acabas de llegar de un viaje, en la lavadora aún da vueltas la ropa que hasta hace unos días acumulaba polvo y manchas en la mochila (donde todavía te quedan cosas por guardar o tirar), pero antes de que puedas situarte en dónde te encuentras te va a tocar lidiar con inesperadas preguntas relativas a los sitios donde has estado.

Suelen hacerse con buena intención, con curiosidad pasajera o por simple educación pero estas son las preguntas que más se han repetido en mi entorno (familia y amigos) en estos apenas ocho años que llevo haciendo viajes fuera de Europa.

Mis respuestas y las propias preguntas, dicho con todo mi cariño, creo que reflejan una brecha que separa a los que viajan de los que no lo hacen.

Fuera de lo habitual: Bukhara Uzbekistan
Fuera de lo habitual: Bukhara Uzbekistan (C) Avistu

1.- ¿Y cómo se te ocurre irte a esos sitios?

Pues porque están ahí y no se parecen nada a lo que yo conozco. No digo que, por ejemplo, “visto un pueblo de pescadores, vistos todos” (¡que soy asturiano!) pero para viajar y ver más de lo mismo, mejor pongo en lo alto de mi lista aquello que es nuevo y distinto.

De hecho hay sitios, lejanos, sí, a los que he ido más de una vez (India, Tailandia), por lo a gusto que allí me he encontrado, así que también puedo ser ligeramente incoherente y no ir sólo a destinos nuevos.

Museo Prisión Amna Suraka, Kurdistán, Irak
Museo Prisión Amna Suraka, Kurdistán, Irak (C) Avistu

2.- ¿Y no tenías miedo?

Nunca he sentido miedo físico en ningún viaje, por raro que fuera el sitio en que me encontrara. Perdón, mientras escribía esa frase acabo de recordar un incidente en el que sí ocurrió algo, aunque más parecido a la ira que al miedo: en una zona alejada del centro de determinada ciudad, buscando una mejor perspectiva para fotografiar un monumento, un grupo de chiquillos la emprendió a piedras conmigo y sólo cejaron con la aparición de un policía, que me llevó en su moto a la parada de autobús.

Que la anterior sea la única ocasión en ocho años (en que he viajado por sitios como Siria, Kurdistán, la Sri Lanka post-tamiles, China, Birmania o India) en la que pueda hablar de un “incidente” no provocado e inocente que me preocupó, creo que deja bien claro que el único miedo que he tenido al viajar es lo cercana que estaba la fecha de vuelta.

New York, New York
New York, New York (C) Avistu

3.- ¿Y si te pasa algo?

En el peor de los casos, no hay (casi) nada que no se solucione con dinero, ya sea una multa, un chantaje, o unos gastos médicos. Y para eso están los seguros de viaje o los ahorros.

Me puede atropellar un coche cruzando la calle lo mismo en Avilés, Madrid o Nueva York, pero no por ello debe uno dejar de cruzar la calle ¿verdad?

De hecho, la única vez que me ha atropellado un coche ha sido precisamente en Avilés, cruzando un paso de peatones (y mi jaqueca legal no ha hecho más que empezar).

Iberia Express
Monumentos al lado de casa: Universidad Laboral (Gijón, Asturias)
Monumentos al lado de casa: Universidad Laboral (Gijón, Asturias) (C) Avistu

4.- ¿Y no sería mejor que viajes por España en vez de irte tan lejos?

Aquí encaja la respuesta a la pregunta número 1 pero puedo añadir un matiz adicional. Viajar por España o Europa es relativamente fácil y sencillo tengas la edad que tengas; lo más incómodo que te puede pasar es bregar con el retraso de un vuelo o de otro medio de transporte.

Las dificultades aumentan en otros países fuera del Primer Mundo y enfrentarse a ellas puede requerir una situación física (más de salud que de constitución) que suele asociarse a una cierta edad de las personas, así que algunas rutas y destinos prefiero conocerlos ahora en lugar de hacerlo dentro de treinta años.

