El bosque de Hofdi, un mundo verde entre la desolación

Cuando uno recorre los alrededores del bello lago Mývatn (cuyo nombre, «el lago de las moscas», tiene un significado bastante menos decoroso) tiene la sensación de estar contemplando un paisaje por el que ha pasado la desolación en forma de fuego. Quedas observando una estampa parecida a la que debieron encontrarse los habitantes de la Ciudad del Lago tras la noche en que abatieron al gran dragón Smaug, en «El Hobbit» de Tolkien. Las planicies cercanas a las mansas aguas del lago aparecen grises y yermas, con algunos tímidos arbustos que intentan medrar en una tierra harto tacaña con sus bondades. Sin embargo, entre tanta ceniza solidificada y rocas polimórficas formadas como resultado del enfriamiento de una lava milenaria, un parche verde sirve de cobijo a pájaros y a aquellos viajeros que añoran el frescor y la fragancia de los árboles. Se trata del bosque de Hofdi, un ente extraño en un paisaje dramáticamente desolador.

Descubrí el parque de Hofdi en mi tercera vuelta a la isla de Islandia. Mi trabajo como guía me hizo recorrerla en cuatro ocasiones en muy poco tiempo, por lo que buscaba nuevos rincones con los que sorprender, más que a los clientes, a mí mismo. Gracias a mi gran compañero Miguel, di con este bonito rincón del lago Mývatn.

Poco conocido, es un lugar en el que pocos viajeros reparan y por el que puedes pasear prácticamente en total soledad, incluso en las temporadas altas de turismo en Islandia. Además, como puede que te encuentres en el lago Mývatn precisamente en busca de hitos y paisajes volcánicos – ya que es famoso por ello -, te adelanto que en el bosque de la pequeña península de Hofdi encontrarás, además de la arboleda ya mencionada, unos pilares de lava que emergen de las aguas del lago. Pudiendo admirarlas a una distancia de pocos metros.

Si te encuentras por la zona, te aconsejo encarecidamente que te detengas en este pequeño oasis verde y recorras, sin prisa alguna, los distintos senderos que se adentran en él. Miradores, jardines escondidos, pequeñas calas y altos árboles (toda una rareza en una isla que ofrece una tierra prácticamente baldía) te esperan.

Cómo llegar al parque de Hofdi en Islandia

El parque de Hofdi se encuentra junto a la orilla oriental del lago Mývatn, que es la mayor atracción turística de la mitad norte de Islandia.

Para llegar a él, lo mejor es utilizar tu propio coche de alquiler o contratar algunas de las excursiones organizadas que parten de Akureyri para recorrer el lago Mývatn.

Tardarás unos 70 minutos en recorrer los 80 km que separan la capital del norte de Islandia, Akureyri, del aparcamiento donde podrás dejar tu vehículo para visitar el bosque de Hofdi. Si te encuentras en Húsavik, la más linda población cercana, la distancia es aún menor, pudiendo recorrerla en poco más de 50 minutos.

Es importante que no confundas, en tu GPS, el parque o bosque de Hofdi con la casa Hofdi, que es un monumento histórico que se encuentra a escasa distancia del centro de la capital islandesa, Reikiavik. En aquella casa tuvo lugar, en 1986, un encuentro entre Gorbachov y Reagan, presidentes de la Unión Soviética y Estados Unidos en aquella época. Cuentan que en aquella reunión se comenzó a fraguar el fin de la Guerra Fría y el comienzo del desarme nuclear de las dos potencias mundiales.

Historia del parque de Hofdi

No son pocos los viajeros que se preguntan qué hace aquí un bosque como el de Hofdi, en unas tierras que llevan siendo arrasadas por lavas volcánicas, casi sin descanso, desde hace casi tres milenios. Pues según cuentan los lugareños, debemos agradecer la existencia del bosque de Hofdi a una pareja que pasó aquí, durante décadas, sus vacaciones de verano. Como el lugar apenas tenía vegetación, decidieron plantar árboles cada año. Cuando el marido de la pareja murió, su mujer donó el lugar al gobierno islandés.

Sin embargo, lo cierto es que cuando exploras el pequeño recinto del parque, en el extremo norte del mismo encuentras un cartel que reza «Privado», y justo tras él se encuentra una bonita casa de campo con un cuidado jardín.

En cualquier caso, se trató de una admirable iniciativa privada que ha permitido que hoy en día exista un agradable rincón de verdor en esta tierra volcánica. Además, es uno de los mejores lugares de la zona para la observación de aves. Y todo ello gracias a los árboles plantados por esta pareja.

Visitando el bosque de Hofdi

Si no te detienes demasiado a admirar el paisaje o disfrutar de la tranquilidad de la belleza de este paraje, puedes explorar el bosque de Hofdi en menos de una hora.

Tras dejar el coche en el pequeño aparcamiento principal, tan solo tienes que atravesar la puerta de entrada (siempre la encontré abierta, pero imagino que la cerrarán por la noche) para dar con la senda principal que recorre el parque. Después, este camino se bifurca en varias alternativas. Merece la pena explorar todas ellas.

Los primeros metros del sendero se encuentran asfaltados y custodiados por dos hileras de altos árboles de hoja caduca, que en otoño muestran un envidiable abanico de colores cálidos. A los pocos pasos, una senda estrecha y salvaje asciende, entre la hierba alta y los troncos y ramas, hacia el primero de los miradores del bosque de Hofdi. Este es el más elevado del parque y regala unas impresionantes vistas del lago, las tierras áridas e incluso el magnífico cráter de Hverfell, el más grande e impresionante de Islandia.

Siguiendo por ese sendero natural, vamos descendiendo hacia la parte norte de la península, encontrando otro mirador algo más bajo que el anterior antes de regresar a la ruta asfaltada y encontrarnos, casi de frente, con la casa privada.

Aquí el camino pasa por un bello jardín de flores antes de dirigirse hacia la parte más cercana al lago y recorrer otros miradores orientados hacia las aguas del Mývatn. A lo lejos se pueden observar los pseudocráteres de Skútustadir, mientras que en primer plano te quedas con las imágenes de los ancestrales pilares de lava que emergen del lago, con esas curiosas formas y cubiertos de musgo y hierba.

A esos pilares se les conoce con el nombre de Kálfastrandavogar y aparecen por decenas, tanto pegados a tierra como en el agua.

La senda continua hacia el sur, acercándose más al agua, las pequeñas calas y los pilares de lava. Hay varios senderos que se acercan al extremos suroeste del parque, donde ya casi tocas el agua e incluso hay gente que prueba a bañarse durante los días más calurosos.

De regreso a la entrada del parque, merece la pena hacer una pequeña parada en ese rincón de tranquilidad que supone un pequeño jardín rectangular, enmarcado por los árboles y equipado con unos bancos de madera. Es el lugar ideal para sentarte a leer un libro mientras escuchas la brisa entre las hojas de los árboles y el canto de los pájaros.

Y es que visitar el bosque de Hofdi es entrar en un bello oasis de tranquilidad para disfrutar de la naturaleza.

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