Viajar a Sicilia desde España es económico gracias a la oferta de bajo coste existente con aerolíneas como Vueling y Ryanair. La isla además contempla precios inferiores a los que encontramos en el continente italiano y cualquier época del año es buena para viajar a Sicilia gracias a su buen clima y su oferta cultural. Sicilia no sólo vive de playa sino de antiguas tradiciones, un imponente barroco y una gastronomía excelente y variada.
Antes de volar a Sicilia conviene planificar correctamente el viaje ya que la isla es grande y ciudades como Palermo o Catania se encuentran a mabos lados y el trayecto en coche puede durar casi unas tres horas. Si disponéis de una semana lo mejor será que os concentréis en una zona concreta de Sicilia para conocerla y disfrutarla bien.
A continuación relataré mi viaje particular por Sicilia. En esta ocasión dejamos a un lado las islas Eolias y nos concentramos en la zona sureste de la isla. Llegamos a Catania y visitamos ciudades con encanto barroco como son Ragusa Ibla, Modica y Scicli. Todas ellas, incluyendo a Catania, están declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Asimismo, aprovechamos para realizar senderismo por las conocidas cavas del interior de Sicilia y nos relajamos frente al mar en la costa de Marina di Ragusa que el inspector Montalbano hizo famosa a través de la serie de novelas escritas por Andrea Camilleri.
Índice de contenidos
Llegada a Catania
Tras aterrizar en el aeropuerto de Catania Fontanarossa, mi primer destino en Sicilia era Ragusa Ibla. Un buen amigo me había hablado bien de la zona y preferí concentrar mi semana de vacaciones alrededor de Ragusa y su alrededores -Modica, Scicli, etc.- repletos de bonitos paisajes, barroco, historia y un estilo de vida tradicional digno de contemplar. No disponía de coche así que lo mejor era concentrarse en una zona y saborearla lentamente. Además, tenía un sofá esperándome en Ragusa, así que no quería desperdiciar la oportunidad de mezclarme entre sicilianos y conocer bien la región junto a ellos.
Al llegar a Catania no tenía claro si permanecer en la ciudad o seguir el camino para dormir en Ragusa. En el mismo aeropuerto observé que el autobús que parte de Catania a Ragusa tiene una parada en el mismo aeropuerto y parte casi a cada hora. Así que dejé la visita a Catania para el final del viaje y me subí al primer autobús que pasó.
Las carreteras sicilianas son estrechas. Recuerdan a Irlanda con el musgo y la hierba creciendo a ambos lados del arcén como si trataran de esconden la anomalía del asfalto en la virginidad del paisaje. El trayecto tardó aproximadamente dos horas y me bajé en la Ragusa nueva a escasos kilómetros al norte del casco antiguo de la ciudad llamado Ibla.
Una calle parecida a las de San Francisco inicia un abrupto descenso desde la parte alta de Ragusa que en media hora te deja en el casco histórico. Estábamos en noviembre, hacía más frío que en Barcelona y la oscuridad empezaba a impregnar el escenario barroco con luces misteriosas.
No tardé en encontrar la dirección del amigo de mi amigo donde me alojaría durante unos días. Nos presentamos y, como si fuéramos amigos de toda la vida, salimos a celebrar la llegada a Ragusa con unas buenas cervezas.
A todos aquellos que deseen buscar alojamiento en Ragusa, os aviso que no encontré ni un sólo hostal en la zona. Encontraréis hoteles y Bed & Breakfast (un estilo de alojamiento muy habitual en Sicilia y Cerdeña) donde podréis dormir como mínimo por unos 40 euros por persona.
Visita a Ragusa Ibla
Una de las cosas que más aprecio en un viaje es levantarme la primera mañana y sentir esa sensación de estar a punto de descubrir algo nuevo. Se han roto las pautas y recordamos que ayer dejamos encerrada con llave la rutina en casa. Empieza la aventura y lo mejor es salir a la calle y buscar el primer lugar con ajetreo -un café, un mercado- donde tomar el primer contacto con el nuevo mundo que nos rodea y disfrutar de la libertad que otorga viajar.
Me encontraba en Ragusa Ibla, en el interior de Val di Noto. Una ciudad al sur de Sicilia declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Tras el obligado café y desayuno me pasé por la oficina de turismo que se encuentra en la vía Duomo para coger un mapa de la ciudad y conocer las lugares más emblemáticos de Ragusa Ibla. Encontraréis una guía en castellano detallando los sitios y las rutas que pueden realizarse por la ciudad así como información sobre lugares vecinos como Scicli, Modena o las cavas.
El corazón de Ragusa Ibla está hecho de piedra barroca y parece palpitar con la misma fuerza que lo hizo en sus inicios arquitectónicos. Sicilia ofrece un estilo barroco único en el mismo. En la isla se importaron las ideas que corrían en el mundo arquitectónico del continente y se plasmaron con toques de expresión únicos.
