Cuando ayer de noche hacía cola frente a la puerta de embarque del vuelo FR 7157 Madrid – Dublín de Ryanair, uno de los miembros femeninos del personal de tierra recorrió toda la fila, aparentemente mirándonos los pies a los pasajeros. Al poco rato, tras conversar con su compañera, volvió a darse un paseo, pero esta vez pidiendo que “los pasajeros se acerquen a comprobar que sus maletas cumplen con las dimensiones máximas autorizadas por Ryanair”.
Tras unos minutos de estupefacción, algunos pasajeros abandonaron la fila para intentar meter (en algunos casos a presión) su equipaje de mano en el soporte metálico “enrejado” que todos hemos visto junto a los mostradores de facturación de cualquier aerolínea. De los que lo hicieron, sólo me percaté de un caso en que el bolso-petate de la señora se negara a pasar por el (rectangular) aro.
Como estaba lejos de ella (obviamente yo no me moví de la fila pero, por si acaso, redistribuí el contenido de mi mochila y algunos objetos pasaron a los bolsillos de la cazadora) no puede oír la conversación con la empleada, pero la señora se fue a donde le esperaba su hija con el carrito, empezó a sacar ropa y lo que parecía un cuadro y, tras la cura de adelgazamiento de la maleta, comprobó sonriente que ahora sí tenía el visto bueno.
Ni la prueba de las dimensiones se hizo cuando parecía más lógico (a la hora de facturar y no en plena puerta de embarque), ni se obligó a todo el pasaje a hacerla, ni creo que nadie se hubiera quedado en tierra en caso de que sus bolsos y maletas superaran las dimensiones máximas autorizadas.
Hace poco que la aerolínea incluye en su página web y en el texto de sus emails post-compra de billete, la información completa relativa a su política con el equipaje de mano:
– Peso máximo de 10 Kg
– Limitado a una pieza por pasajero
– Bolsos, maletines, portátiles, compras libres de impuestos, etc. deben estar dentro de la misma
– Dimensiones máximas de la misma 55 cm X 40 cm X 20 cm
– No se permite que contenga artículos prohibidos (!).
Ya sea para maximizar el tiempo de uso de los aviones (son habituales los tiempos muertos al despegar, esperando a que los pasajeros acaben de encajar su equipaje en los compartimentos superiores) o para encontrar una nueva fuente de ingresos, me parece que está a la vuelta de la esquina el día en que Ryanair obligue a todos sus pasajeros, y no solo a aquellos con bultos más voluminosos a comprobar (a la hora de hacer el check in) que su equipaje de mano está dentro de las medidas y peso permitidos. En caso de no estarlo, se expondrían a pagar por facturar una segunda maleta y en su caso, 15 euros por cada kilo que exceda los 15 de “franquicia de pago”. Rompiendo una lanza a favor de O´Leary, diré que sus 10 kilos de peso máximo en el equipaje de mano son bastante más realistas que los raquíticos 6 kilos de Aer Lingus (aunque EasyJet sigue con su publicidad “sin límite, dentro de lo razonable”).
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Así que ya sabéis, a partir de ahora no sólo basta con pesar las maletas en casa, también tendréis que medirlas…o acabar comprando un modelo rígido de las dimensiones autorizadas.
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