El archipiélago de las Islas Eolias se encuentra sobre Sicilia y frente a la costa de Calabria. Está compuesto por un conglomerado de siete islas marcadas por un pasado volcánico y, alguno de sus cráteres, sigue en activo como es el caso del famoso Stromboli y Vulcano.
La capital de las islas Eolias se encuentra en Lipari y con poco más de 10.000 habitantes en todo el archipiélago de las Eolias, la actividad principal de la zona aparte de la pesca reside en el turismo -principalmente de italianos-. Junto con Lipari las otras islas que conforman el archipiélago de las Eolias son Filicudi, Panarea, Salina, Stromboli, Volcano y Alicudi.
Aunque el turismo sea una de las bazas más importantes de la economía de estas islas, la dificultad de llegar a ellas os permitirá disfrutar de un viaje a la naturaleza salvaje y a los principios básicos del ser humano.
Efectivamente, aunque nos encontremos en la Europa del siglo XXI, las islas Eolias parecen vivir de forma equidistante al progreso. Lo sencillo y la vida tranquila ganan peso. El clima marca de forma ponderada la agenda y las distancias ganan terreno debido a la escasa frecuencia de transportes.
Índice de contenidos
Cómo llegar y desplazarse por las islas Eolias
El ferry es el transporte principal para llegar a las islas Eolias. Ya sea desde lo que los sicilianos llaman «el continente», es decir, desde la Italia peninsular con puertos como Nápoles o Regio Calabria como desde la vecina Sicilia con salidas desde Mesina, Milazzo e incluso desde Palermo en temporada alta. Los trayectos se efectúan a diario y es importante reservar con antelación si viajáis a las islas Eolias durante la temporada alta.
Si queréis hacer vuestra reserva en ferry a las islas Eolias os recomendamos el buscador de nuestros compañeros La Sicilia:
Alojamiento en las islas Eolias
No esperéis encontrar un gran abanico de alojamientos en las Eolias. Aunque el turismo es uno de los grandes valores de las islas la oferta hotelera es más bien escasa. Una rápida búsqueda por portales conocidos como Booking apenas aparecen unas cincuenta posibilidades a lo largo de las siete islas del archipiélago incluyendo hoteles convencionales, apartamentos y sencillas casas familiares de hospedaje.
Nosotros nos instalamos en Pollara, en la isla de Salina, y desde ahí realizamos escapadas a diario para conocer las diferentes islas de las Eolias.
A continuación os contaremos nuestra experiencia viajando por las islas Eolias en un viaje de una semana. Desde Barcelona volamos a Palermo en Sicilia y desde ahí nos dirigimos a Milazzo donde nos subimos al ferry en dirección a Salina, la primera isla del archipiélago que visitamos.
La isla de Salina
En menos de un par de horas en ferry desde Milazzo llegamos al puerto de Santa María de Salina. Encontré tiendas donde se alquilaban motocicletas a buen precio y no lo dude un instante. La libertad de moverme por la isla con facilidad era una de mis prioridades especialmente en lugares tan remotos donde el servicio de transportes va bien escaso, especialmente en temporada baja.
Bordeé la costa hasta llegar a Pollara donde tenía reservada una pequeña habitación de hotel. En toda las Eolias no encontré ningún hostal y por unos 40 euros me sirvió a diario para investigar durante el día el resto de las islas que conforman el archipiélago de las Eolias.
Pollara se encuentra curiosamente en el interior de un cráter con vistas al mar. Es uno de los lugares más sorprendentes que he visto nunca. Playas negras, un mar bravo, vegetación y montaña carcomida por la lava.
En el corazón de la isla de Salina emerge la montaña más alta de las Eolias y sus laderas besan el mar arropando a los habitantes de la isla en sus puntos más costeros. No obstante, la población en la isla es escasa y si viajáis en temporada baja como yo apenas veréis gente por la calle.
Existen una buena lista de excursiones que pueden realizarse en Salina. Desde lo alto de las montañas uno puede atisbar todas las islas que conforman el archipiélago de las Eolias gracias a su posición estratégica.