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Ragusa Ibla es un claro ejemplo y da gusto perderse por sus callejuelas bien conservadas y con ese toque de decadencia que ofrece la penumbra y la piedra oscura tallada de los volcanes vecinos.
La catedral preside la rambla principal de Ibla y curiosamente se encuentra hacia en lado en lugar de romper la verticalidad del paseo. Esto es debido a que los nobles que habitaban en la casa contigua se negaron a pagar los impuestos para levantar la catedral. Por ello, hoy en día la fachada le da la espalda a sus habitantes.
Entre otros edificios notables encontramos el palacio de la Cancellería y el de Arezzi, la iglesia de Santa María o también la del purgatorio. A veces, es incluso mejor, olvidarse del mapa y los nombres de los palacios y las iglesias y darse una vuelta por la bella Ibla.
Es casi de obligación turística subir a la Ragusa moderna para poder contemplar a vista de pájaro el casco antiguo de Ibla con sus edificios barrocos levantándose entre el valle.
Por el atardecer el ayuntamiento enciende sus bonitas farolas y el color amarillo y tenue ofrece un misterioso tono a las paredes labradas de la ciudad.
Existen bares y restaurantes alrededor del casco antiguo donde tomar o comer algo. No obstante, por calidad precio preferí subir a la Ragusa moderna donde existe más oferta aunque indudablemente el escenario dista mucho de la preciosa Ibla.
Visita a Modica
La zona de Ragusa y sus alrededores está repleta de barroco y sorpresas para el viajero. Durante mi segundo día de viaje decidí visitar la vecina Modica que se encuentra a apenas media hora de transporte de Ragusa Ibla. A través de la compañía AST podréis conocer los horarios y las tarifas.
Modica es una de esas ciudades históricas donde da gusto pasear. Cuando uno se acerca a través de la serpenteante carretera puede ver la ciudad emergiendo a sus pies, con sus campanarios de la iglesia de San Jorge y los tejados de las antiguas casas tratando de escapar de las profundidades del valle.
Modica fue un centro importante durante la Edad Media en Sicilia y los monumentos que han perdurado a través del tiempo cuentan la historia con sus bellas fachadas y adoquines en las calles.
La ciudad está dividida geográficamente en la parte baja y la parte alta. Lo suyo en Modica es dejarse el mapa en la mochila y ponerse a andar por sus callejuelas y respirar el legado histórico de la ciudad. Caminar sin rumbo, dejarse llevar y parar en alguna de las tiendas donde venden el famoso chocolate de Modica; una curiosa forma de realizar el chocolate herencia de los primeros españoles que trajeron el chocolate del nuevo mundo a Sicilia. Hoy en día, lo siguen elaborando de la misma forma primitiva que hacían los aztecas. El tiempo ha traído nuevas mezclas como el picante o el pistacho. Probar el chocolate que se hace en Modica es verdaderamente recomendable.
Una vez hemos solventado nuestro antojo chocolatero proseguimos el camino siguiendo el corso Umberto o encaramándonos a lo alto de la ciudad para llegar al castillo en ruinas donde se tienen vistas privilegiadas de Modica a nuestros pies.
Si queréis dormir en Modica sólamente encontraréis Bed & Breakfast. Aunque no muy caros -al menos unos 40 euros por persona la noche- son la única oferta que encontraréis en la ciudad a tenor de algún hotel.
Como tenía un sofá de lujo esperándome en Ragusa, tomé el autobús AST que me dejó de vuelta a Ibla para tomarme la última Moretti y disfrutar del bello paseo.
Visita a Scicli
Tras un buen desayuno en uno de los bares de la vía del Duomo en Ragusa Ibla partí hacia otra nueva ciudad Patrimonio de la Unesco que se encuentra en esta región del sur de Sicilia. En esta ocasión tocaba visitar Scicli.
Se trata de otro pueblo vestido de barroco cuyos edificios todavía respiran esa aristocracia perdida en el tiempo cuyos mejores años se pueden todavía observar en su portales y balconadas.
Tomé un atobús de la compañía Azienda Siciliana Trasporti que en poco más de media hora me dejó en el centro de Scicli.
La ciudad se encuentra enclavada en algo parecido a un cráter abierto al mar con montes circundando la ciudad. En casi cada uno de ellos existe una ermita, un castillo o una iglesia donde encaramarse y obtener vistas preciosas de la ciudad.
Un terremoto destruyó la antigua Scicli a mediados del siglo XVII y en una época próspera siciliana la ciudad volvió a levantarse con el gusto barroco característico de la isla.
