La tierra que se encuentra en los fiordos del oeste de Islandia esconde un buen número de espectáculos naturales de una belleza sublime. Es el caso de Raudasandur (o Raudisandur), cuyo nombre significa ‘Playa Roja’ y que se cuenta entre los arenales más bellos del país. También los escarpados acantilados de Látrabjarg, con sus colonias de frailecillos y otras aves habitando entre los pliegues rocosos y las aguas del océano batiendo con furia ancestral la base de las paredes. En el apartado de cascadas – siempre presentes en Islandia – ninguna puede compararse a la de Dynjandi, también conocida con el nombre de Fjallfoss (‘cascada de la montaña’).
Y es que Dynjandi es la cascada más grande de los fiordos del oeste y una de las más bellas y majestuosas del país. Desciende por sobre las rocas como si estuviera propulsándose hacia ti, cubriéndolas como si de un velo de novia, pero de unos 100 metros de altura, se tratase. Cuando la tienes en frente resulta realmente impactante, con esos 30 metros de ancho en la parte superior, que se convierten en el doble en la inferior, cuando el agua impacta en las piedras de una especie de laguna o estanque, que tan solo sirve de descanso momentáneo antes de comenzar a saltar de nuevo para seguir acercándose a las aguas del fiordo Arnarfjörður. Y es que hay otras siete cascadas menores, una detrás de otra, en este lugar.
Sin duda, visitar Dynjandi es algo que tienes que hacer en Islandia si posees tiempo suficiente para aventurarte en el norte del país. Por algo es conocida con el mote de ‘La Joya de los Fiordos del Oeste’.
Si no os queréis complicar la vida, aquí podéis reservar directamente vuestra excursión a Dynjandi desde la población de Patreksfjördur:
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Cómo llegar a Dynjandi

Situada entre la bahía de Dynjandisvogur y el fiordo de Arnarfjörður, Dynjandi está a aproximadamente 85 km de la pequeña ciudad portuaria de Ísafjörður, tardando una hora y media en coche desde allí si tomas la carretera que va por Vestfjarðarvegur.
Si te aventuras desde la capital islandesa, Reikiavik, debes saber que tienes por delante unos 355 km, lo que supone un largo viaje de 5 horas.
Eso sí, vengas de donde vengas, debes tener claro que te esperan varios kilómetros de pistas por carreteras complicadas (sobre todo si tienes lluvia, niebla o nieve, o varias combinaciones de estas a la vez), por lo que debes conducir con cuidado.
Si prefieres dejar tu coche aparcado en el hotel y que te lleven por esas carreteras, siempre puedes reservar una excursión guiada a Dynjandi y el fiordo desde la población de Patreksfjördur.
Al llegar a Dynjandi encontrarás un amplio aparcamiento en el que hay baños públicos gratuitos, algunas mesas para picnic y una playa cercana (por si hace calor y eres lo suficientemente valiente para bañarte en las frías aguas del fiordo).
Cuándo es la mejor época para visitar Dynjandi

La mejor época para visitar Dynjandi son los meses de verano, de mayo a octubre. Es durante este tiempo cuando puedes ver fácilmente las cataratas y disfrutar de su majestuosa belleza. Sin embargo, es mejor evitar la zona durante los inviernos. Muchas carreteras están cerradas (a nosotros nos ocurrió a finales de septiembre) debido a las nevadas y las frecuentes avalanchas. En esa época, los caminos pueden ser extremadamente resbaladizos y peligrosos, no aptos para conducir o caminar.
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De dónde proviene la cascada de Dynjandi
La fuente original de las cataratas se remonta al río Dynjandisá, en las tierras altas islandesas, y que es alimentado por el deshielo del agua de Dynjandisheiði, una meseta montañosa con un glaciar. Esta agua fluye hacia las cataratas y otros lagos y ríos. Dynjandisá es un río de escorrentía que experimenta un aumento de volumen hasta 10 veces cuando se inunda estacionalmente durante la primavera y el invierno.
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Las otras cascadas de Dynjandi
Aunque se le da el nombre Dynjandi a este conjunto de cascadas, lo cierto es que ese nombre pertenece a la más grande y principal, pero existen otras 6 cascadas menores como dignas acompañantes en su camino hacia el mar.
Así, cualquiera cuando visites Dynjandi quedarás asombrado por su tamaño. Las 6 cascadas debajo de la principal cubren una altura total de unos 200 m. Los nombres de los subniveles en orden son Strompgljúfrafoss, Göngumannfoss, Hríðsvaðsfoss, Hundafoss y Bæjarfoss. Dato curioso, todos los nombres terminan con el sufijo -foss, el término islandés para una cascada (ya sabes: no te acostarás sin saber una cosas más). Otra curiosidad es que es posible caminar por detrás de Göngumannfoss (Gongufoss) siguiendo el sendero que lleva del aparcamiento hacia la cima.
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Visitando Dynjandi, subiendo hasta la cima
Aunque es cierto que puedes admirar todas las cascadas de Dynjandi desde tu coche en el aparcamiento, no sería de recibo llegar aquí y hacer eso. Las cuatro veces que he visitado Dynjandi este verano (debido a mi trabajo como guía en Islandia) he subido hasta arriba, para poder disfrutar de la potencia del agua y la naturaleza lo más cerca posible de su fuente.
La ruta de senderismo hasta el pico más alto es bastante sencilla, salvo que tengas problemas en las rodillas (pues es bastante empinada en todo momento). Disfrutarás de estupendas vistas (y querrás tomar fotografías a cada instante) desde el principio hasta el final del camino, ya que pasarás por todas las cascadas más pequeñas a medida que avances.
Desde el aparcamiento hasta la base de la mayor cascada (Dynjandifoss) tardarías unos 15 si no realizas paradas, pero nuestra visita suele durar entre 1 hora y 1 hora y media, para dejar que todo el mundo pueda disfrutar de esta joya sin prisas. El camino es un poco rocoso con algunas secciones bastante empinadas, pero en general es factible para cualquier persona con un físico normal.
Una advertencia, aquí – y, en general, en toda Islandia – es importante seguir los senderos marcados al hacer senderismo. No pienses en tomar atajos ya que no hay barandillas a lo largo de las cataratas. Dynjandi también se conserva como un monumento natural protegido (desde los años 80 del pasado siglo) y desviarse del camino puede provocar daños imprevistos a la naturaleza que se extiende alrededor de las cascadas. ¡Los caminos están ahí por una razón y es mejor seguirlos! Visita Dynjandi respetando la naturaleza.
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