Cuidado, no estoy diciendo que no se pueda o deba viajar después de cumplir los 70 años (he conocido a jubilados japoneses haciendo trekking en los Annapurnas), sólo que hay que hacer las cosas a otro ritmo y tomando otras precauciones…pero no hay edad límite para viajar.

Compañeros de viaje (tren en Uzbekistán) (C) Avistu

5.- ¿Y cómo te entendías con la gente?

El inglés es la nueva lingua franca de la Humanidad así que a poco que la hables te puedes comunicar (o hacer el tonto) en cualquier país. Aunque por si acaso conviene llevar papel y boli para dibujar vacas y gallinas, si lo que quieres es asegurarte de qué es lo que acompaña al arroz en ese plato que señalas con el dedo, en un pequeño restaurante de un insignificante pueblo de China.

Además de eso, recordad que la mímica acompañada de sonrisas abre casi todas las puertas (y os puede llenar el estómago).

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Tailandia: gambas, pescado y calamares con vegetales y arroz (C) Avistu

6.- ¿Y qué comías?

Hablando de estómagos, tengo por costumbre comer como los locales con algunos límites relativos a mis propios gustos. De esa manera, he podido comer en Tailandia por un euro pero no he llegado a probar allí las brochetas de culo de pollo (existen) ni en China las de caballitos de mar.

Platos sencillos, basados en el arroz y los fideos, en lugares frecuentados por locales suelen ser la base de mi dieta. Y una cerveza al día no hace daño.

Puesta de sol (Palacio de Mysore, Karnataka, India) (C) Avistu

7.- ¿Y es todo tan bonito como en la tele?

No. Si. Depende.

Por un lado los destinos los presentan con unos medios que la mayoría de los viajeros y blogueros no tenemos. En la tele suelen hacer los reportajes tres personas: el presentador, el cámara y el encargado del sonido, hacen varias tomas, llevan equipos de alta gama, cuentan con permisos para acceder a determinados sitios y, para qué engañarnos, su presupuesto de viaje es bastante superior al que yo manejo (10 Eur al día para comida y alojamiento) y pueden viajar en coches con conductor y con traductor.

En la realidad, en mi realidad, yo me muevo en transporte público, me alojo en sitios dónde sólo el recepcionista habla algo de inglés y pago mi entrada a los monumentos religiosamente (y en muchos sitios es más cara que la de los locales).

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Generalmente uno tiene menos medios pero más tiempo para, a su propio ritmo y sin agenda, descubrir el destino más allá de una postal y recorrer los recovecos que se les escapan a los equipos de televisión.

A veces viajas por todo lo alto (Cathelicopters: rutas sobre Barcelona)
A veces viajas por todo lo alto (Cathelicopters: rutas sobre Barcelona) (C) Avistu

8.- ¿Y en qué viajabas?

Al igual que en España, los medios de transporte de distancias medias y largas son el autobús y el tren. Las diferencias son los estándares de las distintas clases, y te encuentras tanto un nivel superior (los autobuses VIP tailandeses) como inferior (los autobuses locales en Vietnam), todo depende de lo que quieras, o puedas, pagar.

En las distancias cortas, donde una colonia de hombre se la juega, fuera de Europa los transportes compartidos son la opción más adecuada, ya sean taxis, furgonetas o camionetas.

Las mochilas de un viajero
Las mochilas de un viajero (C) Avistu

9.- ¿Y cuando vuelves a irte de viaje?

“¡Pero si acabo de llegar!”.



Hay una pregunta de bonus, la número diez para esta lista de “Nueve preguntas que te harán al volver de un viaje”, esa que te pueden hacer o no una vez en la vida o cada vez que surja el tema de tus viajes y que cada uno responde a su manera.

10.- ¿Y por qué viajas?

Sin soltar un monólogo, sin pontificar y sin pretender ser un Coelho para nadie, lo resumiría así: porque viajando acumulo experiencias nuevas y conozco gente y lugares que no conocería si me quedara en casa.

Niños Monjes en Birmania
Niños Monjes en Birmania (C) Avistu
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