Turquía es el único país del mundo que comparte continentes. Posee una magia especial y cada minuto en ella parece como si el mismo minuto se perdiera en algún rincón olvidado del tiempo.
Al segundo día en Capadocia nos internamos por el valle rosa. Andamos de nuevo hasta el museo de Göreme y a desde ahí nos internamos por el valle dejando la carretera a la derecha. A partir de aquí existe un camino fácil de seguir que os llevará hasta Urgüp.
El valle lleva por nombre Devrent –que significa imaginación- aunque a causa de su color se le llama comúnmente el valle rosa. Las formaciones de roca hacen escapar a uno su propia imaginación en un valle que parece por sí mismo encantado. La zona nunca ha sido habitado y no encontraréis casa alguna por la zona.
En Urgüp también existen antiguas casas excavadas en la roca y paredes rocosas con imaginarias figuras. Es interesante llegarse hasta la cima del pequeño monte que preside el pueblo. Se llama Temenni y ahí encontrareis la tumba de un santo y una terraza donde tomaros un buen té gozando de las vistas de Urgüp y de los valles adyacentes.
Durante nuestro último día en la Capadocia nos acogimos a un tour para realizar los puntos más interesantes de la zona a los que no podíamos llegar por nosotros mismos. Nos juntamos con los australianos del hostal y empezamos la aventura visitando la ciudad subterránea de Kaimakli.
Capadocia es lo más parecido a un queso gruyere pero en piedra. El lugar es lo más parecido a la luna en la Tierra y está repleto de grutas y ciudades subterráneas. Kaimakli es una de ellas. Conviene visitar el lugar con un guía para que os explique la extraordinaria historia que lleva detrás. Túneles y túneles, pasadizos subterráneos y un sinfín de habitaciones dispersas en distintos niveles de la tierra. Los cristianos del siglo VI se refugiaban en ellas y sus conocimientos de ingeniería eran asombrosos.
Luego nos fuimos a visitar las chimeneas de las hadas. Es una de las imágenes más características de Capadocia. Unas extrañas formaciones que transportan a uno a historias de hadas y duendes. La roca está formada por dos partes distintas de mineral debido a la erosión y por eso forman ese curioso efecto. Uno se anima en el lugar y empieza a hacer curiosas escaladas por la roca. Parecen de fácil subir pero id con cuidado porque debido a la erosión no es tan fácil agarrarse al terreno.
Tras visitar las chimeneas de las hadas nos llevaron a un mueso de cerámica. Nos lo esperábamos. El tour nos había salido bastante barato para comprender el día entero y no podía faltar una visita al primo de su mujer regente de una estupenda tienda de cerámica. Por supuesto, nos bebimos el té, echamos unas risas y no compramos nada.
No obstante, para poder visitar todos estos lugares -imprescindibles además- de Capadocia se hace imprescindible alquilar un tour. El transporte público va escaso y, por un día, siempre le da un toque diferente a vuestro viaje independiente.
Imagen, Incognita