Caminar, gozar de la naturaleza y disfrutar de la calma que ofrece la vida serena y que casi todos hemos abandonado en lugares civilizados es uno de las cosas que más apreciaréis a vuestra llegada a Salina.
Pincha aquí para hacer tu reserva.
Me subí al Monte Fossadelle Felci, la montaña más alta de Salina. Partí desde Valdichiesa donde existe un fácil camino que pasa por un santuario y en un par de horas llegué al cráter de la montaña. Las vistas son espectaculares de la isla, el Mediterráneo y las demás islas Eolias incluyendo el Stromoboli, un auténtico Mordor en la vida real del que hablaremos más adelante.
De Salina a Stromboli en ferry
Tuve suerte al llegar al puerto de Salina. Tenía la intención de visitar el volcán de Stromboli y me dirigí al puerto en busca de algún ferry que realizara ese recorrido.
Me encontré con la compañía Siremar que en temporada baja realiza dos trayectos semanales (martes y viernes) y tuve la fortuna de observar que mi reloj marcaba martes.
Sin dudarlo ni un instante, compré un billete de ida y vuelta para el mismo día y zarpé en pocos minutos en dirección al volcán más espectacular del mediterráneo.
Hacía un tiempo de mil demonios. Un viento insólito en el mediterráneo dificultaba la navegación y fue una suerte que el barco zarpara. Ese mismo día entendí claramente la etimología del nombre de Eolias. Sin duda, el dios del viento había hecho de las suyas durante siglos en esta remota zona.
Habitualmente en invierno son pocos los barcos que circulan por las Eolias debido al tiempo y, por fortuna, ese día el piloto decidió tentar la suerte. Algunos pasajeros lo pasaron mal y lanzaron algún que otro regalo en forma de bilis por la borda.
Fue una lástima ya que apenas pudimos disfrutar de las vistas del volcán Stromboli que se levanta de manera piramidal sobre la isla a una altura a casi 1,000 metros sobre el nivel del mar (en esta ocasión literal).
Al llegar a la isla me indicaron que no era posible subir al volcán de forma independiente. Existe una sola agencia autorizada en la zona que realiza las ascensiones a pie. Las obligaciones de este tipo suelen motivarme a hacer todo lo contrario. Examine la situación, tenía unas cinco horas para tomar el siguiente ferry con destino a Salina y quería aprovecharlas bien. Estuve a punto de lanzarme a la aventura y tratar de subir al cráter. Al final, la lluvia y el viento me hicieron devolver el sentido común y me quedé sin poder hincarle el diente al volcán. Como dice el refranero, una retirada a tiempo es una victoria.
Si queréis contratar un guía para subir al Stromboli o consejos sobre la zona podéis contactar con nuestros amigos Boris y Gianni de Trinakria Tours, expertos en Sicilia que os podrán diseñar una ruta a medida y con esmero.
Los pueblos principales de la isla son Stromboli y Ginostra y juntos apenas llegan a los 400 habitantes.
Si queréis alojaros en la isla de Stromboli debéis reservar con antelación ya que apenas existen hostales o bed & breakfast y suelen llevarse rápidamente.
Me dediqué a pasear por el pueblo de Stromobli visitando la iglesia de San Vincenzo y el centro de este tranquilo y duro pueblo. Realmente la vida en invierno es dura en las Eolias. Según me contaron la población crece de los 400 a los 4,000 habitantes de temporada baja a la alta. Me encontraba en pleno noviembre y pude comprobar la dificultad de la vida en esta zona tan remota y a la vez tan cercana del corazón de Europa.
La isla de Vulcano
Ya con la lista a mano de los ferries que circulan de viaje por las Eolias sacado de las oficinas en el puerto de Salina, al día siguiente opté por visitar la cercana isla de Vulcano.
Poca gente se encontraba en el barco, apenas unos cuantos campesinos con alguna oveja entre ellos y probablemente marineros vestidos de paisano que iban de una isla a otra. En invierno no suelen verse turistas por este lugar apartado de Europa.
