La Rochelle es una pequeña gema construida sobre marismas que se encuentra en la costa atlántica francesa.
Su situación estratégica, su historia, el comercio y la buena calidad de vida le ha hecho ser uno de los lugares más visitados por los turistas que se decantan por el país donde nació la revolución.
Un Viernes cualquiera, a las 5.50 am, llegábamos somnolientos a la estación de Poitiers tras pasar la noche en el trenhotel Elipsos procedente de Madrid. Allí nos recogió Sandrine -que, junto a Delphine, serían nuestras grandes guías durante el viaje- para montarnos en una furgoneta en la que todos echamos una cabezada durante las casi dos horas que nos llevó llegar a La Rochelle.
Las Torres y la Ciudad Vieja
Tras un breve desayuno en una cafetería del Puerto Viejo comenzamos a deambular por unas calles que se esforzaban por volver a la vida tras otra noche apacible en la villa.
La maraña de callejuelas que forman la parte antigua de la ciudad está salpicada de pequeños comercios que conviven con monumentos históricos, restaurantes y terrazas de buena mesa e incluso antiguas mansiones propiedad de los más pudientes.
Los comercios, como nosotros, aún se desperezaban así que decidimos visitar el mercadillo de frutas de La Rochelle, verduras, vinos y ostras –el producto rey de la región- que comparte la Plaza du Marché con el mercado central de la ciudad. Personalmente me encantan estos lugares llenos de vida y color donde puedes conocer un poco más a las gentes por sus hábitos culinarios y sus chácharas en los puestos. En este caso lo de las chácharas no era aplicable por mi desconocimiento total del idioma francés.
A las 10 fuimos a la oficina de turismo de la Rochelle, sita en el número 2 de Quai Georges Simenon.
Fred se presentó como nuestro guía en la ciudad.
Volvimos a caminar por el Puerto Viejo para admirar la joya de la corona de La Rochelle, los torreones que vigilan la entrada al puerto: Torre de San Nicolás y Torre de la Cadena.
La más grande, San Nicolás, es el símbolo vivo del poderío medieval de la ciudad y el bastión de las defensas portuarias.
Desde La Cadena se vigilaban las entradas y salidas de las embarcaciones al puerto y se cobraban las tasas y derechos.
Aunque nosotros no lo hicimos, se puede visitar el interior de ambas.
La que sí que visitamos es la hermana de las otras dos: La Torre de la Linterna.
La Linterna, levantada a mediados del siglo XV, es el último faro medieval que queda en toda la costa del Atlántico. También sirvió de prisión en la que recluyeron a corsarios ingleses, holandeses y españoles que se dedicaron a dejar marcas de su paso por las mazmorras con frases y dibujos tallados en las frías rocas que acabaron con su libertad.
Subimos las escaleras de caracol observando barcos grabados en la roca. Quizá eran aquellos en los que servían en el momento de ser apresados o con los que soñaban regresar algún día a sus casas. Cerca de la puerta de acceso al balcón de la torre pude ver poemas en inglés de prisioneros desesperados que maldecían a la torre y sus carceleros.
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Salimos por fin al aire libre para tener una vista majestuosa de la ciudad vieja, el Atlántico, el Puerto Viejo y las dos torres hermanas que lo guardan.
Tuvimos el tiempo justo para tirar algunas fotos antes de que una fría lluvia casi horizontal nos hiciera ponernos a cobijo.
Después dimos una vuelta por la zona de mansiones para acabar visitando el edificio de la Bolsa y echar un vistazo al que es considerado uno de los ayuntamientos más bellos de toda Francia.
Aquarium La Rochelle
Llegó la pausa para reponer fuerzas y nos dirigimos al Aquarium La Rochelle, donde comimos en su cafetería antes de explorarlo a fondo.
El Aquarium es uno de los acuarios privados más grandes de Europa y casi el principal reclamo turístico de toda la región de Poitou-Charentes. Recibe la friolera de 800.000 visitantes cada año y aloja a más de 12.000 especies diferentes de animales marinos.
Llama la atención que en un lugar tan histórico y bello como La Rochelle -y las islas adyacentes- el acuario haga que el 40% de los turistas que vienen a la zona sea exclusivamente para visitarlo.
El recorrido por su interior es realmente ameno y curioso, recreando los principales ecosistemas marinos del planeta Tierra.
Grupos de chavales observaban embobados los tiburones, caballitos de mar, pulpos, anémonas, peces globo y demás seres curiosos que pueblan los más de 150 acuarios del recinto.
Tengo que decir que no soy un gran fan de este tipo de atracciones pero el Aquarium de La Rochelle me resultó realmente interesante y casi tuvieron que sacarme a tirones cuando llegó la hora de marchar.
Se promueven también una gran cantidad de actividades pedagógicas para los más pequeños y una de las estrellas es el bosque tropical que está justo antes de la salida, al final del circuito de visita.
El precio de la entrada para adultos es de 14.50 Euros y 11 para los niños mayores de 3 y jóvenes menores de 17. Los chavales menores de 3 años no pagan.
Festival de Cine
La Rochelle posee una importancia cultural poco común en una ciudad de su tamaño.
La ciudad acoge un festival internacional de cine que es considerado el segundo en importancia de todo Francia, sólo por detrás del de Cannes.
Este año se celebra la quadragésima edición del Festival Internacional de Cine de La Rochelle entre el 29 de Junio y el 8 de Julio y se proyectarán películas de América, Europa y Asia.
No tuvimos tiempo para más pero me quedé con las ganas de disfrutar de una tranquila cena en una de las terrazas del Puerto Viejo para pasar a descubrir la variada vida nocturna que proclama tener La Rochelle.
También habría necesitado al menos un fin de semana para explorar toda la riqueza histórica que guarda este lugar que fue, es y será uno de los puertos más emblemáticos de la costa Atlántica europea.
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Claramente, habrá que volver.
Pues sí, Gus, una ciudad preciosa que merece mucho más tiempo para descubrirla entera. Un abrazo!
Hola David! Muy buena tú nota como introducción a una región y una ciudad que bien valen una profunda visita. La Rochelle es preciosa y como tú dices, el patrimonio que resguarda es enorme, sumamente importante en la historia de mi país de adopción.
Saludos!