En la misma calle principal, parecida a una rambla con sus palmeras, se halla la oficina de turismo. Lugar ideal para recoger mapas y guías gratuitas de la ciudad y empezar la peregrinación por las callejuelas de Scicli.
Entre los distintos monumentos que se congregan en Scicli merece la pena visitar el interior de la iglesia de San Bartolomeo -único edificio que se mantuvo en pie tras el terremoto- el palacio Benventano y los edificios alrededor de la plaza Italia.
Conviene ascender el monte que mira en dirección norte de la ciudad para contemplar las ruinas de un antiguo castillo, la iglesia de San Mateo y especialmente para gozar de las vistas de pájaro de esta ciudad en un mágico declive barroco. Si lo hacéis durante el atardecer es probable que convirtáis ese momento en uno de los mejores de vuestro viaje a Sicilia.
Senderismo en la Cava Paradiso
A lo largo del valle del Noto existen muchas cavas que harán las delicias de los senderistas. Una cava viene a ser un cañón que abre su camino entre paredes de la montaña creando un ecosistema especial. Su origen procede de terremotos ocurridos hace centenares de años y su composición ha ido creando y formando valles y terrenos de cultivo de la región.
No quise perderme la oportunidad de realizar un trekking por Sicilia y me dirigí con un grupo a la Cava Paradiso, a escasos kilómetros de distancia de Ragusa Ibla. Íbamos con guía e hicimos bien. El sendero sigue el curso de un río y es traicionero, la vegetación es abundante y en ocasiones viene bien un cuchillo en mano para ir cortando la maleza a nuestro paso.
Realizamos el camino a la inversa siguiendo el curso de la cava hasta su inicio. Algo así como hacer barranquismo sin apenas agua y ascender hasta lo más alto del barranco. Si hacéis este tipo de excursiones durante la primera veréis el río bien cargado y existen varias piscinas naturales donde descansar y pegarse un buen chapuzón.
Una vez llegamos al final de la cava nos encontramos de repente en un escenario completamente distinto. Un amplio prado verde con muros de piedra interminables dividiendo las propiedades nos daba la bienvenida y parecía como si nos hubiéramos trasladado de repente al interior de Irlanda o Galicia.
Para finalizar la jornada nos acercamos a una casa cercana donde aprovechamos para comer. La familia que hospeda el lugar nos esperaba con una ricotta elaborada en casa y la sorpresa del día, caciocavallo, un queso típico de Sicilia que viendo su aspecto cualquiera dudaría que hubiera pasado las normas de la Comunidad Europea pero que sabía a maravilla.
Los mismos sicilianos dicen que la ricotta homologada que pasa por las medidas sanitarias no tiene gusto a nada. La que el señor nos sirvió recién hecha estaba tremenda. Será por las manos sucias, los pelos de la vaca o lo que sea pero la ricotta estaba de muerte. Servida en caliente y humeante.
Un poco de vino casero, unas olivas del huerto, la abuela riendo en la mesa, las fotos de la boda colgando y los manteles sobre la mesa de toda la vida hicieron de acompañantes privilegiados en una velada inolvidable.
En la provincia siciliana de Ragusa las transacciones económicas todavía se miden por queso. Tantas hectáreas de terreno, tantos kilos de queso. Si uno acaba un poco harto de tanto queso, si quiere, puede cambiar el producto lácteo por dinero.
Visita a Catania y final de viaje
Llegué a Catania después de disfrutar del val di Noto, las maravillas de ciudades como Ragusa Ibla, Modica y Scicli todavía estaban presentes en mi retina cuando llegó el momento de preparar el viaje de vuelta a Barcelona.
Desde Ragusa tomé el autobús de la compañía Etna y en un par de horas llegué al centro de Catania. Existen muchos servicios de esta compañía que unen ambas ciudades sicilianas así como al aeropuerto de Catania. En su página oficial podéis ver los horarios.
Tenía un día y medio para visitar la ciudad, así que me dirigí Agora Hostel que me habían recomendado en Ragusa. No está mal. Se encuentra en el corazón de la ciudad, justo al lado del la plaza del Duomo y de todo el bullicio. Una cama en el dormitorio me salió por 10 euros y con ellos venían incluidos un par de amigos italianos que me hice en la recepción. No recomendable para aquellos que busquen tranquilidad en sus vacaciones aunque sí buscas nuevos amigos y movida; este es tu sitio.
Por la tarde-noche nos dedicamos a pasear por el centro de Catania. Paseamos por la plaza del Duomo y nos metimos por el interior del cercano mercado de La Pescheria. Me sorprendió que incluso a altas horas de la noche todavía seguían vendiendo pescado entre sus clientes. El barullo que se monta en este mercado a todas horas es digno del espíritu italiano bullicioso y transnochador.