A medida que nos acercábamos a la isla de Vulcano se podía observar el enorme cráter que precede la isla y el pequeño puerto que se encuentra justo debajo del mismo.
Cuando uno deja el barco enseguida se le contagian las fosas nasales de un fuerte olor a azufre y al rato se acostumbra a percibir este fuerte olor por donde quiera que se mueva por esta isla en movimiento. Aun así, me informaron que el volcán hace años que no emite escapes de lava aunque sí embiste al aire con continuos escapes de gas.
Hoy en día apenas habita gente en la isla y se hace extraño encontrar tantas nuevas casas construidas por el litoral sin apenas ver un alma en vida circulando por sus calles. Imagino que Vulcano es bastante frecuentada durante el verano.
Me subí al cráter de la isla. Existe un fácil camino que en llega hasta la cima donde os espera una enorme boca que desprende continuos gases que el mismo Frodo sería capaz de confundir con la montaña de fuego de Mordor. Se tarda aproximadamente una hora y desde arriba se contemplan preciosas vistas de la mayoría de las islas Eolias que circundan Vulcano: Lípari, Salina y a lo lejos Panarea y Filicudi.
Si os van los baños de barro como terapia, este sitio os encantará. Existen varios lagos en la isla donde vi a unos cuantos (probablemente los pocos turistas de la temporada) que se daban un buen baño de barro bajo el sol. No llevaba ni toalla ni nada por el estilo así que contuve mi primer impulso.
Mi visita a Vulcano duró apenas tres horas, el siguiente y último barco que zarpaba de vuelta a Salina lo hacía a la 1 del mediodía y no me quedó otro remedio que volver y disfrutar de la tarde paseando por Pollara.
La isla de Lipari
El último día en viajando por las islas Eolias me decanté por visitar la isla de Lipari. Se trata de la isla más grande del archipiélago y se halla en el centro de esta erupción de islas y volcanes que conforman las Eolias.
Me fui al conocido puerto de Salina donde ya previamente había controlado los horarios que no suelen ser muy frecuentes en temporada baja. De todas maneras, los ferries entre Lipari y Salina parten a diario con fáciles conexiones.
En poco más de media hora nos plantamos en el mayor puerto de mar que vi en las Eolias. El puerto de Lipari es la telaraña que une las apartadas islas del archipiélago. Sorprende ver a tanta gente por las calles y, no en vano, la isla de Lipari es la más habitada de las Eolias.
Deambulé alrededor de las murallas que rodean el puerto y dicurrí por las calles empedradas que acercan a uno a la catedral de San Bartolomeo del sliglo XVI y al castillo que controla desde sus murallas gran parte del Mediterréano.
El museo Arqueológico de Lipari es una visita muy recomendable. Aunque quizás necesite una mejora, a través de él uno puede realizar un viaje a través del tiempo y conocer las múltiples civilizaciones que han creado siglo a siglo las bases del Mediterráneo.
Lipari es quizás la isla más amiga en cuanto a turismo se refiere. Existen buenas playas donde tomar el sol y se pueden hacer buenas excursiones a pie o en coche. Existe una carretera que realiza una ruta circular por la isla ofreciendo muy buenas vistas al litoral de Lipari. No llevaba ni coche ni bicicleta encima así que me subí a un autobús de línea que iba del pueblo de Lipari hasta Canneto. Al menos pude tener una idea de la belleza del paraje. Asimismo, también existen alquileres de bicicletas y motos alrededor del puerto de Lipari.
A la vuelta me despedí de Salina, de las Eolias y al siguiente día me dirigí hacia la isla de Sicilia donde me esperaba el regreso a casa desde la bulliciosa y divertida Catania.
Haz click para más info y llévate un 5% de descuento.
voy en busca de aventuras a sicilia, desde salta argentina y me parece interesante una visita a las Eolias.
Las alcaparras de las islas eolias , estaran demostradas con otra foto , que no es la de las uvas
En la foto : se ven uvas.