Aunque yo soy de los que se criaron con los Reyes Magos, no tuve ningún problema para incorporar durante mis últimos años de inocencia a Papá Noel, o Santa Claus, en la lista de “personajes misteriosos que te pueden traer lo que pides” y en la de “excusas para recibir regalos”.
Si tus hijos aún no han abandonado esa fase, ¿no te has planteado alguna vez lo que significaría para ellos viajar a Laponia y conocer a Papa Noel? Incluso a mí, adulto hecho y relativamente derecho, me iba creciendo la sonrisa conforme avanzaba por el pasillo hacia la sala donde iba a verlo.
Ese señor, orondo, bonachón y políglota, vive en Rovaniemi, un pueblecito de Finlandia en la misma línea del Círculo Polar Ártico y que es oficialmente capital de la provincia de Laponia (y extraoficialmente capital de las ilusiones de millones de niños).
Santa Claus es un personaje muy ocupado (no es tarea fácil llevar la cuenta de lo que piden los niños del mundo y de quienes son los que se lo merecen) y se reparte entre distintas localidades, pero aquí tiene una oficina en la que atiende todos los días del año a los niños y adultos que llegan tan lejos para visitarlo.
Desde el Aeropuerto de Rovaniemi (el avión es la mejor forma de llegar hasta aquí, pues estamos a 800 km al norte de la capital del país, Helsinki), en pocos minutos se llega al desvio de la Autopista 4 donde, girando a la derecha encontramos los edificios rojos de Santa Claus Village, el Poblado de Papá Noel.
Entre ellos se encuentra la que es probablemente la oficina postal que recibe más envíos del mundo en relación con el número de habitantes de la localidad que sirve. Más de 700.000 cartas al año tienen como destinataria esta dirección:
Santa Claus
Arctic Circle
96930 Rovaniemi
Finland
Allí mismo, e inaugurado sólo en Julio de 2011, existe el Santa Claus Holiday Village, un conjunto de 38 cabañas dobles (cada una tiene dos espacios independientes y diferentes, sólo comparten la puerta de acceso desde el exterior) para estar lo más cerca posible del venerable anciano, y que es donde yo pasé la “noche”.
Con espacio para dos adultos, en su cama doble, y uno o dos niños, en un sofá cama, mi estudio (es la mejor forma que se me ocurre de describirlo) disponía de una pequeña cocina, una terraza, dos lámparas que parecen hechas con astas de reno y en el baño no podía faltar la sauna finlandesa, que no tuve tiempo de probar, ¡me quedé con las ganas!
Tras dejar la mochila, tuve apenas el tiempo justo para ponerme un par de capas más de ropa, después nos esperaban un par de horas de viaje por carretera para acudir al Festival de Cine del Sol de Medianoche, pero antes de ir a Sodankylä, gracias a los amigos de Visit Finland iba a conocer al mismisimo Papá Noel.
Eso sí, antes de llegar debería pasar una frontera invisible: 66 grados 32 minutos 35 segundos. O, para los que no tenemos ni idea de navegación, el Círculo Polar Ártico, una línea en los mapas al norte de la cual el sol puede verse sobre el horizonte incluso a medianoche durante el verano. De no haber sido junio sino cualquier mes de invierno, el fenómeno hubiera sido el contrario, el sol pasa la mayor parte del “día” invisible bajo el horizonte y es entonces cuando más probabilidades hay de ver las Luces del Norte, el fenómeno casi mágico de la Aurora Boreal.
Pero no era el caso, así que allí estaba yo, a más de 3500 km de Madrid, cruzando una frontera invisible y a punto de entrar en un reino mágico. Si, en serio, así de tontín me sentía (pese a que el sitio no parece estar poblado por elfos sino por estanterías de souvenirs) incluso después de que me dieran el chaleco que me identificaba como “prensa”. De un rojo chillón, me quedaba tan bien como a Marty McFly en “Regreso al Futuro” (ya sabéis, cuando entra en la cafetería y le preguntan si se había caído de un barco…).
