Las ruinas de Machu Picchu deslumbran pero sin duda Cuzco y su región esconden mucho más que eso. La misma ciudad, Pisac, Olaintambo y otras maravillas del legado inca os esperan.
Nos instalamos en el mismo hostal donde se alojaban nuestras amigas de Madrid. El Qori Inti justo al lado de la Plaza de Armas. Ojo con los precios. Están marcados en dólares (odio esa costumbre) y si no regateas bien saldrá bien caro. Una doble con bañó nos salió por 30 soles por barba. Según «sus» precios serían 30 dólares por barba. Creo que es una prática bastante habitual en Cuzco.
El corazón de Cuzco palpita en la plaza de Armas. A 3,300 metros de altura, la ciudad rebosa de comercios y está altamente enfocada al turismo. Eso también lleva lo negativo del asunto: carteristas y aprovechados, especialmente saliendo de noche por la ciudad.
Al noreste de la plaza encontraréis la catedral barroca del siglo XVII dedicada a Jesús y María. Merece la pena la visita. Existen dos puertas, los turistas tienen que pasar por la izquierda ya que durante la mayor parte del día se hacen misas.
Nos pasamos por el mercado de San Pedro. Merece la pena pasearse por sus hileras bien ordenadas. Existe un puesto de hierbas curatorias muy curioso donde tienen solución para todo de forma natural. Juanma probó con su dolor de espalda y yo con un leve resfriado. Me tocó tomarme como 4 infusiones seguidas y de golpe. Al día siguiente estaba perfectamente.
Existen otros monumentos y edificios que visitar como el Palacio del Almirante, al norte de a Plaza de Armas, y el convento y museo de Santa Catalina entre otros.
No los visitamos por falta de tiempo ya que decidí hacer una visita a una ONG que trabaja en la zona llamada Mantay. La conocí a través del trabajo y me prometí visitar a estas chicas que viven en el centro.
Se trata de una ONG enfocada en dar asilo a niñas-adolescentes embarazadas que han sido repudiadas por sus familias. Aquí se les da cobijo, se les enseña una labor y se cuidan a sus niños. Jorge, uno de los pocos empleados, nos regaló dos horas de su tiempo explicando cada una de las tareas que se realizan en la casa y visitamos cada una de las habitaciones de la misma.
Se encuentra en el distrito de San Jerónimo Si quereis visitarla, dirgiros al mercado de Vinocanchon y muy cerca del cementerio encontrareis Mantay. Por desgracia todavía están trabajando la página web y no puedo daros más detalles.