A simple vista pasear por el centro de Stuttgart no da la sensación de encontrarse en una gran ciudad del país que impulsa el motor europeo. El centro de Stuttgart no es excesivamente grande, la gente es sorprendentemente amigable -muchos locales al verte parecen tener una ganas inusitadas de practicar el inglés contigo en la calle- y uno tiene la sensación de encontrarse en un gran pueblo más que en la sexta ciudad más grande de Alemania.
En Stuttgart se respira el avance tecnológico de la industria del automóvil desde décadas. Mercedes Benz -cuya visita al museo oficial merece mucho la pena- y Porsche tienen sus centrales en esta ciudad que parece bombear a ritmo preciso con un motor Mercedes y con un chasis muy manejable del estilo Beetle.
Stuttgart goza de un buen transporte público con varias líneas de tren y metro que circulan por el centro de la ciudad y alrededores. Asimismo, una línea de tren conecta el aeropuerto con el corazón de la capital de Baden-Württemberg en apenas 30 minutos.
Mi visita a Stuttgart se debió a un viaje de negocios y me encontraba alojado en Böblingen, una población a la periferia a media hora aproximadamente de distancia del centro de Stuttgart en tren. Las reuniones solo me permitieron conocer la ciudad por la tarde y en otoño las horas de luz se reducen y no tuve más remedio que pasear en horas nocturnas.
Un billete de 5 euros (ida y vuelta incluidas) me permitió subirme al tren y estacionar en una de las paradas más céntricas de Stuttgart en unos treinta minutos: Stadtmitte. A partir de ahí empecé a pasear por el cuadrilátero que conforman las calles de König Strasse y los límites de los edificios históricos que se levantan en la gran zona verde que domina el centro de la ciudad.
Empecé paseando por la calle comercial Königstrasse. Un amplio boulevard con todas las tiendas de ropa conocidas que han hecho de este planeta un lugar más pequeño, aburrido y homogéneo. Eran las siete de la tarde y los comercios seguían abiertos con un buen ambiente en las calles.
Seguí paseando por la misma avenida hasta toparme de refilón con una iglesia. Me acerqué y se trataba de Stifskirche, el edificio más importante del protestantismo de la región de Württemberg levantado durante el siglo XV.
Volví mis pasos hacia Königstrasse para trazar una linea recta en dirección a Shlossplatz, el corazón de la ciudad con su enorme columna levantada a mediados del siglo XVIII para conmemorar el 25 aniversario del reinado de Guillermo I. Me sorprendió el amplio espacio de la plaza y el verde que se esparce a su alrededor con un séquito de edificios emblemáticos. Me pareció que la iluminación nocturna era ciertamente escasa focalizada únicamente en los edificios. Debido al gran espacio de verde y cemento entre un sitio y otro las zonas de oscuridad eran ostensiblemente aparentes.
Seguí la calle principal Königstrasse hasta toparme con la Oficina de Turismo que se encuentra en su punto más al oeste. Seguía abierta y aproveché la ocasión para agenciarme con un nuevo mapa y preguntar por alguna zona animada con calles empedradas, alejada de las zonas comerciales que fuera interesante visitar. Me sugirieron que me acercara a las calles adyacentes a la iglesia de San Leonardo (Leonhardskirche).
Así lo hice aunque antes me pasee por el gran parque admirando la bella iluminación sobre el Parlamento estatal (Landtag) y el Palacio Nuevo (Neues Schloss) y el Teatro de Stuttgart justo a la otra orilla del canal que delimita la zona.
Por el camino me topé con la plaza del mercado (Markethalle), construido en estilo arte nouveau y me entristeció verlo prácticamente vacío. Sin duda, durante los días de Navidad esta plaza se encuentra a rebosar celebrando los mercados navideños tan conocidos y alegres de Alemania.
Crucé la gran avenida de Hölzstrasse para llevar a la mencionada iglesia y me pasee con sus callejuelas adyacentes. Vi algún que otro restaurante pero entre semana y a ciertas horas de la noche apenas encontré ambiente. Así que decidí volver atrás y dirigirme a Eberhardstrasse donde un puesto de salchichas y kebabs con terraza me esperaba para realizar un alto en el camino.
Viendo que mi paseo por el centro de Stuttgart se estaba volviendo cada vez más solitario decidí dar por terminada la aventura y volví al punto de inicio para subirme al tren en la estación Stadtmitte.
Más que una visita, mi hora y media recorriendo por la noche la ciudad de Stuttgart vino a ser un preámbulo, una toma de contacto a una ciudad que sin duda durante las horas diurnas puede dar mucho más de sí. Sin duda, volveremos.
Recorrido a pie por el centro de Stuttgart
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