Con música acorde con el escenario, atravesamos un pasadizo estrecho y poco iluminado que lleva a una gran cámara, construida en torno a una de las máquinas más prodigiosas (des)conocidas por la Humanidad: el Regulador de la Velocidad Rotacional de la Tierra. He de guardar discreción sobre el funcionamiento de la misma, como comprenderéis, así que no entraré en detalles pero que sepáis que Papa Noel la cuida con esmero.
Al fondo de la cámara, en el primer piso, tras un sonriente elfo tan alto como yo (que no es mucho decir), cruzo algo nervioso una puerta y a mi derecha, sentado en una silla apenas visible, oculta por su enorme figura, me encuentro con un afable anciano de edad indeterminada, Papá Noel en persona.
En mi grupo hay gente de Italia, Japón, Holanda, China, Estados Unidos y con todos ellos intercambia unas palabras en sus respectivos idiomas mientras se sientan por turnos a su lado para hacerse la foto de rigor (“mira, mira, he conocido a Papa Noel”). Yo no soy inmune al encanto del personaje y charlo con él unos minutos y me hacen una foto justo cuando respondo “¿Cuentan las chicas como pecadillo?” a la pregunta “¿Has sido bueno?” (aunque lo cierto es que he sido más bueno de lo que quiero aparentar).
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Después de los flashes (el chaleco rojo es un salvoconducto que me permite hacer fotos con mi propia cámara, pero cualquiera que visite a Santa puede comprar la foto que le hace el Fotógrafo Oficial de Papa Noel) y aún asimilando lo que acabas de ocurrir (¡le he estrechado la mano a Papa Noel!) tienes la oportunidad de compartir esa emoción con cualquier persona del mundo.
La Oficina de Correos que he mencionado antes es perfectamente funcional, eso significa que también puedes escribir una postal o una carta que contará con un matasellos conmemorativo con referencias a Laponia, el Círculo Artico y Papá Noel.
Pero no sólo eso, puedes indicar cuando quieres que se reciba la postal, aunque pasen semanas o meses desde tu visita. Y, en una vuelta de tuerca a la idea, si no tienes la ocasión de visitar Rovaniemi puedes hacer, on line, que Papa Noel envíe una carta en tu nombre.
Quedan 84 días para Navidad, aún estás a tiempo de hacerle a alguien ese regalo.
Hola Kirjoitan:
Papa Noel, o Santa Claus, tiene entre sus poderes el de poder estar en más de un poblado a la vez ;)
Un abrazo y ¡gracias!,
J
Hola Sergio:
La verdad es que cuando viajan 4 personas los gastos se disparan aunque el pequeño debe estar aún en edad de no pagar en muchos sitios. El tema de las cabañas, con espacio para hasta 2 adultos y 2 niños, no es tanto el precio (114 euros en una búsqueda que acabo de hacer para Octubre) como que cuanto más se acerca la Navidad menos quedan disponibles.
Un saludo,
J
Yo estuve en Ivalo viendo las obras de construcción del pueblo de santa claus en esa zona, algo más al norte que rovaniemi y que recomiendo. En breve haré un post de ese viaje profesional que tuve la suerte de hacer para conocer la región e impulsar el turismo más allá de rovaniemi. Un gran post! Un abrazo
Debe ser muy emocionante. Nosotros fuimos a Montreux, en Suiza que montan un «tinglao» muy bonito en Navidad. En ese caso Papa Noel está en una montaña llamada Rochers la Naye nevada con todo el lago Leman a sus pies. La verdas es que es precioso. En mi blog hablo de ese sitio. Mi hija alucinó. El enano no se enteró (tenía 3 meses)
El tema es que Finlandia 4 personas carillo carillo, pero me apunto el tema de las cabañas. Eran caras?
Saludos