Aunque la isla de Gran Canaria -como todas las que forman el archipiélago de las Afortunadas Canarias– debe su fama y continuo auge turístico a su envidiable clima que atrae a los adoradores del Sol y la playa, desde hace unos años, el turista que busca relajarse y mejorar su salud tiene poderosas razones para pasar un tiempo aquí.
La Asociación Gran Canaria Spa, Wellness & Health nos invitó a conocer parte de sus hoteles y centros para adentrarnos en un tipo de turismo que me era totalmente desconocido.
Después de recorrer selvas y desiertos, dormir al aire libre, tiendas de campaña y castigar al cuerpo en gran medida, iba a descubrir una cara nueva de los viajes, comenzando por el Corallium Spa Costa Meloneras de Gran Canaria.
Llegamos una noche de Lunes al aeropuerto de Gran Canaria, donde Alex -un alemán al que el amor, tanto a la isla como a su gente, le ha hecho fijar su residencia aquí- nos esperaba para llevarnos al que sería nuestro hotel/base de operaciones: el Seaside Palm Beach.
El Seaside se encontraba también en la zona de Meloneras -Maspalomas- al Sur de la isla, así que a la mañana siguiente dimos un corto paseo desde el Seaside al Lopesan Costa Meloneras, donde se encontraba nuestro primer Spa de la lista.
Hace unas décadas, la zona de Meloneras era propiedad de un terrateniente que explotaba agrícolamente la zona, pero tras la aparición, primero, y saturación, más tarde, de la zona de Playa del Inglés -contigua a Meloneras- el dueño decidió vender los terrenos para la creación de una zona de elegantes hoteles de cierta exclusividad. A la vista de los complejos que pudimos apreciar, hay que reconocer que la idea ha triunfado: descongestiona Playa del Inglés y satisface las exigencias de aquellos que quieren algo de mayor nivel.
La impresionante fachada del hotel Lopesan Costa Meloneras Resort, Spa & Casino nos recibió en la extraña mañana gris.
En el hall, amplio y luminoso, nos esperaba Arantxa para conducirnos a las instalaciones del Corallium Spa que se encuentra bajando unas escaleras justo detrás de recepción.
Sin advertirnos sobre ello, bajamos instintivamente la voz por contagio del ambiente que se respiraba en el lugar.
Es como entrar en otro Mundo. Dejas atrás las preocupaciones, ruidos y estrés del exterior para pasar a unos pasillos y salas con escasa iluminación, donde se respira el olor a diversas hierbas y, estés donde estés, parece que oyes el murmullo del agua al fluir en distintas formas.
Una vez nos habíamos puesto bañador y albornoz, nos pusimos en manos de la simpática Bea, que se convirtió en nuestra monje Saolín particular de estos dos pequeños saltamontes que horadaban por primera vez el mundo de la relajación y el Spa.
Siguiendo sus indicaciones entramos en una sala de relajación en la que unas quince camas de agua individuales formaban un círculo entorno a un pilar de piedra. La sala, de cálida temperatura, recreaba una cueva donde una música relajante acompañaba los distintos cambios de color en las luces que apenas iluminaban el recinto.
La misión del lugar es recrear las sensaciones que pudimos tener durante los meses que estuvimos en el útero materno. Colchón de agua, calidez y casi total oscuridad.
Tras quince minutos salimos de la sala y nos separamos. Por un problema de salud yo no puedo soportar altas temperaturas y fue mi madre la que entró en la Saline Caldarium. Aquí se disfruta de una combinación de los beneficios del vapor y las inhalaciones. La temperatura interior está entre 42 y 46 grados y la respiración del vapor y las sales benefician al pelo, piel y sistema respiratorio.
Yo, mientras, la esperaba en la Cueva de Sal del Himalaya. Construída con ladrillos rojos, naranjas y amarillos hechos de sal, el yodo está omnipresente en el ambiente, y, con su carga de iones negativos, resulta beneficioso para personas asmáticas, con migrañas o problemas alérgicos del sistema respiratorio.
Y por fin llegó el turno del agua.
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Nos trasladamos a una parte del recinto de forma semicircular.
Allí, un primer estanque estaba lleno de agua fría -a unos 12 grados-; el segundo contenía agua caliente -unos 37-; le seguía una zona en la que apoyabas la espalda en la pared y el agua caliente bajaba para masajearte el torso y la zona lumbar. Por último, nos introdujimos en una especie de espiral en la que se recreaban tres tipos de lluvia de distinta intensidad.
El estanque de agua fría además tiene el suelo recubierto de piedras que estimulan la circulación con su acción de reflexología en la planta de los pies.
Me costaba dar más de una vuelta en el agua gélida y tampoco podía pasar mucho tiempo en el de la caliente, así que el tubo de lluvia fue uno de mis favoritos.
Una vez has disfrutado del agua, el recorrido continua en las saunas.
La sauna africana tiene una capacidad para 40 personas que tendrán que soportar temperaturas constantes de 80-90 grados mientras una colina central vierte agua constantemente para crear vapor.
El contraste lo tienes a una puerta de distancia, en el Mundo de Hielo.
Al ser el frío beneficioso para mi salud, disfruté del recorrido por esta especie de iglú. Con paredes y techos recubiertos de hielo real, la temperatura oscila entre 2 y -5, pudiendo tomar un descanso templado en los asientos calentados -a 15 ó 20 grados- que hay en la gruta. Además existen surtidores de hielo que puedes aplicarte por el cuerpo. La delicia de cualquier pingüino.
Después de estos contrastes pasamos a disfrutar de la joya de la corona: la piscina flotante.
Esta piscina de agua de alta concentración salina, se encuentra emplazada en una sala que se asemeja a una típica cueva de lava canaria.
Puedes flotar sin ningún esfuerzo en el agua a 30-35 grados, con un ambiente de relajación máxima y una música y luces ténues que cambian de color.
Debido a no disponer de más tiempo nos quedamos sin probar las piscinas exteriores o el hamam turco entre otros, pero es que habríamos necesitado casi todo el día para explorar y disfrutar los 3.500 metros cuadrados de área del Corallium Spa Costa Meloneras.
Para finalizar tuvimos un masaje terapeútico cada uno: un drenaje linfático para mí y un exfoliación con aloe vera para mi madre.
Salimos nuevos de allí hacia nuestro destino de la tarde, donde nos esperarían nuevos placeres.
Este Spa ofrece una gran variedad de tratamientos de estética, salud y relajación en Gran Canaria, algunos agrupados en diferentes paquetes como el Antiestrés, Luna de Miel o Fitness y Vitalidad.
Podéis ver todos los tratamientos y paquetes en el sitio oficial para el Corallium Spa Costa Meloneras dentro de la web de la asociación Gran Canaria Spa, Wellness & Health.
Me ha resultado curioso lo de las lluvias de intensidad variable…desde el chirimiri al monzón! jajaja…Qué envidia de viaje, y de relax :)
Ahora mismo me metia en la piscina esa de flotacion con el periodico en mano y no salia en un buen rato!
Yo me daría un paseo por el iglú, probaría lo del hielo…y enseguida me iría a zonas más calientes. Soy del norte, pero soy atípico: lo mío es el agua calentita ;)
Envidia me da…y yo aquí ya pasando frío y esperando la nieve….
SALUDOS