Tras unas copas por alguno de los frecuentados bares del centro nos fuimos a la cama y al día siguiente nos dedicamos a visitar los lugares más emblemáticos de la ciudad.
Catania también está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. No obstante, la primera sensación que uno tiene al visitar Catania es que se trata de una hermosa ciudad dejada a la mano de dios. Las autoridades no se han preocupado demasiado en embellecer los antiguos palacios, monumentos y casas que se encuentran en el corazón de la ciudad. Al estilo de ciudades como Trapani o Nápoles, se echa de menos un buen lavado de cara.
No obstante, esa mugrienta superficie que puede verse en los edificios le da un toque interesante, romántico y misterioso. Sin embargo, no todo es mugre lo que reluce ya que la mayoría de edificios están realizados con piedra volcánica que ya es oscura por sí misma.
Paseamos por el castillo Ursino que se levanta a lo alto de la ciudad. Visitamos, por supuesto, la Catedral cuya ejecución es una auténtica maravilla del barroco siciliano, y los edificios adyacentes a la plaza del Duomo.
Un delicioso café es imprescindible entre pausa y pausa. También los helados y la auténtica pasta catanesa hecha con berenjena y ricota. Se llama pasta a la norma y si uno visita Catania está casi obligado por ley a probarla.
Entre tantas delicatessen se me pasó el tiempo y tuve que eludir otras visitas en Catania como el anfiteatro o el mercado de la Fiera.
Lo guardaremos para otro más que posible viaje a Sicilia. Así que volví al hostal donde tenía guardada mi mochila y emprendí el desdichado camino hacia el aeropuerto que me devolvería a Barcelona en apenas hora y media de viaje.
Presupuesto de viaje a Sicilia
Tanto como Sicilia como Cerdeña son lugares mucho más asequibles que la otra Italia del continente. Un café sale por menos de un euro y se puede comer de maravilla por unos 15 euros en muchos restaurantes locales.
Precio para dormir en un dormitorio en hostal
Por norma general los hostales sólo los encontraréis en Palermo o Catania. Por el interior de la isla abunda el turismo rural y alguna pensión en lugares algo más habitados. Las camas en habitaciones compartidas en hostales de Palermo o Catania se mueven entre los 15 y 25 euros. A Casa di Amici, en Palermo por ejemplo, se duerme por 18 euros en un hostal renovado y limpio.
Precio del alojamiento por habitación
Si escogéis ir por libre durmiendo en casas rurales-agriturismos, tal y como lo llaman en Sicilia- el presupuesto os saldrá por una media de 70 a 90 euros la habitación. Acostumbran a ser bonitas casas rurales en el interior de la isla con un gran encanto y marcada personalidad. Acostumbran a montar festines sobre la mesa a la hora de cenar y disfrutaréis del calor familiar y de agradables conversaciones.
Precio de los transportes públicos
Lo ideal en Sicilia en moverse en coche. Ambas veces en las que he vistado la isla alquilamos un coche y nos movimos libremente por la isla. Existen líneas de autobuses entre las grandes ciudades de Sicilia pero la extensión de la isla y las carreteras -la mayoría secundarias- dificultan el acceso y los trayectos pueden hacerse interminables. Existen cuatro carreteras principales en Sicilia: la que va de Catania a Palermo, de Palermo a Mazzara, de Catania a Noto y de Messina a Palermo, esta última de pago. En la página ibus os podréis hacer una idea de las conexiones y los precios.
Precio de la comida
Desde los 15 a los 40 euros encontrarás sensacionales restaurantes locales en cualquier lugar de Sicilia. No te vayas de ahí sin probar la ricotta, el cuscús siciliano, arancini, las olivas, cannoli o el cordero.
Tabaco, agua y cerveza
El tabaco en Italia sale algo más caro que en España. Un paquete de Marlboro sale por 4,50 €. Veréis a la mayoría de locales fumando cigarrillos de liar que son más baratos y duran más.
Una botella de litro de agua suele salir por un euro aunque en lugares turísticos como Taormina os pueden sablar un par de euros.
La cerveza es habitualmente barata. En cualquier bar el precio medio ronda los dos euros mientras que en un pub puede subir a los 4 euros.
Entradas turísticas
Las visitas turísticas en Sicilia suelen moverse entre los 5 y los 10 euros. Las entradas a parques naturales también tienen precios parecidos aunque en algunos como las cavas de Ragusa no se paga.
Gràcies Jordi. Pues yo precisamente me quedé con las ganas de conocer Noto! Así que también tengo una excusa para volver!
Pues un buen recorrido. Curiosamente vivitamos la isal en julio, pero no visitamos ninguno de estos enclaves barrocos aunque sí Noto, que da nombre al valle y al que le dedicamos un post.
Tendremo que volver…