Cada vez me gustan más los lugares donde no hay aparentemente nada. En algunas ocasiones oyes decir a la gente definiendo esos lugares como «¿por qué quieres ir ahí, ¡pero si ahí no hay nada!». El salar de Uyuni, la Patagonia, el desierto de Marruecos, el mar báltico de la Laponia sueca en invierno son ejemplos de ese ahí no hay nada. Esa nada que como en el poema de José Hierro, parece englobarlo todo y a la misma vez es nada.
El Parque Nacional de Pulmo en Baja California Sur vendría a ser un nuevo ejemplo de la nada. En esta versión encontramos un extenso territorio cubierto de cactus, largas carreteras devoradas por la arena y el mar de Cortés extendiendo un largo abrazo de olas a lo largo de su costa.
Alquilamos un coche en el Cabo San Lucas con el objetivo de realizar una ruta circular por la costa en dirección al cabo Pulmo y volver por la carretera interior de Baja California atravesando San José. Medimos realmente mal las distancias. La carretera que se interna en el cabo Pulmo prácticamente desaparece y en su lugar una pista de tierra, devorada por la arena del desierto y de la playa, ralentiza la velocidad y en todo un día circulando en coche apenas llegamos a los primeros kilómetros del parque nacional.
El coche para un solo día nos salió por unos 700 pesos -unos 40 euros-. Un precio nada económico aunque habitualmente la tarifa para un sólo día no suele tener buenos descuentos. Habíamos pedido un coche de gama baja y dio la casualidad de que ese mismo día no tenían ninguno y por el mismo precio nos ofrecieron un coche de mayor tamaño. Cabe tener en cuenta que en la mayoría de hoteles de Cabo San Lucas os pueden realizar la gestión de alquiler de coche directamente desde recepción y comprobamos que los precios no variaban con respecto a las tarifas que encontramos en la misma sucursal de la compañía Budget.
Tras unos minutos para habituarnos a no tener que darle al embrague cada vez que arrancaba empezamos a disfrutar de la conducción a través de las buenas carreteras que unen las poblaciones de Baja California. El secreto radica en apuntarse el pie izquierdo o simplemente desplazarlo a un lado para que ni se le ocurra acercarse a los pedales. Una vez entiendes esto el paso de un coche con marchas a uno automático se consigue de maravilla.
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Tras una visita al centro histórico de San José nos internamos por la carretera de la costa que se dirige al parque nacional. Más tarde comprendimos que para llegar al Cabo Pulmo lo habitual es hacerlo por su vertiente al norte a través de la vía que une San José con La Paz. No obstante, nuestro objetivo era disfrutar del paisaje y la aventura y lo que encontramos a través de esa carretera sin apenas asfalto y devorada por la arena fue todo un espectáculo. Para que os hagáis una idea apenas 84 kilómetros separaban San Lucas del destino final y todo el viaje de ida y vuelta nos llevó el día entero:
Durante el recorrido siguiendo la costa este de Baja California Sur apenas encontramos poblaciones. Sí observamos casas modernas y suntuosas diseminadas por el camino y algunos vigilantes apostados en torres que nos dejaron ciertamente sorprendidos. Anteriormente nos habían puesto en antecedente sobre la historia del turismo en esta región mexicana. Desde hace unos años algunos famosos norteamericanos decidieron afincarse durante sus vacaciones en Baja California para pasar desapercibidos y disfrutar de su salvaje naturaleza. Con el tiempo, el boca a boca hizo famoso el territorio entre los yankees y los spring breaks y charters empezaron a aterrizar en Los Cabos. Las casas que vimos desperdigadas a lo largo de la salvaje costa cercana al parque nacional de Cabo Pulmo probablemente se trataban de ilustres famosos con segunda residencia en zonas todavía libres de las masas. ¿Y los vigilantes? Verdaderamente no dimos con la respuesta a excepción de nuestras elucubraciones de posibles mafias y otras hipótesis noveleras.
Un lugar recomendable y que nos sorprendió por el camino fue el Buzzards. Un bar con servicio de bed & breakfast en la zona de la laguna siguiendo el Cabo del Este. Se trata de un pequeño y amigable complejo de chozas frente a una playa, espléndida y solitaria, con olas gigantes ideales para la práctica del surf. Aprovechamos para comer y charlamos con el amo quien nos mostró el local con sus terrazas, bar y habitaciones que se mueven por los 85 dólares con desayuno incluido.
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Otro curioso lugar para dormir que encontramos por el camino fue una caravana frente a una playa solitaria con la señal de camas disponibles en su puerta. Ideal para surferos solitarios o parejas en busca de soledad. De todas maneras, sería incapaz de deciros el nombre ni el lugar exacto donde la encontramos.
El sol se ponía lentamente tras las montañas y los cactus perfilados en el horizonte. Decidimos realizar la última parada en nuestra ruta en coche por Baja California en una tranquila playa donde los pescadores finalizaban asimismo su jornada laboral. Descansamos contemplando el suave oleaje y nos pusimos en marcha para recorrer de vuelta el trayecto que habíamos emprendido durante el día.
No obstante la jornada todavía nos iba a deparar un par de divertidas anécdotas de viaje. En el maletero del coche teníamos un par de botellas de tequila y comida que habíamos comprado durante el camino. Tras el dificultoso camino una de las botellas se abrió y ya os podéis imaginar el olor que echaba el coche cuando abríamos el maletero. Tratamos de eliminarlo pero el alcohol se había evaporado en su interior. Afortunadamente pagamos el alquiler del coche en metálico así que nos aseguramos que no habrían sorpresas en la visa a la vuelta a casa.
La segunda anécdota que nos deparaba la jornada la encontramos en una gasolinera camino al Cabo San Lucas. Estábamos buscando un sitio donde limpiar el coche, cubierto de polvo, y estacionamos en la gasolinera para preguntar. Las chicas que trabajaban en ella, Wendy y Marisol -¿o se llamaban Nancy y Jenny?- se ofrecieron como voluntarias para hacer de car wash girls para nosotros y vivimos una divertida escena ejemplo de la cordialidad y carácter alegre de las gentes de La Baja.
Al llegar a nuestra habitación de hotel en San Lucas abrimos la segunda botella de tequila Ortigoza para sellar con unos chupitos una espléndida jornada en coche recorriendo una de las zonas más salvajes de Baja California Sur.
jaja no lo había leído!! que gran dia ese de ruta por la «nada», quizá uno de los mejores de todo el viaje… Tuvimos suerte con el coche. Si nos para la policía con aquel olor a tequila en el coche no nos hacen ni la prueba de alcoholemia… directos al calabozo fijo!
Aclaro que en la foto la botella aparece ya casi vacía. No nos la bebimos toda!! ese era el resto de la que se salió!! :-P
Pedro
Como siempre gran artículo.
Gracias por compartirlo.
Un saludo.
jaja no lo había leído!! que gran dia ese de ruta por la «nada», quizá uno de los mejores de todo el viaje… Tuvimos suerte con el coche. Si nos para la policía con aquel olor a tequila en el coche no nos hacen ni la prueba de alcoholemia… directos al calabozo fijo!
Aclaro que en la foto la botella aparece ya casi vacía. No nos la bebimos toda!! ese era el resto de la que se salió!! :-P
Como siempre gran artículo.
Gracias por compartirlo.
Un saludo.