Jaffa fue el puerto principal de Palestina y hoy en día es un pequeño apéndice de Tel Aviv. Este reposado y bello pueblo de mar significa una buena excursión de un día desde la capital moderna de Israel.
La antigua ciudad portuaria se encuentra apenas a 30 minutos a pie del centro de Tel Aviv. Se puede llegar a través de un bonito paseo por las playas de Tel Aviv en dirección al sur.
Al llegar veréis una enorme torre reloj. Se llama Rehov Ruslau y marca el inicio de Jaffa. A su lado se encuentra la mezquita Mahmudiya con un elegante minarete. El interior, como en la mayoría de mezquitas, está cerrado para el público no musulmán.
Si subís la cuesta en dirección al mar encontraréis un espléndido mirador donde se contempla la extensa playa de Tel Aviv y su firmamento marcado por los rascacielos.
A lo alto de la colina encontraréis la plaza principal de Jaffa. Se llama Kikar Kedumin. Es amplia, tranquila, apacible y en ella se encuentra la iglesia y monasterio de San Pedro. Tiene una atractiva torre y en su interior se pueden visitar los cimientos de la antigua ciudad que fechan del siglo III a.C.
Paseando por la plaza fijaros en el restaurante Ella. A través de su balcón -permitido al público en general- podréis ver la roca de Andrómeda en el mar. Según una leyenda griega, Perseo, hijo de Zeus, rescató a la bella princesa Andrómeda que se encontraba atada en la roca y a punto de ser sacrificada por un monstruo del mar.
Otro lugar que no podéis perderos en Jaffa es el mercado Shuq Ha Pishpeshim. Lo encontraréis bajando en la calle principal, através de unas callejuelas hacia el este. El mercado ofrece multitud de objetos, ropa, comida y antigüedades. Acostumbra a estar lleno de gente y merece la pena tomarse un zumo de frutas en alguno de sus estantes y pasear por el lugar.
Si deseáis volver en autobús al centro de Tel Aviv podéis subiros al autobús 8 o 10 que por 5,50 shequels os dejarán de vuelta al corazón de la ciudad.
